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Reportaje:Dinero & inversiones

El jaleo de las preferentes

La CNMV alerta sobre las participaciones preferentes, pero da luz verde a las emisiones

David Fernández

En España la red bancaria es todavía la que decide qué productos están de moda para el gran público. ¿Quién no recuerda las agresivas campañas para vender fondos garantizados? ¿O últimamente la guerra por los depósitos? Ahora bancos y cajas han descubierto un nuevo filón: las participaciones preferentes. Las entidades son conscientes de que la caída de los tipos de interés resta atractivo a los depósitos y que en un contexto como el actual un producto financiero que ofrece rentabilidades superiores al 5% supone una tentación para el inversor. Además, las preferentes computan como capital y refuerzan los recursos propios de las entidades, algo que es agua bendita para éstas en un contexto de rampante morosidad.

El cobro de intereses depende de que el emisor sea capaz de tener beneficios

Cuando oferta y demanda se cruzan el éxito está asegurado. Así lo demuestra la rapidez con la que

BBVA, Banco Sabadell, Banco Popular o Banco Pastor, entre otros, han colocado sus preferentes. En los últimos meses estas emisiones han captado más de 3.500 millones de euros. Y casi todo el dinero ha salido del bolsillo del pequeño inversor. Hasta el Banco Santander ha echado mano de ellas para compensar a sus clientes afectados por el escándalo Madoff.

El problema surge cuando el supervisor, que tiene que dar el visto bueno a las colocaciones, cuestiona si las entidades venden las preferentes al inversor adecuado o si al menos explican todos los riesgos que llevan aparejadas. En febrero pasado la CNMV envió una carta a las patronales de bancos y cajas (AEB y Ceca) para que hiciesen llegar a sus miembros una serie de pautas a seguir en la venta de las participaciones. El objetivo de esta misiva, según el organismo que preside Julio Segura, es "evitar que el conflicto de interés inherente en la colocación a los clientes de una entidad de valores emitidos por ella pudiese desembocar en condiciones financieras que resultasen desventajosas para los suscriptores, entendiendo por éstas las que se aparten de forma significativa de las imperantes en los mercados mayoristas".

Además de la carta, la CNMV ha vuelto a la carga la pasada semana con la publicación de una ficha informativa sobre participaciones preferentes en las que insiste en sus riesgos. "Tómese el tiempo necesario para decidir con conocimiento, sin precipitación ni bajo presión", llega a aconsejar al inversor. A pesar del celo divulgativo que la CNMV está poniendo con las participaciones preferentes, el organismo está dando el visto bueno a todas las colocaciones. A lo más que ha llegado es a incluir una advertencia en el folleto de emisión de las participaciones del BBVA. "Es posible que a medio o incluso a corto plazo esta emisión alcance un precio en mercado secundario inferior al precio de emisión lo cual puede suponer una pérdida para los inversores que lo suscriban y quieren luego venderla". La advertencia de la CNMV no impidió que el BBVA colocase hasta el último euro de los mil millones que emitieron.

En ausencia de tramo institucional una de las pautas que exige la CNMV a la hora de verificar el registro de las emisiones de preferentes es que cuenten con informes de expertos independientes con el fin de determinar si las condiciones de la colocación destinada a minoristas son equiparables a las que debería tener, para colocarse adecuadamente, una emisión similar lanzada en un mercado mayorista. En la emisión del Banco Pastor, sin embargo, el folleto de las participaciones fue aprobado aunque el informe de los expertos independientes no se mojaba sobre si la emisión habría sido colocada en las mismas condiciones a los inversores profesionales. "En base a los análisis realizados (...) consideramos que la emisión mencionada presenta un spread [diferencial de rentabilidad] equivalente que está en un rango de mercado razonable en la situación actual de mercado", señalaba KPMG en su informe.

Hasta julio de 2003, las participaciones preferentes no estaban contempladas en la legislación española, por lo que se emitían a través de sociedades extranjeras domiciliadas en países como por ejemplo las Islas Caimán. Desde la modificación legal, las sociedades domiciliadas en España pueden emitir estos valores.

Pero ¿qué riesgos ve la CNMV en ellos? Las participaciones preferentes son similares a la deuda subordinada por su orden de prelación en el crédito. Sin embargo, para el emisor es un valor representativo de su capital social desde el punto de vista contable, si bien otorgan a sus titulares unos derechos diferentes de los de las acciones ordinarias (no tienen derechos políticos ni derechos de suscripción preferente).

Las participaciones conceden a sus titulares una remuneración determinada (fija o variable), no acumulativa y (ahí viene uno de sus riesgos) "condicionada a la obtención de suficientes beneficios distribuibles por parte de la entidad que los ha emitido". Además, su calificativo de preferentes es relativo en caso de quiebra del emisor. Se sitúa en orden de la prelación de créditos por delante de las acciones ordinarias "y por detrás de todos los acreedores comunes y subordinados". Además, las participaciones son perpetuas, aunque el emisor podrá acordar la amortización una vez transcurridos al menos cinco años desde su desembolso.

"Es importante ser consciente de que no es un producto de renta fija tradicional y, hoy por hoy, algunas emisiones cuentan con escasa liquidez, lo que complicaría sus posibilidades de deshacer la inversión", señala la CNMV.

Recompras a precio de saldo

La caída del precio de la deuda privada (en renta fija la relación entre el precio y la rentabilidad es inversa) por el temor del mercado a impagos ofrece una interesante oportunidad a aquellas entidades que han colocado participaciones preferentes en los últimos años. Un ejemplo es la operación del Banco Sabadell. En 2006 la entidad catalana colocó entre inversores institucionales 500 millones de euros con un valor nominal de 50.000 euros por cada participación preferente. El pasado 24 de marzo, el Sabadell comunicó a la CNMV una oferta por la cual se comprometía a recomprar la mitad de la emisión (250 millones de euros) al 42,5% de su valor nominal. A pesar de este considerable descuento, el precio ofrecía una prima sobre la cotización en el mercado de Londres de esos valores (valían sólo un 30% de su nominal). El resultado de la propuesta ha sido satisfactorio a medias para el Banco Sabadell. Se ha apuntado casi cien millones de plusvalías pero sólo han recomprado 149 millones de los 250 millones a los que aspiraba. Eso sí, la cantidad a amortizar aún puede ser mayor ya que la oferta contempla un segundo plazo de recompra (el 21 de abril), aunque en esa fecha el precio de compra será sólo del 40% sobre el nominal.

A pesar de los descuentos sobre el precio de emisión, las ofertas de recompra en estos momentos son muy tentadoras para los inversores que logran liquidez en un producto muy poco líquido y en un contexto en el que los rumores acerca de los impagos de intereses por parte de las entidades cobran fuerza. De hecho, Standard & Poor's ha advertido recientemente sobre la posibilidad de que la banca suprima los intereses que paga por sus emisiones, con el objetivo de reforzar su capital. Por ese motivo, la firma ha rebajado la calificación de los instrumentos de capital híbridos de 60 entidades europeas.

Consejos

- Su entidad debe informarle sobre las características, riesgos y costes del producto.

- Analice las condiciones financieras del producto y compárelas con las de otros productos similares. En ocasiones el folleto de la emisión puede incorporar advertencias de la CNMV cuando considera que las condiciones son desfavorables para los pequeños inversores.

- Lea atentamente toda la información. No firme ningún documento sin aclarar todas sus dudas.

- Solicite la información por escrito y consérvela para su mejor control y facilitar, en caso de que se presente algún problema, su reclamación.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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