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Barclays y ABN Amro negocian la mayor fusión bancaria de la historia

La entidad holandesa se dispara en Bolsa antes de admitir los contactos con la británica

Íñigo de Barrón

Se ha abierto la veda de las grandes fusiones bancarias en Europa. ABN Amro confirmó anoche que ha iniciado "negociaciones preliminares exclusivas con Barclays para una combinación de las dos organizaciones". ABN Amro, que vale 57.000 millones de euros en Bolsa, subió ayer un 9,7%, mientras que Barclays, con una capitalización de 65.000 millones, perdió un 0,8% del valor. La operación sería la mayor de la historia medida por el valor en dólares de la entidad absorbida. El grupo resultante estaría presente en más de 60 países y sería el segundo mayor del Reino Unido, tras HSBC.

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El domingo, la prensa británica publicó que Barclays estaba interesado en mantener conversaciones ante una fusión con ABN Amro. Ayer, Barclays se tomó 24 horas más de plazo y señaló que no diría nada hasta la mañana del martes. Sin embargo, a las 20.30, ABN Amro rompió el silencio con un escueto comunicado en el que confirmaba la fusión.

En su página web afirmó que "como parte de su estrategia continua para explorar la creación del valor para todos los accionistas, ABN Amro confirma que está en conversaciones preliminares exclusivas con Barclays Plc referente a una combinación potencial de las dos organizaciones".

La entidad holandesa añadió que "estas discusiones son el resultado de un detallado estudio que busca crear una sociedad altamente complementaria. Las negociaciones están en sus inicios, en la etapa exploratoria, y no existe ninguna certeza de que conducirán a una buena transacción".

Los anuncios del domingo dispararon ayer la cotización de ABN Amro, que subió en Bolsa un 9,7% tras cerrar a 29,87 euros. "Barclays quiere actuar como caballero blanco", dijo un operador del broker holandés SNS Securities. Otros apuntan que John Varley, primer ejecutivo de Barclays, ha planteado una fusión, "aunque en la práctica acabe siendo una compra".

La operación es la mayor de la historia, sólo comparable a la compra de Citicorp por Travelers o a la de Bank of America por Nationsbank. Si la operación europea se mide en dólares (unos 76.000 millones, según el valor de ABN Amro de ayer) supera los 69.900 millones o los 57.500 millones de dólares de esas dos fusiones estadounidenses. Paradójicamente, si se toma el cambio del euro del año 1998, 1,16 euros por dólar, aquellas operaciones estarían a su vez valoradas en más euros que los cerca de 60.000 millones que representa la compra de ABN Amro.

En todo caso, la unión de ambos bancos es una de las mayores de la historia. Daría lugar a la segunda entidad del Reino Unido, sólo tras el gigante HSBC, con un valor de 120.000 millones de euros si se suma la capitalización de ambas entidades. Los analistas coincidieron ayer en que la compra tenía sentido "estratégico y geográfico".

Varley declaró hace un mes que necesitaba "crecer de forma urgente". Según algunos analistas, el grupo británico podría ofrecer 31,3 euros por cada acción de ABN Amro, lo que supone una prima del 15% con respecto al precio de las acciones el viernes pasado.

Éste es el final del primer capítulo de una historia que comenzó el 20 de febrero. Ese día, Arthur Martínez, presidente del consejo supervisor (órgano similar al consejo de administración) del banco holandés y Rijkman Groenink, presidente y consejero delegado, recibieron una carta de The Children's Investment Fund (TCI), dueño del 1% de la entidad. En ella se hacía una durísima crítica a los gestores a los que se responsabilizaba de que la cotización no hubiera subido desde enero de 2000 hasta enero de 2007. El fondo recordaba que sus competidores habían subido alrededor del 44% en este periodo por lo que exigía a los gestores que tomaran medidas urgentes. TCI, que según fuentes del mercado podría estar de acuerdo con otros grandes inversores, pedía que "se buscara activamente la posibilidad de separar los negocios, venderlos de forma independiente o enajenar todo el grupo". TCI le pedía una solución para la próxima junta de accionistas del 26 de abril.

La reacción de los gestores fue contratar a cuatro bancos de inversión para estudiar la situación y buscar salidas. Las autoridades bancarias holandesas criticaron la dureza de la carta del fondo, pero no realizaron una defensa más cerrada de ABN Amro, lo que le dejó en una posición de debilidad, según algunos analistas financieros.

El siguiente movimiento ha sido la aparición en escena de Barclays. Otras fuentes dijeron que podía haber más entidades internacionales interesadas en ABN Amro, entre las que se citó a ING, BBVA y BNP Paribas.

También existe la posibilidad de que se vendiera el grupo por partes, es decir, los negocios que tiene en Estados Unidos, Italia, Asia o América Latina. En este caso, el precio que se podría obtener por el grupo holandés sería superior, ya que sus competidores podrían ofrecer cantidades elevadas para complementar sus posiciones en estas regiones.

El Santander y el BBVA dijeron que no estaban interesados en la compra de ABN Amro, aunque se desconoce su posición si finalmente se llegara a la venta separada del grupo. Los bancos que más podrían interesar a los españoles serían los de Brasil o Italia.

Los analistas no descartan que, una vez puesto ABN Amro en el mercado, "lleguen otras ofertas competidoras a la de Barclays". El factor nacionalista puede jugar una baza importante en la operación. El supervisor bancario de Amsterdam podría estar intentando, según fuentes financieras, que el grupo ING, dedicada a la banca y los seguros, llegaran a algún acuerdo con ABN Amro, antes de que se lo llevara un banco extranjero.

Con un resultado u otro, Barclays también se expone en esta operación. Si no triunfa, habrá dejado patente a los mercados su necesidad de crecer para sobrevivir, lo que podría atraer a algún comprador.

Como banco internacional, ABN tiene más de 4.500 oficinas en 53 países. Está centrado en empresas y clientes comerciales, así como en corporaciones globales y banca privada.

Exterior de la sede del Barclays Bank en Wallington, Inglaterra.
Exterior de la sede del Barclays Bank en Wallington, Inglaterra.AP

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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