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Castigo a la banca europea por las dudas sobre las pruebas de esfuerzo

La desconfianza impacta en las primas de riesgo de los países periféricos al difundirse que algunas entidades habrían ocultado parte de su cartera de deuda

Claudi Pérez

La crisis de la deuda pública no ha dicho aún su última palabra. Los mercados en general y el sector financiero europeo en particular sufrieron ayer un duro golpe por cortesía de The Wall Street Journal y de la patronal bancaria alemana. El diario estadounidense sembró dudas sobre los resultados de las pruebas de resistencia a la banca europea , esenciales hace un par de meses para calmar los graves problemas que afectaban al sector: algunos de las grandes entidades europeas -como Barclays o Crédit Agricole- excluyeron de esos exámenes parte de la deuda pública de los países atacados para no verse penalizados, según el diario de referencia de Wall Street. Además, la patronal alemana desveló que sus grandes bancos (muy expuestos también a la deuda soberana) necesitarán más de 100.000 millones de capital para cumplir con las nuevas regulaciones. Europa, en fin, vuelve a despertar sospechas.

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Esas dos mechas prendieron en los mercados. Las Bolsas europeas bajaron por el fuerte castigo a los bancos, con caídas en torno al 2% en los principales valores del sector financiero, que vive algo parecido a una depresión: el crédito está seco, el mercado interbancario apenas arranca y las entidades solo sobreviven por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales. Los balances de la banca europea, además, están llenos de minas. En España y Reino Unido están contaminados por la burbuja inmobiliaria; en Alemania o Francia acumulan grandes cantidades de deuda pública de los países con problemas.

Ante esas renovadas dudas, la prima de riesgo de los países periféricos sufrió un calentón considerable. España lo notó menos, pero el riesgo que los mercados asocian a los bonos griegos, portugueses y sobre todo irlandeses se tradujo en fuertes subidas de los intereses que pagan esos países.

El miedo provocó el ya tradicional vuelo hacia la seguridad de los inversores: al primer asomo de incertidumbre, el dinero huye a toda velocidad hacia los activos más sólidos. El dólar, el franco suizo y hasta el yen subieron ayer con fuerza. La rentabilidad de la deuda estadounidense y de la alemana, consideradas las más seguras, volvió a retroceder y sigue rompiendo mínimos históricos. El euro sufrió con tanto trasiego y llegó a caer por debajo de los 1,27 dólares por unidad: cuando la inquietud vuelve hacia Europa, la moneda única se resiente.

El problema más grave es la potencial falta de credibilidad de las autoridades europeas si se confirma que las pruebas de esfuerzo sobre la banca no son del todo fiables. EE UU publicó sus exámenes en 2009 y eso ayudó a acabar con los episodios de pánico en Wall Street. Europa hizo lo mismo el pasado 23 de julio: publicó las pruebas de esfuerzo y logró suavizar las incertidumbres que afectaban a la banca. Y sin embargo, pese a que en algunos casos las pruebas eran más duras que en el caso de EE UU, las acusaciones de The Wall Street Journal vuelven a cuestionar los resultados.

Preguntado al respecto, un portavoz de la Comisión Europea aseguró ayer a este diario que Bruselas "ha solicitado ya al Comité de Supervisores de Banca Europea [la entidad encargada de supervisar las pruebas a la banca] que analice la situación". "En todo caso, no se puede poner en duda la totalidad del ejercicio de estrés", explicó la misma fuente.

Pero el desasosiego está ahí. "La crisis de la deuda pública da un penúltimo coletazo, y aún puede haber alguno más", explicó Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. "Los bancos manejan grandes riesgos en la deuda de las economías periféricas y eso apenas había aparecido hasta ahora. Puede haber algún problema de transparencia, y puede haber entidades que necesitan más capital, por ejemplo en Alemania. Pero una cosa es esa falta de transparencia y otra acusar a las autoridades europeas de hacer mal las pruebas sobre la base de lo que por ahora son especulaciones", dijo Santiago Carbó, consultor de la Reserva Federal estadounidense.

El principal gestor de deuda del mundo, Pimco, avisaba ayer de que Grecia tiene aún un riesgo "sustancial" de suspensión de pagos. "Los bancos todavía tienen problemas de capitalización", reconocía a Bloomberg Michael Koehler, jefe de estrategia del Landesbank Baden-Württemberg. Los inversores tradujeron todo eso en caídas bursátiles y en sacudidas en los mercados de divisas y de deuda pública. Siempre hay alguien interesado en cebar la bomba del pesimismo: el problema es cuando hay buenos argumentos para sembrar incertidumbre. "En los próximos días se verá si hay buenas razones para temer algo peor o si esto es únicamente la tradicional serpiente de verano", apostilló Crespo.

Los secretos mejor guardados

- Los inversores y las propias entidades financieras no se creían los datos públicos de los balances del sector, por lo que nadie prestaba dinero a los demás. En julio, las autoridades decidieron someter a examen público las cuentas de los bancos y cajas de ahorros más importantes de Europa para conocer su estado real y el impacto sufrido por la crisis.

- España, en el ojo del huracán de la desconfianza, fue el único país que examinó al 95% de su sistema financiero, mientras que el resto solo analizó al 50%.

- Las pruebas concluyeron que el Hypo Real State de Alemania, el griego Ate Bank y cuatro cajas en proceso de fusión (Caixa Catalunya, Banca Cívica, Unnim y la unión de Duero y España) suspendieron el examen ya que necesitarían 3.530 millones de capital ante un hipotético endurecimiento de la crisis.

- Los bancos de Alemania y Reino Unido se resistieron a hacer las pruebas porque consideraban que se daban a conocer datos confidenciales. De hecho, los bancos alemanes ocultaron inicialmente su riesgo en bonos griegos, aunque finalmente lo hicieron público ante la presión internacional.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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