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Alemania aprueba una ley que permite expropiar bancos en apuros

La medida vencerá las resistencias de los accionistas del Hypo a la nacionalización

El Gobierno alemán aprobó ayer una ley que permitirá la expropiación de los bancos en apuros, cuya supervivencia depende del dinero público. La nueva ley de rescate contempla esta medida como "último recurso" -en palabras de la canciller Angela Merkel- si fracasan los pasos anteriores hacia la nacionalización. Esta norma, la primera de ese estilo desde la II Guerra Mundial, servirá así para presionar a los accionistas y a la dirección del banco hipotecario Hypo Real Estate (HRE), que en los últimos meses ha recibido 87.000 millones de euros en ayudas y garantías públicas.

Alemania teme que el colapso de este banco, que además ha obtenido apoyos de 15.000 millones de otras entidades alemanas, desate una reacción en cadena que dé al traste con el sistema crediticio y con la financiación de buena parte de las obras públicas en la primera economía europea.

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La democristiana Merkel (CDU) aseguró ayer que "no hay alternativa" al proceso de nacionalización del HRE. Tras evitar el golpe que, según sus cálculos, habría supuesto la suspensión de pagos del banco, el Gobierno alemán pretende hacerse antes del verano con una mayoría accionarial que supere el 75%, lo que le daría el control de la ruinosa entidad muniquesa. El ministro de Hacienda, el socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD), explicó que la intención del Gobierno "es asegurar que no se pierde el dinero de los contribuyentes".

La posibilidad de expropiar expira el 30 de junio y se trata de una ley "exclusiva y específicamente diseñada para el Hypo Real State", según Steinbrück, que aludió al "interés público para limitar los daños" de una eventual quiebra.

La nueva ley, que debe pasar aún por las dos cámaras parlamentarias para su aprobación definitiva, se discutía desde hace semanas. Los rumores sobre la expropiación del Hypo Real Estate comenzaron ya a finales de 2008. De no haber contado con las sustanciosas ayudas obtenidas desde octubre, el banco habría quebrado ya entonces debido a los negocios inmobiliarios de su filial irlandesa Depfa. La cotización bursátil de HRE no ha dejado de caer en los últimos meses, aunque ayer la aprobación de la ley dio un generoso impulso a los títulos, con una subida próxima al 50%, hasta los 1,6 euros. Aun así, acumula un retroceso del 93% en el último año.

No es seguro que el Gobierno recurra al "último recurso" del que habla Merkel. Antes, continuará negociando con el accionista principal del HRE, el inversor americano J. C. Flowers, propietario desde verano de casi una cuarta parte del grupo, por el que pagó 22,5 euros por título.

Si no se alcanzan acuerdos definitivos, el Gobierno deberá esperar a que la nueva ley pase por la Cámara Alta (Bundesrat). Una vez superada la votación del 3 de abril, se celebrará una junta extraordinaria de accionistas en la que el Gobierno solicitará controlar el banco a través de una ampliación de capital en la que sólo participaría el fondo público de rescate Soffin o mediante una reducción de capital para eliminar pérdidas. Si nada de eso funciona y los accionistas no aceptan la oferta del Estado, el Gobierno podrá aplicar la nueva ley para expropiar la empresa.

Las críticas contra la ley decidida por la gran coalición de democristianos y socialdemócratas llegaron desde la oposición liberal (FDP), cuya fortaleza electoral ha quedado patente en las últimas encuestas y en el excelente resultado de las elecciones regionales de Hesse hace un mes. Ayer mismo, el corifeo del mercado libre y expresidente de la Reserva Federal (Fed) de EE UU Alan Greenspan defendió la nacionalización de bancos en declaraciones al diario británico Financial Times, donde habló de que ésa podría ser la "opción menos mala". Los lobbies empresariales alemanes, sin embargo, hicieron ayer encendidas declaraciones contra la medida.

Angela Merkel, junto a una persona disfrazada, en las fiestas de carnaval en Berlín.
Angela Merkel, junto a una persona disfrazada, en las fiestas de carnaval en Berlín.AFP

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