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El agravamiento de la crisis

Berlín ultima medidas para proteger a la banca de una quiebra de Grecia

Alemania inyectaría capital en el sistema para soportar pérdidas de hasta el 50%

Espera lo mejor, prevé lo peor. Alemania ya se ha puesto manos a la obra para evitar un accidente: el Gobierno de la canciller Angela Merkel tiene prácticamente listo un plan de emergencia para defender a su banca de una suspensión de pagos en Grecia. A medida que pasan los días, esa bancarrota se acerca más y más. Y Berlín quiere tenerlo todo preparado para que sus bancos y aseguradoras resistan pérdidas de hasta el 50% en sus inversiones en deuda de Grecia si finalmente Atenas incumple las condiciones del plan de rescate y no puede hacer frente a sus pagos, según varios portavoces citados por Bloomberg.

La fórmula elegida puede ser la recapitalización de las entidades a través del fondo de rescate a la banca creado en 2008 para sanear el sistema financiero, informa Reuters. Eso supondría inyectar más dinero público en la banca germana, una de las que más ayudas ha recibido desde el arranque de la crisis. Los grandes bancos alemanes han sufrido un fuerte castigo en Bolsa: Commerzbank se deja el 74% en los últimos 12 meses, y Deutsche Bank ha perdido más de la mitad de su valor en un año.

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Grecia está en el filo de la navaja, según la expresión acuñada por el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Atenas no parece en disposición de cumplir con las condiciones del plan de rescate europeo y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su recesión es más profunda de lo previsto por el draconiano plan de austeridad, el Ejecutivo de Yorgos Papandreu tiene enormes dificultades para reducir el déficit público en línea con lo pactado y ni siquiera está dispuesto a imponer nuevos recortes. Y en esas condiciones, las ayudas de la UE y del FMI están en el alero.

La propia Alemania ha amenazado a Grecia al asegurar que no hay margen de incumplimiento de los planes aprobados en la cumbre del pasado julio: el dinero de Europa no llegará si Grecia se sale del guión. Y cada vez está más claro que los fondos del FMI tampoco: la institución que dirige Christine Lagarde ha convocado una reunión de urgencia para la próxima semana, y arrecian las presiones para que el Fondo cierre el grifo del crédito a Grecia, como en crisis pasadas ya hizo con países que incumplían sus planes de austeridad en Latinoamérica y el Sureste asiático.

La situación se va pudriendo y Alemania lo quiere todo atado y bien atado. Pero el mero hecho de que se conozca ese plan de contingencia indica que el accidente de Grecia está cada vez más cerca. Berlín está a la espera de conocer los resultados del informe sobre Grecia antes de decidirse a activar el plan. De momento, el apretado calendario de reuniones es otro indicio de la gravedad de los problemas. Schäuble se desplazó ayer a Marsella para acudir a la reunión del G-7 (el grupo de los países más poderosos). Merkel recibirá el lunes al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, en una cita crucial para activar lo que tal vez sea la bala de plata de la UE para apaciguar las turbulencias: el fondo de rescate (Fondo de Estabilidad Financiera Europea), cuya reforma le permitirá comprar deuda para combatir los ataques de los especuladores, siempre que los parlamentos europeos den luz verde a esos cambios. Los analistas estiman que esa reforma del fondo podría sufrir algún revés en Holanda, Finlandia, Austria y la propia Alemania, donde la canciller Merkel ni siquiera tiene asegurado el apoyo de la coalición de Gobierno.

También en Grecia las reuniones se suceden. El Ejecutivo se reunió ayer con los bancos para que el sistema financiero asuma una parte del rescate pactado el pasado julio en Bruselas, lo que supondría que la banca cargue con parte de las pérdidas en la deuda pública que posee en sus carteras. Tras romper con la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) la semana pasada, se espera una nueva reunión el próximo 19 de septiembre. Paralelamente, la banca europea ha puesto en marcha su labor de lobby y hace unos días el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, auguró que varias entidades no sobrevivirían en el caso de verse forzadas a valorar sus carteras de deuda soberana a precios de mercado, asumiendo las pérdidas que ello conllevaría.

El FMI aseguró hace unos días que la banca europea necesita 200.000 millones por su exposición a la deuda soberana. Las tensiones de liquidez no han hecho más que agravarse desde entonces, con los bancos europeos incapaces de financiarse a más de un día y obligados a acudir a la ventanilla del BCE. Los analistas creen que esas turbulencias en el sector financiero guardan semejanzas con la crisis sufrida en 2008 tras el colapso de Lehman Brothers, aunque la banca europea está ahora mejor capitalizada y tiene menor cantidad de activos tóxicos. Pero nadie descarta ya problemas en alguna entidad si Grecia suspende pagos de forma desordenada, con un impago de la deuda que según algunos rumores podría producirse este mismo fin de semana. El Ministerio de Finanzas griego calificó ayer de "basura" esos rumores de bancarrota.

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