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La crisis financiera se recrudece

EE UU examinará a los bancos para ver si les inyecta más capital

El Tesoro negocia con Citigroup tomar una participación del 25% al 40% - El nuevo plan para recapitalizar la banca entra en vigor mañana

El Tesoro de EE UU, en un nuevo intento por ahuyentar el fantasma de la nacionalización, apoyó con firmeza que los grandes bancos estén en manos privadas. Lo hizo al final de un comunicado conjunto con la Reserva Federal y otras agencias financieras gubernamentales, en el que remarcaba su "firme presunción de que los bancos deben permanecer en manos privadas". Al tiempo, sin embargo, anunció la entrada en vigor desde mañana de un nuevo programa para inyectar capital en las entidades que no sean capaces de asegurarse el dinero por la vía privada. A cambio, el Gobierno tendrá mayor participación.

Antes de que las entidades accedan a las ayudas, Washington someterá a los "mayores bancos de Estados Unidos" a pruebas para averiguar como responderían "en un entorno económico más exigente" aún para determinar el dinero que necesitan. El examen se realizará a partir de mañana a una veintena de entidades, con más de 100.000 millones en activos. Para llevar adelante estas ayudas, la Administración cambios los términos que hasta ahora guiaban las inversiones públicas en los bancos. Con ello trata de por convencer a los inversores de que las entidades pueden superar las dificultades financieras, a la vez que aumentan los beneficios para el contribuyente.

El objetivo es que las firmas sean viables y presten dinero
No se dejará caer ninguna entidad que se considere vital para el sistema
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Este nuevo programa se anuncia mientras Citigroup estudia la posibilidad de que el Tesoro aumente su participación en la entidad: del 7,8% actual a un abanico entre el 25% y 40% del capital. Este paso, de llevarse a la práctica, se considera como una "seminacionalización" del grupo, a medio camino de la ejecutada con la aseguradora AIG y las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.

Las instituciones estadounidenses fijan con el comunicado su posición ante un debate que se abre paso con fuerza en Estados Unidos: la nacionalización temporal de la banca para limpiarla de activos tóxicos y afrontar la recesión. El gran gurú de la crisis, Nouriel Roubini, se ha mostrado partidario de esta solución. También lo han hecho el senador republicano Lindsey Grahamy el antiguo presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ambos históricos y conocidos partidarios de la desregulación financiera. En la otra orilla política, el senador demócrata Chistopher Dodd, presidente del comité bancario, ya se ha mostrado resignado a una toma de capital, "momentánea", del Gobierno en los bancos.

El objetivo del Ejecutivo con el anuncio de ayer es que los bancos sean viables y den créditos a las familias y las empresas. "El Gobierno asegurará que los bancos tengan el capital y la liquidez que necesitan para proveer el crédito necesario para restaurar el crecimiento económico. Además, reiteramos nuestra determinación de preservar la viabilidad de aquellas instituciones financieras vitales para el sistema", afirma, dejando claro que no habrá una nueva quiebra como la de Lehman.

Respecto al nuevo programa de asistencia de capital que entrará en funcionamiento mañana la nota precisa que cualquier inyección de capital público se realizará en forma de acciones preferentes convertibles. Éstas sólo se transformarán en acciones comunes si fuera necesario para mantener bien capitalizadas las entidades. Las acciones preferentes podrán ser retiradas si las condiciones financieras mejoran antes de que la conversión sea obligatoria.

El nuevo programa fue esbozado el pasado 10 de febrero por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, en el marco de su nueva estrategia para utilizar el remanente de 350.000 millones que queda por usar en el fondo de estabilidad financiera. El plan de Geithner contempla la creación de una plataforma para evaluar y dar salida a los activos tóxicos que contaminan los balances de los bancos. Washington espera que haya una implicación del sector privado en este proceso de limpieza de la banca.

La idea del Tesoro es que las instituciones que necesiten capital adicional para sortear la recesión acudan primero a fuentes privadas. Si no lo consiguen, el Gobierno será el que ponga el cheque. Las 350 entidades que ya recibieron la asistencia pública podrán ajustarse a los nuevos términos para la conversión de los títulos, "para reforzar la calidad de su capital". El regulador insiste, en todo caso, que las grandes instituciones están "bien capitalizadas".

Mientras se revisa el plan antiguo para garantizar la viabilidad de la banca y se pone en marcha el nuevo, Citigroup estudia con el Tesoro la forma para elevar la participación pública, lo que le daría un mayor control sobre la entidad. Esta maniobra se ejecutaría, según indicaban ayer varios medios financieros, convirtiendo en títulos comunes parte de las acciones preferentes que posee el Tesoro tras la inyección de 45.000 millones realizada en otoño. Si se convirtieran todas, el Tesoro se haría con más del 80% del capital del banco, pero se baraja más bien una horquilla entre el 25% o el 40%.

Ante estas informaciones, ayer se supo que el consejero delegado de Citi, Vikram Pandit, ha enviado una carta a los empleados de la entidad, publicada por Reuters. En ella recuerda lo difícil de la situación actual y trata de tranquilizar a la plantilla. "Quiero reafirmarte que mantengo mi confianza en las perspectivas de Citi y en su posición de negocio", escribe. "Continuamos centrándonos en reducir los activos de nuestro balance, los gastos y en racionalizar nuestro negocio", prosigue. Sobre la posibilidad de que el Gobierno nacionalice bancos, Pandit recuerda la postura de la Administración de Obama en la que apoya "mantener un sistema bancario privado".

Las acciones de Citi están totalmente deprimidas, y cerraron la semana pasada por debajo de los dos dólares. Un banco que hace hace poco más de año y medio valía en Bolsa 255.000 millones de dólares (188.000 millones en euros de entonces), vale ahora unos 11.500 millones de dólares. Y eso a pesar de que las acciones ayer se recuperaban. Llegaron a subir más de un 20%, aunque la ampliación de la participación del Tesoro puede diluir el valor de los títulos en manos de los accionistas. Bank of America, la otra entidad afectada por el fantasma de la nacionalización, también rebotó. Subió por encima del 15%. Ambos valores perdieron fuelle al final de la jornada, cerrando con una ganancida de un 9,7% Citi y un 3,2% Bank of America.

Peor suerte corrieron el resto de bancos en Estados Unidos. Se unieron a la tónica depresiva de ayer. El S&P 500, el índice de mayor capitalización bursátil, cayó a cotas desconocidas desde 1997.

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