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CAM rechaza ceder poder y abre una crisis en la fusión

El consejo de administración de Caja Mediterráneo (CAM) tomó ayer una decisión que abre una crisis en el SIP (Sistema de Protección Institucional) anunciado hace mes y medio con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura. Tras tres horas de reunión, el consejo de la caja acordó respaldar el contrato de integración negociado en las últimas semanas con Cajastur, salvo "algunos matices respecto a las condiciones del gobierno corporativo". Unos matices que, en lenguaje llano, no son otra cosa que una negativa de la caja alicantina a dejar de forma irrevocable todo el poder sobre el futuro del nuevo banco resultante de la alianza en manos del consejero delegado del mismo, a la sazón, el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez.

Tras la reunión, la CAM comunicó que el consejo había "ratificado su decisión firme e inequívoca" de formar un SIP, aunque precisaba que también había reafirmado "la necesidad de que la soberanía que ceden las cajas la reciba y administre el consejo de administración del banco y, a través de éste, el consejero delegado".

Un posicionamiento que deja en el aire la fusión, si no es que, directamente, supone su defunción. Porque fuentes cercanas a la operación conocedoras de la postura de Cajastur señalaron que el acuerdo adoptado ayer por CAM "va en contra del protocolo [de fusión] entregado al Banco de España y supone una vulneración del acuerdo y una posible rotura del SIP". Las mismas fuentes señalaron que "los poderes del consejero delegado están explicitados ante el Banco de España", informa Íñigo Barrón.

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