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LA CRISIS INDUSTRIAL

El inesperado cierre de la factoría de Gillette en Sevilla desata la crispación de sus 246 trabajadores

La decisión irrevocable de la multinacional norteamericana Gillette de desmantelar su única factoría en España provocó ayer crispación y conatos de violencia entre sus 246 trabajadores y los empleados de seguridad contratados por la compañía. "Gillette se va a cerrar lo más pronto posible". Ésa fue la noticia que el director del centro, Alberto Morales Galet, ofreció al comité de empresa a primera hora de la mañana. La única oferta fue un calendario de negociación individual para el despido incentivado. La respuesta, contundente: "Gillette no se cierra. Desde este momento, los trabajadores de Gillette luchan como los de Santana". En 1993, Gillette Española obtuvo 700 millones de beneficios brutos.

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El precedente de Hoover

El comité de empresa de Gillette asegura que el cierre de la factoría sevillana está motivado, por la instalación de tres nuevas factorías de la empresa en Stalingrado (Rusia), Lozd (Polonia) y en Turquía, donde los costes laborales son menores. "Se va a absorber la producción de España en esos tres países con salarios africanos", indicó José Fernández Lara, presidente del comité de empresa, quien señaló que para 1994 Gillette ha asignado a la factoría de Rusia una producción de 600 millones de hojas de afeitar.El anuncio del cierre provocó un nuevo foco de crispación ante otro grave conflicto laboral en Andalucía. Empujones entre los empleados de Gillette y personal de seguridad de la companía, acompañados de insultos, dieron paso a una apasionada conferencia de prensa del comité laboral de Gillette, en la que los trabajadores compararon la situación con la que viven en Linares los trabajadores de Santana Motor.

Vamos a luchar por el empleo y la viabilidad de la empresa, y en ello nos dejaremos el pellejo. Esto es un acto terrorista y salvaje contra nuestra comunidad y nuestro país. Una empresa con 700 millones de beneficios no puede cerrar una fábrica tras chuparle la sangre a los trabajadores. Es un nuevo caso Santana y no vamos a aceptar ni dinero ni limosnas norteamericanas", afirmó Lara, quien acusó a la empresa de haber introducido en la reunión a "policías privados para provocar a los trabajadores".

Decisión irrevocable

Según el presidente del comité, la empresa no quiso entregar un documento que recogiera la decisión de cierre, ni facilitó la fecha concreta del mismo: "Sólo nos han dicho que la decisión de cerrar la planta de Sevilla es irrevocable, lo más pronto posible, y que ni van a presentar un expediente ni abrirán un periodo de consultas".Por su parte, Gillette remitió ayer una nota en la que anunciaba "una reorganización a nivel mundial, para adecuar las operaciones de la compañía a la continua tendencia de apertura del mercado mundial, con el objetivo de mantener su posición de liderazgo".

Tras indicar que la empresa ha realizado estudios sobre el mercado único europeo, la supresión de fronteras y la libre circulación de mercancías, el comunicado afirma que existe un exceso de capacidad de producción en las planta existente". Además, explica que "el plan de reorganización supone, entre otras medidas, la concentración de las actividades de producción de hojas y máquinas de afeitar en las plantas de Isleworth (Reino Unido) y Berlín (Alemania), y el cese de la producción en la fábrica de Sevilla".

"En nuestro país", concluye el comunicado, "el plan de reorganización que ha sido presentado al comité de empresa de la fábrica implica la supresión de 24,6 puestos de trabajo". "La compañía desea iniciar cuanto antes las conversaciones y negociaciones con los representantes de los trabajadores para llegar a una solución adecuada y razonable para todas las partes implicadas".

La factoría sevillana de Gillette se fundó hace 27 años, en 1967, al amparo de un plan de desarrollo industrial en Andalucía. Entonces la actividad consistía en el ensamblaje manual de maquinillas de afeitar, hasta que en 1970 se instaló el proceso productivo de la conocida maquinilla desechable Blue.

En los años 70, se introdujeron en Sevilla dos nuevas líneas, una de cosmética masculina y una de escritura. Además absorbió Filomatic, en Barcelona, y asumió la producción de esa empresa, tras hacerla desaparecer. Gillette Española llegó a contar con 700 trabajadores en 1986 en su factoría de Alcalá de Guadaira (Sevilla). Tras varios ejercicios de pérdidas, inició un proceso de reducción de plantilla con despidos incentivados (45 días por año trabajado y un millón de pesetas de indemnización por quinquenio). En la actualidad, la factoría de Sevilla fabrica la maquinilla desechable, el cabezal negro G-2 y la hoja de doble filo.

En 1993, según fuentes sindicales, la factoría sevillana alcanzó unos beneficios brutos de 700 millones de pesetas, 411 netos. La firma, líder en el sector en España, acapara un '75% de la cuota de mercado.

Representantes del Partido Andaluz de Progreso, IU, UGT y CC OO coincidieron en calificar como "inaceptable" la decisión de una empresa que "tiene beneficios".

El precedente de Hoover

La empresa fabricante de aspiradoras Hoover, propiedad del grupo norteamericano Maytag, decidió en enero de 1993 cerrar su fábrica de Dijon, en la Borgoña francesa, y trasladarse a Cambusland, localidad escocesa, porque los salarios y los costes sociales, eran más bajos que en Francia. Además, los sindicatos locales escoceses prometieron a la empresa no hacer huelga e incrementar el tiempo de trabajo en 50 minutos semanales sin cobrar un penique.La factoría de Dijon se abrió en 1964 y tenía 600 trabajadores en el momento de producirse la crisis. Los trabajadores escoceses aceptaron importantes concesiones además de las arriba mencionadas: reducción de la representación sindical y aportación a Hoover de 180 millones de francos sacados de su fondo de pensiones. Los trabajadores escoceses aceptaron no tener derecho a ninguna pensión por los dos primeros años trabajados. Campbell Christie, secretario general de los sindicatos escoceses, confesó que negociaron "con la pistola en la sien". Las autoridades francesas afirmaron entonces que el Reino Unido hacía dumping social aprovechándose de no haber firmado ninguno de los documentos en materia social elaborados por la Comunidad Europea. El presidente francés, Francois Mitterrand, definió el caso Hoover, como "un ejemplo de bandidaje". Las airadas quejas francesas ante la CE ocasionaron una investigación de la Comisión Europea para estudiar el caso.

Por otro lado, la filial española de General Electric Medical Systems (GEMS), que se dedica a la producción de material sanitario, ha decidido cerrar su factoría de Madrid y despedir a 119 trabajadores. La empresa ha decidido trasladar la producción que se hacía en España a Francia.

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