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Caja Duero y Caja España acuerdan hoy su fusión tras un intento fallido

La presión del Banco España fuerza a la creación de la octava entidad

Íñigo de Barrón

No están los tiempos para bromas y menos para que se le diga al Banco de España que dos cajas (con dificultades) no se unen porque discrepan sobre dónde sitúan una de las sedes. Las disputas provinciales tienen un límite y Caja Duero y Caja España lo traspasaron el pasado 28 de diciembre al romper tras meses de negociaciones. Eso desató las alarmas en el Banco de España, que forzó ayer a los presidentes de Caja Duero y Caja España a acordar la fusión de las dos entidades. Falta el visto bueno de los consejos y las asambleas generales.

Los consejos ratificarán hoy -a las 10 de la mañana- las condiciones acordadas anoche en el Parador de Tordesillas por Julio Fermoso, presidente de Caja Duero, y Santos Llamas, de Caja España. Aún sin confirmación oficial, personas cercanas a la negociación admitieron que han sido definitivas las veladas amenazas del Banco de España, que se negó en redondo a que la fusión se abortara por problemas de reparto de poder. Caja España -la más débil- no admitía que la dirección general estuviera en Salamanca (sede de Caja Duero) y reclamaba una dirección general adjunta. Esta petición no fue admitida por Caja Duero porque no lo consideraba operativo.

La fusión dará lugar a la octava caja por volumen, con unos activos de casi 50.000 millones, unos 6.000 empleados y 1.117 oficinas. En principio, se estima que podrían sobrar unos 900 empleados, y que la nueva caja necesitaría unos 600 millones del fondo de rescate.

La presidencia de la futura caja se situará en León, sede de Caja España, así como la sede social, donde se celebrarán los consejos de administración y las asambleas generales. También en León estará la secretaría general, recursos humanos, riesgos y el departamento financiero.

En Salamanca quedará el núcleo del negocio: la dirección general ejecutiva, la división de negocio con responsabilidad sobre la red comercial, auditoría, control y obra social. Estaba en el alero qué pasaría con la división de informática y, para evitar discusiones, las dos cajas han decidido repartirla en un 50% en cada sede, a la espera de estudios técnicos que decidan el sistema más adecuado.

En las reuniones de ayer y del domingo pesaron la influencia del vicepresidente económico de la Junta de Castilla y León, Tomás Villanueva (PP), y del secretario de organización del PSOE regional, Pedro Muñoz. La región está gobernada por el PP, así como las dos diputaciones afectadas, aunque el PSOE controla el Ayuntamiento de León.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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