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La Caixa descarta vender a la rusa Lukoil parte de su paquete en Repsol

La entidad quiere evitar las acusaciones de "concertación" de los minoritarios

La Caixa ha descartado completamente vender un paquete de acciones de Repsol a la petrolera rusa Lukoil, como parte o complemento de la operación de enajenación del 20% de Repsol que el grupo constructor Sacyr-Vallehermoso sigue negociando con la compañía rusa. "No vendemos, no lo haremos, no vamos a ir de la mano de Sacyr en esta operación", precisaron fuentes oficiales de la entidad de ahorros presidida por Isidre Fainé que, sin embargo, no descartaron "buscar una alternativa" a parte de su participación en Repsol, una vez que haya culminado con éxito la venta del paquete de la constructora, o que ésta haya embarracado definitivamente.

Sacyr sigue negociando con los rusos, algo más aliviada porque las acciones de Repsol no han bajado del nivel crítico de cotización que le obligaría a aportar más garantías a los bancos acreedores, y también gracias a la reciente venta del grueso de su filial de infraestructuras, Itinere.

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Inicialmente, La Caixa-Criteria estaba dispuesta a sumarse a la operación de venta del 20% de Repsol en manos de Sacyr, aportando a la misma una parte de su paquete, principalmente la que comparte en una sociedad con Caixa de Catalunya. Junto a otros accionistas minoritarios, este paquete alcanzaría el 9,9%. Y así se facilitaría que los rusos obtuvieran una presencia del 29,9% en el capital de la petrolera española. Suficiente para influir en la misma, pero por debajo del 30% que obligaría a Lukoil a lanzar una OPA por el 100% de la compañía. Pero ya desde el primer momento, advirtió que las condiciones societarias anejas al precio podían "dificultar" el desenlace.

Luis del Rivero, presidente de Sacyr, acariciaba incrementar el apetito ruso por una entrada rampante en el Mediterráneo-Sur obteniendo un doble compromiso de Repsol. Que se otorgaran al comprador ocho puestos en su consejo de administración, y que se eliminase la cláusula por la que los derechos políticos de cada accionista nunca superarán el 10% del total, aunque ostenten paquetes mayores. Con ello, Lukoil se mostraba inicialmente dispuesta a abonar 26,7 euros por acción, equivalentes al precio que pagó por ellas Del Rivero, y casi el doble de la cotización del mercado.

Pero tras distintos episodios de acercamiento y alejamiento, Repsol dejó claro, por boca de su presidente, Antoni Brufau, su negativa a eliminar el blindaje del 10%, y su oposición a entregar el control de la compañía a los rusos. En paralelo, La Caixa relajaba discretamente su interés en la operación, a la que se sentía atraída por dos motivos, la búsqueda de socios estables, sin urgencias de caja, en Repsol; y la obtención de unas sustanciosas plusvalías para Criteria, que le permitirían centrarse más cómodamente en otras prioridades financieras, como la de atender la fusión de su participada Gas Natural con Unión-Fenosa.

Finalmente, ha descartado formalmente participar en la operación triangulada por varios motivos. El principal es evitar que sea considerada como una operación "concertada" en perjuicio de los accionistas minoritarios. La AEMEC (Asociación Española de Accionistas Minoritarios) pidió este mes el amparo de la CNMV, y defendió que si se realiza una venta a "un precio muy superior al del mercado", la compradora debería extender su oferta al 100% de las acciones, lo que no está contemplado por la actual ley de OPA. La AEMEC obtuvo el apoyo del presidente del PP, Mariano Rajoy, que aseguró que pediría "responsabilidades políticas" si las autoridades supervisoras no "vigilan y evitan" posibles acciones concertadas en perjuicio de los minoritarios, y postuló la reforma de la ley.

La contundente oposición del PP, así como las diferencias existentes en el Gobierno sobre la actitud a tomar con la compañía rusa es otro de los elementos que han influido en la postura definitiva de La Caixa. "El escenario político está demasiado confuso" como para emprender una operación de tanto impacto estratégico, indican en la entidad. Adicionalmente se recuerda que ésta acudió históricamente a tomar parte en Repsol como una medida tendente a blindar a su participada Gas Natural, cuyo control comparte con Repsol. El pacto parasocial entre ambas debería modificarse si alguien ajeno tomase posiciones muy influyentes en la petrolera española y fuentes del mercado recuerdan que "el mejor blindaje es la propiedad, propia, o en manos amigas". Otras complicaciones se relacionan con la financiación de la operación. La Caixa mostró su disposición inicial a prestar recursos a Lukoil para hacerse con un paquete significativo de Repsol, pero la cuantía, las garantías y la complejidad técnica de este aspecto también han complicado el escenario.

De modo que lo que ahora está sobre el tapete es sólo la posible venta del 20% de Repsol en manos de Sacyr, que sigue negociando a dos bandas con los rusos y con el sindicato de 40 bancos que le prestaron la mayor parte del dinero, 5.175 millones, con el que lo adquirió.

El diseño inicial no ha cambiado sustancialmente: Lukoil se subrogaría en la posición deudora de Sacyr, pero se sigue discutiendo el precio (no está dispuesta a abonar la misma cantidad por acción si el paquete a adquirir es inferior al pretendido) y la calidad y capacidad de ejecución de las garantías. Pero sobre todo se discute sobre las condiciones del crédito. Del Rivero lo obtuvo al tipo interbancario más un punto porcentual, y en la nueva coyuntura de crisis, los bancos acreedores piden aumentarlo hasta cinco puntos porcentuales.

En cualquier caso, Sacyr ha registrado dos alivios en las últimas semanas. Uno es la venta a Citi y Abertis del grueso de su filial de autopistas, Itinere, a principios de este mes, que le permitirá reducir de 19.726 millones a 12.476, la pesada deuda que asfixiaba al grupo. El otro es que la cotización de Repsol no bajase a menos de 14 euros este fin de mes (no ha sucedido), lo que, según las condiciones del crédito sindicado, habría forzado a Sacyr a aportar garantías adicionales a los bancos.

El consejo de Repsol, en la última junta de accionistas, con (de izquierda a derecha) Isidre Fainé, Luis del Rivero y Antoni Brufau.
El consejo de Repsol, en la última junta de accionistas, con (de izquierda a derecha) Isidre Fainé, Luis del Rivero y Antoni Brufau.

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