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La CMT descarta separar la red de Telefónica en la nueva banda ancha

La Comisión obligará a compartir las canalizaciones para la fibra óptica

Alejandro Bolaños

La velocidad en la transmisión de datos por Internet es un indicador de la evolución tecnológica. Y España se apresta a recuperar terreno con países cuya nueva red de telecomunicaciones ha dejado muy atrás el ADSL que impera aquí: en Japón, Corea del Sur, Finlandia o Suecia, el despliegue de fibra óptica de última generación permite ya alcanzar velocidades de 100 megabits por segundo, cinco veces más que la oferta puntera de ADSL. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) aprobó la semana pasada las líneas maestras de las normas que regirán en el despliegue de las nuevas redes. El organismo que preside Reinaldo Rodríguez opta de partida por una regulación mínima para evitar restricciones a la inversión. Y quita chinitas a Telefónica, la mejor compañía para afrontarla.

La resolución de la CMT es el final de un proceso que abrió a principios de 2007 con una consulta pública al sector. En ella, varios operadores aconsejaron que se optara por la vía británica: separar el negocio de la red fija del operador dominante (en este caso Telefónica) para permitir el acceso en igualdad de condiciones a las canalizaciones de la actual red de cobre (crítica en el despliegue de la fibra óptica) y garantizar así la competencia. Pero la Comisión cree que se trata de una medida "excepcional y extrema" que sólo utilizará como último recurso. Telefónica podrá comenzar el despliegue de la fibra óptica sin tocar su modelo de negocio y sólo si la Comisión aprecia "situaciones discriminatorias" graves podría optar por la separación funcional.

La Comisión coincide en esto con el criterio de Telefónica, que había advertido de que una segregación de su negocio de red fija le llevaría a replantearse sus planes de inversión en fibra óptica. El objetivo de la CMT es que, en buena parte del territorio español, se inicie el despliegue de la red de fibra óptica y que lo haga más de un operador. A la larga, esto llevaría a la muerte natural de la actual red de cobre, sobre la que operan ahora los servicios de voz y ADSL en la mayor parte de los hogares españoles.

La CMT sí advierte de que Telefónica está obligada a informar de forma "transparente" del posible uso de canalizaciones de la red de cobre para tender fibra óptica hasta los hogares y a compartir esas infraestructuras. Y que, cuando ocupe todo el espacio disponible en una canalización, ofrezca la alternativa de fibra oscura (fibra conectada a equipos electrónicos externos para garantizar su conexión a las centrales). La Comisión también destaca la posibilidad de usar conductos de otras empresas de servicios (gas, electricidad, agua), aunque espera que sea el propio mercado el que regule esa opción. Y dentro de los edificios, apuesta porque la primera compañía que llegue diseñe la instalación de fibra óptica de modo que pueda ser compartida por las demás.

El informe descarta también obligar a cualquier operador de fibra óptica a abrir su red a sus competidores. La CMT sólo lo hará en caso de que Telefónica despliegue su red con una combinación de cobre y fibra óptica, ya que entiende que entonces la compañía se aprovecha de la red legada por el antiguo monopolio.

Dado que su objetivo es incentivar el despliegue de más de una red de fibra óptica, la CMT indica que sólo regulará el acceso en bitstream: en las zonas no competitivas, aquellas en las que no haya condiciones para el despliegue de más de una red, la compañía dominante tendrá que garantizar ese acceso.

Reinaldo Rodríguez, presidente de la CMT.
Reinaldo Rodríguez, presidente de la CMT.MANUEL ESCALERA

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