_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Comulgar con ruedas de molino

Joaquín Estefanía

Empresarios, sindicalistas, centros de pensamiento, servicios de estudio, organismos multilaterales, políticos de otros partidos... Todos se han pasado la legislatura demandando al Gobierno y al PP un compromiso histórico que ayudase a sacar a la economía española de la terrible postración que la asola. Un pacto para recuperar la senda del crecimiento sostenible y acabar con el paro, un consenso transversal que tranquilizase a los mercados, recorriese los distintos niveles de la Administración y durase más de una legislatura, para que gobierne quien gobierne en el futuro pudiera aplicar lo consensuado el tiempo que fuese necesario. Hubo incluso quien pidió un Gobierno de concentración, tal era la envergadura de los problemas.

Se ha asustado a la ciudadanía para tranquilizar a los mercados

Sin éxito alguno. Como quien oye llover, predominaron los intereses de partido sobre los generales. Y ahora, sin explicarnos exactamente por qué, el PSOE y el PP coinciden en una reforma constitucional de extrema urgencia, que deja fuera al resto de las formaciones políticas, para acabar con una herramienta clásica de la política económica anticíclica, como es la posibilidad de utilizar el déficit público para paliar los efectos más duros de las dificultades o para avanzar en la convergencia real con los países más avanzados.

Se comprende el entusiasmo del PP, pues el déficit cero fue la bandera de enganche de las dos legislaturas en las que gobernó. Pero, ¿y los socialistas? Hay que descartar la hipótesis masoquista de que Zapatero quiera traicionar a sus electores o disminuir las posibilidades de su sucesor al frente de las listas electorales, sino plantearse la cantidad asfixiante de restricciones que sus socios europeos le están poniendo para acudir en auxilio de la economía española en caso de que ésta lo necesite, si las cosas se ponen peor con la prima de riesgo en las próximas semanas. Para comprender esas restricciones -y si acaso compartirlas por la supuesta presencia de un mal mayor (¿evitar la intervención explícita?)- habría que conocerlas en detalle y los plazos dados, y compartir su obligatoriedad. No ha sido así, y por ello muchos ciudadanos están tan irritados por la rigidez de las decisiones, que no serán excepcionales sino permanentes.

El siempre incisivo El Roto publicó hace semanas una premonitoria viñeta en la que un tipo con pinta de gran ejecutivo decía: "Tuvimos que asustar a la población para tranquilizar a los mercados". La crisis es la que ha causado el déficit y la deuda pública, no han sido el déficit y la deuda pública quienes han traído la gran recesión. Para los españoles, Europa no era solo la tierra de las libertades, sino también de los niveles de bienestar (pensiones, educación, sanidad...) y de infraestructuras (hospitales, carreteras, I+D...) de los países de nuestro entorno. A partir de ahora, ¿con qué políticas públicas se va a acortar el déficit de convergencia real con ellos, máxime en una coyuntura larga de estancamiento? Los países europeos se habían dotado de unas normas (exigentes) de flexibilidad presupuestaria -un 3% del PIB de déficit y un 60% de deuda- que ahora son superadas por la constitucionalización nacional de la estabilidad presupuestaria. ¿Tiene el mismo sentido el equilibrio presupuestario en un país rico que en otro en el que, por ejemplo, el gasto social todavía está por debajo del de sus socios, o el capital tecnológico es sensiblemente inferior? ¿Cómo se va a generar actividad económica en las partes bajas del ciclo? Si se acepta que el modelo productivo español está agotado y se aprobó una Ley de Economía Sostenible para superarlo, con nuevos parámetros, ¿a través de qué herramientas públicas se van a financiar estos?, ¿con qué nivel de inversión pública? Al llevar a la Constitución la estabilidad presupuestaria se ha establecido una prioridad absoluta sobre cualquier otra política económica, sean cuales sean las circunstancias por las que atraviese el país.

Lo peor de todo es que sin explicar públicamente esas restricciones, los portavoces políticos han hecho de la necesidad virtud -se trata de asentar el Estado de bienestar, es necesario, etcétera- y tratan de convencer al resto de los ciudadanos de la bondad de las medidas adoptadas. Comulgar con ruedas de molino. Se han marcado unas reglas del juego de largo plazo por unas exigencias cortoplacistas genéricas y el PSOE aparece lobotomizado por las circunstancias.

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.
RECÍBELO EN TU CORREO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_