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Atenas refuerza la banca griega con 17.000 millones en plena crisis

Los mercados sitúan el riesgo país de Grecia en máximos de la última década

Todo lo que podía empeorar en Grecia lo hizo ayer. La pérdida de confianza en el Gobierno de Atenas provocó que los inversores -con la colaboración interesada de los especuladores- dispararan el diferencial de rentabilidad entre el bono griego a 10 años y el bund alemán, que llegó a situarse en 412 puntos básicos (4,12 porcentuales) y acabó el día en 405 puntos, la mayor prima de riesgo desde la introducción del euro. La rentabilidad exigida al bono griego llegó al 7,17%, que también es la más alta desde que se desató la crisis griega de la deuda.

El empeoramiento sucedió después de que los bancos griegos recibieran la autorización del Gobierno para recapitalizarse con los 17.000 millones de fondos remanentes del plan estatal aprobado en 2008, para hacer frente a la crisis crediticia global, según Reuters. Los bancos griegos están sufriendo fuertes pérdidas en sus carteras de renta fija por el desplome de la deuda helena. Las ayudas llegarán en forma de garantías de préstamos y bonos del Gobierno griego, que podrían usar las entidades como garantía para obtener crédito del Banco Central Europeo. También servirán para incrementar su capital y así reforzar sus recursos propios. Los bancos griegos han hecho hasta ahora uso de parte del fondo del plan mediante la emisión de acciones preferentes al Estado a cambio de inyecciones de capital. En principio, ese fondo contó con 28.000 millones de euros.

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Al parecer, según fuentes cercanas a la operación, los cuatro grandes bancos griegos (Banco Nacional de Grecia, Eurobank, Alpha y Piraeus), realizaron la semana pasada esta petición. Estas entidades han asegurado en numerosas ocasiones que no se enfrentan a problemas de liquidez, pero algunos han tenido más dificultades para encontrar fondo en los mercados monetarios, lo que les obliga a depender más del Banco Central Europeo (BCE).

Ante el ataque masivo que recibió Atenas, el Gobierno alemán intentó sin éxito lanzar una señal de tranquilidad a los mercados. "El Gobierno federal confía en las medidas acordadas" para la reestructuración de la deuda helena, subrayó ayer el viceportavoz del Ejecutivo, Christoph Steegmanns. El Gobierno alemán dijo que no existe cambio alguno que justifique el nerviosismo de los mercados. También el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, lanzó palabras de apoyo a Grecia en el Parlamento Europeo. Nada de ello sirvió para calmar a los inversores, que han llevado a la deuda griega a una situación peor incluso que la que tenían antes de que la Unión Europea proclamase su voluntad de rescate. La mayoría de los expertos cree que las medidas acordadas en Bruselas son demasiado inconcretas para surtir un efecto balsámico.

Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson-Reuters, comentó ayer: "Lo que está ocurriendo con Grecia es una verdadera locura. No tiene ningún sentido que se coloque la deuda en estos niveles. La única solución sería que el BCE y los países del Eurogrupo hicieran una ráfaga de compras tan fuerte que hundieran a los especuladores, que son los que están detrás de todo esto". En su opinión, el nivel adecuado para los bonos griegos a 10 años sería el 5,5% de tipo de interés. Crespo considera que "dejar hundirse a Grecia es mucho más caro que salvarla. El coste institucional, el del sistema financiero europeo y las pérdidas que provocaría a los bancos griegos superan con mucho las ayudas que necesita para salir adelante".

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