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La primera crisis del euro

Bruselas quiere auditar las cuentas de los Estados para evitar engaños como el de Grecia

La Comisión presenta una propuesta legislativa para dotar al Eurostat de esa potestad después de que se supiese que Goldman Sachs ayudó al Gobierno heleno a ocultar su deuda real durante años

La noticia de que Grecia ha engañado durante años a la Unión Europea sobre la verdadera situación de sus finanzas con la ayuda, nada despreciable, de Goldman Sachs sigue trayendo consecuencias. Ante una situación que afecta directamente al prestigio del Eurostat, la Comisión Europea ha presentado este lunes una propuesta legislativa para que su oficina estadística pueda auditar las cuentas públicas de los Estados miembros con el fin de evitar que se reproduzcan este tipo de escándalos.

"Esta propuesta para dar a Eurostat poderes de auditoría reforzará sustancialmente la capacidad de la UE para refutar la comunicación incorrecta de datos estadísticos", ha asegurado el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, en un comunicado. En todo caso, Rehn ha insistido en que "cada Estado miembro tiene la responsabilidad de enviar información fiable y exacta sobre sus presupuestos y finanzas públicas".

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"Eurostat no estaba al corriente de tales transacciones", ha asegurado en rueda de prensa el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, quien ha añadido que Eurostat, dependiente de la CE, "ya ha pedido a las autoridades griegas una explicación para finales de febrero".

Bancos de inversión estadounidenses ayudaron a los gobiernos de Grecia y de otros países europeos a encubrir la magnitud de sus deudas mediante operaciones similares a las que causaron la crisis de las hipotecas "subprime", según informa The New York Times. Con el apoyo de Wall Street, dice el diario, Grecia logró eludir durante diez años los límites de deuda pública impuestos a sus socios por la Unión Europea.

Una investigación del periódico desvela el papel desempeñado por los bancos de inversión estadounidenses en una crisis que ha hecho tambalearse la cotización del euro y ha puesto en duda la solvencia de varios países europeos, entre ellos España. The New York Times denuncia que Goldman Sachs intentó ayudar al Gobierno de Yorgos Papandreu a eludir los controles de Bruselas pocas semanas antes de que el nerviosismo se apoderase de los mercados internacionales.

A principios de noviembre, cuando Atenas comenzaba a situarse en el punto de mira de los inversores, analistas y medios de comunicación especializados, un equipo de Goldman Sachs llegó a Atenas para presentar una propuesta a unas autoridades agobiadas por las deudas, según relatan las fuentes de The New York Times. Capitaneados por el presidente de Goldman Sachs, Gary D. Cohn, los ejecutivos ofrecieron a sus interlocutores griegos un instrumento para aplazar durante años la deuda del sistema público de asistencia sanitaria. El periódico asemeja la operación a las ampliaciones de hipoteca que solicitan los ciudadanos incapaces de hacer frente a los pagos de sus tarjetas de crédito y otras facturas.

Antecedentes

Ese modelo había funcionado anteriormente, según The New York Times. En 2001, justo después de que Grecia se integrara en la zona euro, Goldman Sachs ayudó al Gobierno de Atenas a conseguir miles de millones de euros en financiación. La operación, que se ocultó la luz pública presentándola como si fuera un intercambio de divisas en lugar de un préstamo, ayudó a Atenas a cumplir los objetivos de déficit mientras seguía gastando por encima de sus posibilidades. Atenas, finalmente, no accedió a la segunda propuesta.

The New York Times subraya que como ya ocurriera con la crisis de las hipotecas basura en EE UU y el colapso del gigante de los seguros AIG, los derivados financieros desempeñaron un papel clave en el aumento de la deuda griega. Instrumentos desarrollados por Goldman Sachs, JPMorgan Chase y otros bancos permitieron a los políticos de Grecia, Italia y probablemente de otros países enmascarar más préstamos, asegura el periódico neoyorquino.

En docenas de operaciones transatlánticas, los bancos dieron dinero a los Gobiernos a cambio de promesas de pago aplazado. Para ocultar estas maniobras, los Gobiernos dejaban las deudas fuera de sus respectivos balances. A cambio, Grecia tuvo que ceder varios años de ingresos en tasas aeroportuarias y loterías. Este tipo de acuerdos, que no quedan registrados como préstamos, llevaban a engaño a los inversores y a los reguladores sobre la solvencia de un país. Algunas de las operaciones se bautizaron con nombres de la mitología griega, como Eolo, dios del viento.

Nada ilegal

The New York Times hace hincapié en que no hay nada ilegal en estas operaciones, pero pone de relieve cómo los bancos de inversión de Wall Street han conseguido cuantiosos beneficios a costa de gobiernos dispuestos a endeudarse más allá de lo que dicta la prudencia. En la operación de 2001, por ejemplo, Goldman Sachs cobró 300 millones de dólares al Gobierno griego.

Una de las consecuencias de la crisis desatada por los problemas financieros griegos es que países como España, Italia y Portugal tienen que pagar más para financiarse.

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