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La lenta salida de la crisis

Agosto rompe la tendencia de descensos mensuales del paro

Los servicios de empleo registran otros 61.083 parados, algo menos que en 2008 y 2009 - La temporalidad escala al mayor nivel desde 1998

Lucía Abellán

El alivio que habían proporcionado los tímidos recortes del paro desde abril ha tenido escaso recorrido. Agosto rompió la tendencia a la baja con 61.083 desempleados más registrados en las oficinas de empleo. Se trata de un dato negativo que mejora con la comparación, pues el aumento es inferior al de agosto de 2009 y, sobre todo, al de 2008. Frente a ese pequeño avance, la temporalidad golpea con más fuerza que nunca. Solo el 6,6% de los contratos firmados el mes pasado fueron indefinidos. Hay que remontarse a agosto de 1998 para encontrar una cifra más baja. La paradoja es que la reforma laboral que el Gobierno ha diseñado para corregir esa anomalía lleva más de un mes en vigor.

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El segundo mes del verano no favorece el empleo. La parálisis de la construcción, de la enseñanza y la finalización de muchos contratos ligados al turismo provocan subidas del paro en agosto desde el año 2001. En ese contexto, el dato divulgado ayer por el Ministerio de Trabajo invita a pensar que lo peor ha quedado atrás, pero también que el mercado laboral aún tardará en reactivarse. Porque más allá de los datos mensuales que ofrecen los servicios públicos de empleo, la encuesta de población activa, el indicador más preciso del mercado laboral, arroja una tasa de paro del 20%.

Con el aumento conocido ayer, el número de desempleados se sitúa un paso más cerca de los cuatro millones (3,96), repartidos casi a partes iguales entre hombres y mujeres. Si se observa la evolución interanual, el desempleo sigue avanzando, pero más lentamente. Por primera vez desde que arrancó la crisis, ese ritmo ha bajado de los dos dígitos (un 9,38%).

La lenta corrección de las cifras de paro no se traslada al otro mal endémico del mercado laboral español, la excesiva temporalidad. Aunque el registro de contratos de los servicios públicos de empleo no constituye la mejor medición, la conclusión es irrefutable: lejos de mejorar, la temporalidad empeora. De todos los contratos firmados a lo largo del mes, un exiguo 6,6% fue de carácter indefinido, el peor dato en 12 años. Tanto el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, como la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, argumentaron en su comparecencia que la contratación indefinida nunca prolifera en agosto. El problema es que la comparación ensombrece la cifra, pues ni siquiera en los dos años más crudos de la crisis el peso de los fijos ha sido tan reducido como ahora.

Corregir esa dualidad era el principal objetivo de la reforma laboral, en vigor desde mediados de junio aunque el Congreso de los Diputados le dará el visto bueno definitivo la próxima semana. Pero las cifras indican que conseguirlo será más que un reto. El principal exponente de esas dificultades está en el contrato estrella de la reforma, el de fomento de la contratación indefinida. Esta figura, que el Gobierno ha pretendido universalizar como contrato fijo con despido más barato, se está convirtiendo en residual. Solo el 8,63% de los indefinidos suscritos el mes pasado respondían a esa fórmula, pese a que ya ampara a cualquier persona en desempleo o con contrato eventual. "La reforma laboral necesita un tiempo mínimo de recorrido", justificó la secretaria general de Empleo. Pero es que hace un año, sin reforma, el contrato con despido de 33 días por año trabajado (frente a los 45 ordinarios) abarcaba el 14,08% de los fijos.

Un análisis similar al del paro merecen las cifras de la afiliación a la Seguridad Social, representativas del comportamiento del empleo. Al igual que todos los agostos, los cotizantes caen, aunque menos que en años anteriores. La mejora de este agosto frente al de 2009 no es tan evidente como en el caso del desempleo (hubo 131.858 afiliados menos frente a los 142.242 del año pasado). Pero la serie desestacionalizada (elimina el efecto de que agosto sea un mal mes) revela un repunte superior a 55.000 afiliados. El secretario de Estado de la Seguridad Social celebró el dato: "Permite presagiar que la entrada de la actividad ordinaria en septiembre se producirá con fortaleza". Como tendencia más esperanzadora, mencionó que la caída de cotizantes entre las mujeres ya se ha detenido, por lo que augura crecimientos netos en este colectivo en septiembre u octubre. Algo más habrá que esperar para ver repuntes de la afiliación total. "Nuestro objetivo es que la pendiente deje de caer a final de año", es decir, que se cree empleo a principios de 2011. Muchos expertos cuestionan este horizonte.

La Seguridad Social ha perdido 284.846 afiliados en el último año, muy lejos, eso sí, de la cifra superior a un millón que se perdía en agosto de 2009. Con esta evolución, Granado confía en cerrar el año con las cuentas más saneadas de lo previsto. El Gobierno cuenta hasta ahora con lograr un excedente del 0,2% del producto interior bruto (PIB).

Menos entusiasmo mostraron partidos, sindicatos y patronal sobre los datos de paro y Seguridad Social. El presidente del PP, Mariano Rajoy, lamentó que España tenga la mayor tasa de desempleo de Europa, mientras Izquierda Unida coincidió con UGT y Comisiones Obreras en señalar que la reforma laboral no contribuye a atajar la temporalidad. La patronal CEOE consideró preocupantes las cifras.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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