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La firma sueca ASEA inaugura la primera fábrica de robots en España

Andreu Missé

La primera fábrica española de robots industriales ha sido instalada en Sant Quirze del Vallés por la multinacional sueca ASEA. Sus instalaciones, en las que se han construido unos setenta robots en el año que llevan en funcionamiento, fueron inauguradas oficialmente el pasado martes, con asistencia de altos cargos de la Generalitat y de la Administración central.Las máquinas construidas en España incorporan equipos electrónicos importados directamente de Suecia, que representan el 40% del valor del robot. "En realidad, lo que hemos hecho", dice Christer Palm, director de la división de robots de ASEA, "es sustituir la mano de obra sueca por la española, manteniendo el mismo proceso de producción que el que desarrollamos en nuestro país".

Los directivos suecos destacaron la rapidez con que los especialistas españoles se habían familiarizado con la tecnología electrónica de que están dotados los robots. Lo realmente asombroso es que la construcción de estas setenta unidades, que han supuesto una facturación de casi setecientos millones de pesetas, ha sido posible con un reducido equipo de treinta hombres, la mitad de los cuales se emplea en actividades administrativas y de gestión.

Los robots están siendo empleados espécialmente en la industria del automóvil, pero sus aplicaciones son infinitas. Existen los modelos más sofisticados que pueda desarrollar la imaginación, desde robots esquiladores de ovejas a robots pinchadiscos. Sin embargo, actualmente los técnicos están interesados sobre todo en la fabricación de automatismos que liberen al hombre de los trabajos más pesados, más duros e insalubres, como son las soldaduras y los propios de la industria de fundición.

Eh el acto de inaguración de la planta de Sant Quirze, un robot ofreció unas tijeras al conseller Vicenç Oller para que procediera a cortar la cinta inaugural. La escena asombró a todos los presentes, aunque no llegó a crear el impacto que sufrió el entonces presidente de México, José López Portillo, cuando, en su visita a Suecia, fue obsequiado por un robot que sé dirigió hacia él con el propósito de ofrecerle la bienvenida. Cuando el artefacto mecánico estiró su brazo metálico para darle la mano, los agentes del servicio de seguridad mexicano se llevaron un susto mayúsculo y, temiéndose lo peor, echaron mano a sus pistolas para intentar paralizar cualquier acción maléfica de aquel artefacto.

La progresiva implantación de los robots industriales en determinadas áreas de la producción, sobre todo la automovilística, ha despejado buena parte de los temores que suscitaron al principio de su aparición, pero precisamente esta generalización de su uso está desatando una carrera de la competitividad a ritmos insospechados entre las empresas automovilísticas.

Japón, que dispone de la industria del automóvil más automatizada, emplea ya unos 5.000 robots, mientras que Estados Unidos sólo tiene unos 1.500 instalados. Esta es una de las razones por las que Japón exporta más coches a Estados Unidos que la Ford a todo el mundo. Los expertos calculan que la industria norteamericana deberá invertir unos 80.000 millones de dólares en los próximos cinco años en robots y otros automatismos para alcanzar el desarrollo tecnológico nipón.

En España se estima que son más de trescientos los robots instalados. La planta de la General Motors de Zaragoza es la que está dotada de un mayor nivel de automatismo, con 120 aparatos de la firma norteamericana Unimation. FASA-Renault ha adquirido varias unidades de la firma Acmacribier, mientras que Seat emplea el modelo italiano Comau por su tradicional vinculación a Fiat. Ford ha comprado, aunque todavía no instalado, varios robots alemanes de la casa Kuka. Entre 1982 y 1983, ASEA producirá en España más de 150 robots, 35 de los cuales serán adquiridos por la Ford.

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