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Air Comet demora el concurso de acreedores

Los trabajadores de Air Comet están cada vez más irritados con la aerolínea que preside el jefe de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán. La compañía, que cerró el 21 de diciembre, se había comprometido con sus empleados (quedan 605 acogidos a un expediente de regulación de empleo suspensivo durante cuatro meses) a presentar el concurso de acreedores antes del 11 de marzo. Y no ha cumplido. Como tampoco se han realizado las promesas sucesivas, incluida la "garantía personal" de Díaz Ferrán, sobre el abono de sus nóminas.

Incluso el consejero delegado de la aerolínea, Ignacio Pascual, explicó a este diario el 19 de febrero que no se agotaría ese plazo y se presentaría el concurso la última semana de ese mes. "Nos torean", se queja Pedro Maceiras, delegado del sindicato de pilotos Sepla, que recuerda que los trabajadores tuvieron que manifestarse ante la sede de la empresa para que se les tramitasen los papeles del paro.

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Además se les adeudan hasta ocho meses de sueldo, que temen no llegar a cobrar jamás. El Fondo de Garantía Salarial cubre sólo el equivalente a 150 días de salario, pero para reclamar el pago es necesario acreditar la insolvencia o la situación de concurso de la compañía.

Los empleados, sin paga

La empresa solicitó al Juzgado de lo Mercantil número 8 de Madrid el 22 de diciembre el plazo de tres meses que establece la Ley Concursal para negociar con los acreedores. A partir de la semana que viene tiene otro mes para formalizar el proceso ante el juzgado.

Dentro del plazo legal, Maceiras sospecha que se está dilatando al máximo el proceso porque no tienen las cuentas claras. Para mayor cabreo de los empleados, han surgido también problemas en la gestión de los certificados de deuda de cada trabajador.

El presidente del comité de empresa de asistencia en tierra, David Seldas, añade que se ha vendido material de mantenimiento por el que la compañía preveía obtener entre ocho y 10 millones de euros, que habían prometido destinar a pagar a los empleados. Pero, según Seldas, la empresa aduce que tiene que pagar el mantenimiento del edificio que ocupan sus oficinas para no abonarles ni un euro.

Los miles de pasajeros afectados por el cierre de la compañía también tienen motivos para el enfado, ya que necesitan que se declare el concurso para reclamar el dinero de sus billetes.

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