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Demasiada apuesta

El gran empresario Merckle, superviviente de varios crash bursátiles, era un hombre de su tiempo. Incapaz de desaprovechar una buena oportunidad en los mercados. Incluidos los mercados financieros, donde las posibilidades de ganar y perder fortunas a plazo fijo se han incrementado de forma exponencial. Merckle jugó con los instrumentos más sofisticados de inversión. Y perdió una fortuna. Cientos de millones de euros, según informaciones recogidas por la prensa alemana y británica.

Merckle habría apostado mediante derivados a que las acciones del fabricante de automóviles Volkswagen, entre otras acciones del índice Dax, bajarían de precio. La fórmula, a falta de más precisiones, es sencilla: se compra, con poca inversión, el derecho a vender unas acciones en un plazo determinado a un precio concreto. Si las acciones caen, el inversor se embolsa la diferencia. Si las acciones suben -los títulos de Volkswagen se dispararon tras la confirmación de que Porsche, el fabricante de automóviles de lujo, trata de controlar el 75% de su capital- hay que hacer frente a la pérdida. Merckle perdió.

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