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Reportaje:Economía global

África tendrá que esperar

El huracán financiero rompe una buena racha de la economía del continente

Occidente estornuda y África desarrolla gripe, si no neumonía. Si bien la crisis bancaria estadounidense y europea no ha tenido su contrapartida en los países africanos -que por una vez se felicitan de ocupar un lugar marginal en algo, aunque sea la economía financiera mundial-, los desequilibrios globales que ésta ha ocasionado sí van a tener consecuencias dramáticas para un continente demasiado dependiente de la venta de sus materias primas. El huracán financiero amenaza con dar al traste con el crecimiento del 6% de los pasados años, "y con el peligro de arrastrar a millones de personas a la pobreza", como alertó el gobernador de la Reserva Central surafricana, Tito Mboweni, en nombre de 21 países, al Fondo Monetario Internacional (FMI) hace escasos días.

Una consecuencia positiva de la crisis es la caída del precio de los alimentos

Y es que la crisis llega en el peor momento para el continente, en plena reforma de sus políticas económicas y de expansión de sus todavía deficientes infraestructuras. Las ONG, además, temen que la crisis conlleve un recorte en fondos de ayuda, como se reconoció el miércoles pasado desde la Cruz Roja, que aseguró necesitar sólo para el sur de África 336 millones de euros para hacer frente a emergencias como inundaciones o hambrunas.

Aunque se espera que la virulencia de la crisis irrumpa a mediados del año próximo, sus efectos iniciales ya se notan en las economías más fuertes: en Suráfrica, con recortes de empleo en sectores como la minería, metalurgia o la industria automovilística, ocasionados por el declive en la demanda y en los precios. Una situación que se extenderá a Botsuana, Mozambique o Zambia.

Los productores de petróleo -Nigeria, Angola o Guinea Ecuatorial- se ven afectados no sólo por la bajada de los precios del crudo, sino por la ridícula situación de estar exportando petróleo barato para luego importar gasolina debido a la falta de refinerías. Los mayores importadores de productos africanos son Europa, Estados Unidos y China. Si los dos primeros han sido causa del declive en la demanda, se espera que en los próximos meses se les una el gigante asiático.

El comercio entre China y África sumó 58.000 millones de euros este año, un 62% más que el pasado, una cifra que no se cree que se vuelva a repetir en los próximos años. "Su evolución dependerá de la duración de la crisis financiera: cuanto más dure, peor", dice Gilberto Biacuana, economista en el Instituto Surafricano de Asuntos Internacionales.

Si hay una consecuencia positiva en la crisis es la relajación de precios de los alimentos y de la gasolina, especialmente para los países del África Occidental, netos importadores de cereal y arroz, lo que podría aliviar la inflación y las economías domésticas. Pero la duración de los precios elevados ha forzado mucho las balanzas de pagos nacionales, por lo que, de acuerdo con la directora del FMI en la región, Antoinette Sayeh, los países son más vulnerables para lidiar con la crisis. Sayeh apuntó la semana pasada que las predicciones de crecimiento del continente, de un 6,3% para el año próximo, deberán revisarse a la baja, y añadió que la crisis ya se ha hecho notar en los mercados de valores de, entre otros, Kenia, Costa de Marfil, Nigeria o isla Mauricio, a los que se han unido los de Suráfrica y Egipto, motores de la economía del continente.

A todo ello hay que sumar la incógnita del comportamiento de los 30 millones de africanos que viven en el extranjero y cuyas transferencias de dinero a familiares suman 32.000 millones de euros anules. En algunos países, las remesas equivalen al 20% del PIB.

La crisis ocupó la agenda de la anual Conferencia Económica Africana, mantenida en Túnez el pasado fin de semana, donde se subrayó la preocupación porque proyectos destinados a asegurar crecimientos económicos en el continente (construcción de puertos y carreteras) tengan que retrasarse dada la falta de liquidez en bancos occidentales y africanos. "Esta crisis no podía llegar en peor momento, es un freno cuando muchas economías estaban a punto de despegar", aseguró el presidente del Banco de Desarrollo Africano, Donald Kaberuka. Una de las metas de los ministros de economía es diversificar la producción, pero también robustecer la demanda interna mediante una mayor integración económica regional, como la creación, el pasado mes de octubre, de una zona de libre mercado formado por 26 países del África Oriental y del Sur de África. Pero la solución no pasa únicamente por remedios económicos.

De acuerdo con el presidente surafricano, Kgalema Motlanthe, el continente debe estar mejor representado en las instituciones económicas mundiales: "África y otros países en vías de desarrollo han sido marginadas en la toma de decisiones que han estado a punto de colapsar los sistemas financieros internacionales, pero son los que pagarán, injustamente, las consecuencias de dichas decisiones".

Tres mujeres trabajan en un taller textil de Lesotho.
Tres mujeres trabajan en un taller textil de Lesotho.ASSOCIATED PRESS

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