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Alemania prevé enterrar la crisis con el mayor crecimiento en cuatro años

El Bundesbank sorprende al pronosticar que la economía subirá un 3% en 2010 - El Gobierno se aferra a la prudencia y mantiene su previsión del 1,4%

El Bundesbank vislumbró ayer un futuro inmediato bastante mejor del que preveía hasta ahora. El banco central de Alemania corrigió al alza sus previsiones. Según su análisis, Berlín crecerá este año la friolera del 3%, en lugar del 1,9% previsto hace solo dos meses. Si finalmente se cumple el pronóstico, 2010 será el mejor año para la economía alemana desde 2006 y uno de los que cierren con un crecimiento más robusto desde que hace dos décadas la República Democrática y la Federal se unieran en un solo país.

En el informe mensual del banco central, presentado ayer en Francfort, los economistas atribuyen la mejora al inesperado impulso del trimestre primaveral. El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 2,2% entre abril y junio respecto al primer trimestre. Es el mayor salto registrado desde la unificación en 1990. El banco central de la primera economía europea espera que la tendencia se modere en la segunda mitad del año si se contiene el incremento de las exportaciones, motor del espectacular crecimiento alemán.

La locomotora marcha, la duda es si podrá tirar del resto de Europa
El Ejecutivo de Merkel baraja alcanzar pronto el pleno empleo

La locomotora de Europa funciona a toda máquina. La cuestión es si tirará de Europa o si su tremendo impulso se explica porque se desenganchó del tren. Su capacidad de endeudamiento barato y el desequilibrio de la balanza comercial con sus socios europeos podrían sugerir que esta última opción es la más probable.

El bono alemán de 10 años cotizaba ayer a una rentabilidad del 2,3%, mientras que el español superaba el 4%. El Tesoro alemán nunca había podido tomar dinero prestado por menos. Pese a que España casi siempre ha tenido que ofrecer una rentabilidad mayor que Alemania para financiarse -tenía un diferencial en torno a 50 puntos básicos hace un año-, esta prima se ha disparado hasta niveles máximos. En junio, la prima de riesgo española superó los 220 puntos, y ayer cerró en 173.

Pese a los buenos datos que emitía el Bundesbank desde Francfort, la Bolsa de esa misma ciudad se hundía. Ayer fue un día de bajadas en toda Europa, pero el Dax alemán fue de los que más sufrió, al ceder un 1,8%. El Ibex español perdió un 1,47%.

La producción industrial alemana florece, las exportaciones se disparan y el Ministerio de Economía barajaba recientemente alcanzar el "pleno empleo" en un futuro cercano. Todo lo contrario sucede en países como España, Grecia o Portugal. Al contrario que Alemania, están lejos de sacudirse la crisis.

La boyante economía alemana atrae inversiones y vende sus productos manufacturados en todo el mundo, sin que su Gobierno se plantee aflojar las draconianas medidas de austeridad acordadas antes de que se conociera el alcance del crecimiento alemán. Para sus críticos, la política alemana de ahorro público sofoca la demanda interna y sobreprotege su competitividad, socavando así las posibilidades de recuperación de sus socios.

El Bundesbank los consolaba ayer en su informe señalando que, en lo que va de 2010, las importaciones alemanas desde la eurozona crecieron "el doble que las exportaciones a la misma región en ese mismo periodo de tiempo".

Otro punto preocupante del crecimiento alemán es su dependencia de las exportaciones hacia las economías emergentes. En particular, a China, cuya gran demanda de maquinaria y de automóviles alemanes dieron en los últimos trimestres un impulso decisivo a la industria, que es la espina dorsal de su economía.

Todo el mundo conoce sus buques insignia, como Siemens, Volkswagen o Daimler, pero este sector se fundamenta en la pequeña y mediana empresa muy especializada. La que fabrica las piezas o los materiales para la gran industria, por ejemplo. Son también las que más empleos ofrecen y las que más aportan al PIB. Muchas de ellas han superado la crisis gracias a las ayudas públicas para la reducción de jornadas laborales (Zeitarbeit) y funcionan de nuevo a pleno rendimiento. Sin embargo, cabe preguntarse qué sucederá si las señales de enfriamiento económico que llegan de China se recrudecen. Con unos socios europeos de capa caída y con una demanda interna estancada en la austeridad, la economía alemana acusaría un duro golpe.

El Gobierno mantiene la prudencia y sigue pronosticando un crecimiento del 1,4%. Si bien el ministro de economía, el liberal Rainer Brüderle (FDP), habló de "crecimiento XL", la democristiana Angela Merkel (CDU) ha rechazado ya rebajar los impuestos o ablandar su política presupuestaria. Sus críticos apuntan que la austeridad que se ha impuesto Europa impedirá su crecimiento. En Alemania, mientras tanto, esperan que su pequeño milagro económico no sea flor de un verano.

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