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La primera crisis del euro

Alemania y Francia cubren la mitad del importe de la ayuda a Grecia

España será el cuarto contribuyente, con 3.673 millones - El plan de rescate provoca tensiones políticas para Merkel - El FMI debe concretar su apoyo

Alemania y Francia correrán con la mitad de los 30.000 millones de euros de financiación extraordinaria con que la Unión Europea, en versión de Eurogrupo, se ha comprometido a socorrer a Grecia. Entre los dos aportarán 14.666 millones. Tras Italia, España será el cuarto contribuyente en razón de los 3.673 millones que le corresponden en el reparto de cargas pactado. Se traduce en unos 80 euros per cápita, la sexta menor cantidad por habitante. Que la canciller Angela Merkel haya terminado por aceptar el mecanismo ha agudizado las tensiones políticas en Alemania, donde se han anunciado recursos ante el Tribunal Constitucional si Berlín desembolsa euros para Grecia.

Atenas sigue sin dar señales de que recurrirá de inmediato al mecanismo acordado en la reunión del domingo de los ministros de Finanzas de los 16 países de la zona euro, que propone liberar para Grecia del orden de 30.000 millones de euros a un tipo de interés en torno al 5%. Un acuerdo calificado ayer de "positivo" por Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, y que gustó a los mercados. Subió la cotización del euro, bajó la presión sobre el bono heleno y se calmó la bolsa ateniense.

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"Las partes deben ahora hacer frente a sus responsabilidades", agregó Trichet, aludiendo a Grecia, que debe de tomar medidas draconianas para reducir su déficit. También podría pensarse en Alemania, donde ayer era perceptible cierta incomodidad política con el pacto (Berlín había abogado por mano dura contra la dispendiosa Grecia) y el Gobierno daba la impresión de querer retrasar la decisión sobre el plan hasta después de las cruciales elecciones del 9 de mayo en Renania del Norte-Westfalia. El elector alemán se ha mostrado crítico ante Grecia y Merkel teme que el malestar se traduzca en las urnas en una derrota que le prive del control de la Cámara Alta germana.

Cristoph Steegmans, portavoz de la cancillería, insistió en que "Grecia ha dejado claro que no se ha llegado a una situación límite" que requiera el rescate y que, por tanto, "no hay activación del mecanismo de ayuda". El portavoz precisó que esta activación necesita la unanimidad del Consejo Europeo (los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE), pero el domingo, Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, señaló que basta el acuerdo unánime de los 16 responsables de la zona euro.

Algunos analistas interpretan tal discrepancia y la idea germana de celebrar una nueva cumbre informal como una táctica dilatoria hasta que pase la cita electoral de Renania del Norte.

Sobre Berlín se ciernen también discrepancias jurídicas. Juncker insistió ayer en la radio alemana en que el plan no supone ninguna subvención a Grecia ni violación de los tratados europeos y que todo préstamo será pagado con intereses, con lo que se responde a la prohibición constitucional germana de cargar con las deudas de terceros. Un profesor de Derecho reputado por su euroescepticismo, Joachim Starbatty, replicó que todo es un montaje (considera que el tipo "en torno al 5%" ofrecido por el Eurogrupo es muy inferior a lo que reclaman los mercados a Grecia) y adelantó que si el plan se aplica con intervención alemana acudirá al Tribunal Constitucional. Un portavoz de Finanzas quitó hierro y señaló que el acuerdo será discutido por la Cámara baja berlinesa.

El secretario de Estado para Asuntos Europeos, Diego López Garrido, apuntó que España aportará "unos 3.675 millones" y está capacitada para asumir el préstamo, que, dijo, "no es ningún regalo". El proceso, opinó, "ha puesto de manifiesto que el destino de Europa lo va a decidir Europa y no los ataques especulativos".

Expertos de la Comisión y del Fondo Monetario Internacional (FMI) se reunieron ayer para cerrar detalles del acuerdo del domingo, pero, según fuentes comunitarias, no fijaron la cantidad con que el FMI participará en el rescate, de entre 10.000 y 15.000 millones de euros adicionales.

El primer ministro griego, Yorgos Papandreu.
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu.AP

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