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La crisis del euro

Arrecia el temor al impago de Grecia

El Gobierno alemán desata la alarma sobre la reestructuración de la deuda

Claudi Pérez

El mercado de bonos es de una magnitud escalofriante: unos 50 billones de dólares, una parte gigantesca de la economía mundial. Las Bolsas solían ser antes el principal centro de interés, pero Europa ha descubierto el poder del mercado de deuda durante la crisis: los incendios en los países periféricos han obligado a Grecia, Irlanda y Portugal a solicitar el rescate a sus socios europeos y al FMI. De momento, las ayudas no funcionan y el fantasma del impago sobrevuela a los países más castigados, pero el tabú está cada vez más cerca de dejar de serlo: los políticos europeos empiezan a reconocer que Grecia está cerca de la reestructuración. El ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble, aseguró ayer que Atenas podría verse obligada a adoptar "medidas adicionales" para hacer frente a su crisis fiscal si el examen del BCE y de la Comisión Europea en junio demuestra que su situación es insostenible.

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Esa declaración, que implica una posible quita en la deuda griega, bastó para provocar una estampida en los mercados: los tipos de interés de los bonos -la medida del grado de desasosiego de los inversores- se dispararon hasta romper máximos. Grecia sufrió el mayor castigo: sus bonos a dos años pagan ya intereses del 18%; la deuda a 10 años supera el 13%. La paradoja es que los bancos alemanes son los principales acreedores de la deuda griega.

El semanario alemán Die Zeit cifraba ayer la quita en Grecia entre el 40% y el 50% citando fuentes oficiales europeas, y Standard & Poor's eleva ese recorte hasta un máximo del 70%. Portugal se vio también golpeado por el contagio de Grecia y ante la posibilidad de que Finlandia bloquee la ayuda europea a Lisboa. La deuda portuguesa a 10 años paga un interés de cerca del 9%.

Desde Washington, el FMI trató ayer de quitar hierro a las declaraciones de Schäuble. El líder del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, aseguró que Grecia "conseguirá salir de esta" si sigue aplicando el plan de ajuste. Reclamó a Bruselas "esfuerzos adicionales" para asegurar el éxito de los planes de ayuda a los países periféricos. Y apuntaló el relato que sitúa a España, al menos por el momento, fuera de peligro: "Los mercados han reconocido que el Gobierno español ha hecho lo correcto". Aunque los mercados tal vez no lo vean tan claro: la prima de riesgo (la diferencia con lo que paga Alemania por su deuda) rozó ayer los 200 puntos básicos.

Trabajo y más trabajo

Puede que una recuperación económica con un 20% de paro (la española), incluso con un 10% de paro (la estadounidense y la europea), no merezca ser llamada recuperación. El director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, lanzó ayer un mensaje ambiguo sobre la salida de la crisis: "La reactivación es más fuerte, pero no es la reactivación soñada: está desequilibrada y plagada de incertidumbres", afirmó. "No estamos todavía en una era poscrisis: necesitamos trabajo, trabajo y trabajo".

Empeñado en dar una pátina más ideológica al FMI, Strauss-Kahn -envuelto en rumores sobre su vuelta a la política, que se cuida mucho de no desmentir- explicó que una recuperación que no se traduzca en creación de empleo supondrá enormes desafíos. En algunos de los emergentes, en EE UU, en Europa y no digamos en España esa situación se traduce en un fenomenal desempleo juvenil "que parece una condena a cadena perpetua", dijo en una comparecencia de prensa con una extraña atmósfera; con algo de mitin político.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.
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