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España duplicó el volumen de su economía en los 10 últimos años

El gran problema es la productividad, donde se sigue perdiendo terreno

Andreu Missé

La noticia de que en 2006 España había atrapado a Italia en el producto interior bruto por habitante (el valor de los bienes y servicios producidos dividido por la población) ha visualizado el gran cambio que ha registrado la economía española en la última década. Mientras la mayoría de los grandes países europeos han perdido terreno, según este indicador, España ha ganado casi 12 puntos y se sitúa ya en 105,3% de la media de la Unión Europea. Dos puntos por encima de Italia y sólo seis por debajo de Francia.

Si se considera la producción total de la economía española, lo que realmente mide el PIB, el salto se aprecia más claramente. En 2006 el volumen de la economía española era el doble del que tenía en 1996. Ninguno de los grandes Estados miembros de la UE ha experimentado un incremento tan intenso (ver cuadro adjunto).

La tasa de ocupados es del 63,3% cuando hace una década era del 46,9%

La transformación registrada por España tras 13 años de crecimiento ininterrumpido no ha pasado inadvertido en Europa. "El avance de la economía española es enorme, enorme", enfatizaba estos días en Bruselas un alto responsable del Banco Central Europeo (BCE). El PIB por habitante, sin embargo, no es el indicador que mejor refleja esta transformación. El fuerte aumento de la población de casi cinco millones diluye en parte el progreso realizado.

Aunque el vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, acaba de rebajar las previsiones de crecimiento para 2008 al 3,1%, España mantiene todavía unas expectativas mucho mejores que el conjunto de la Unión (2,4%); Alemania, (2,1%) Francia (2,0%), Reino Unido, (2,2 %) e Italia (1,4%).

Pero sin duda es en el campo del empleo donde mejor se aprecia la europeización de la sociedad española. El número de ocupados supera los 20 millones, ocho millones más que en 1994. La mitad de los nuevos puestos son ocupados por mujeres y una cuarta parte por inmigrantes. Lo realmente significativo ha sido la europeización de la tasa de ocupación (empleados en relación a la población total de 15 a 64 años). En 1995, sólo trabajaban el 46,9% de las personas pertenecientes a esta franja de edad laboral comprendida entre 15 a 64 años. En 2005, la tasa de ocupación española subió hasta el 63,3%, prácticamente la misma que la de la zona euro (63,5%) y ligeramente por encima de la Francia (63,1%) y muy destacada de la de Italia (57,6%).

El gran talón de Aquiles de la economía es la escasa productividad (PIB producido por empleado). Una materia que España suspende sistemáticamente, y sigue perdiendo terreno año tras año respecto a los demás países europeos. En 2006, la productividad española creció el 0,7%, la mitad que la zona euro (1,4%). La situación, no obstante, ha mejorado respecto al periodo 1997-2001, en que la productividad de la zona euro creció al 1,4% y la española al 0,2%.

Fantasías aparte, a pesar de los logros obtenidos, a España le queda todavía mucho trecho para alcanzar la competitividad de una potencia económica como la italiana. De entrada hay que constatar que la economía italiana es todavía un 50% mayor que la española, aunque es cierto que hace una década era el doble. Las empresas italianas están ganando cuota en los mercados internacionales como señalaba el pasado viernes el primer ministro Romano Prodi. "Exportamos el doble que España", replicaba el líder italiano a las muestras de júbilo de las autoridades españolas que celebraron el avance español en PIB per cápita.

Prodi precisaba que las exportaciones de su país habían crecido un 11,5% hasta septiembre pasado, un ritmo ligeramente mayor que el de Alemania, el líder mundial de ventas al exterior. Italia ocupa el cuarto puesto en el ránking de exportadores europeos y el séptimo en la competición mundial, tras adelantar al Reino Unido y Canadá.

Dudas sobre los ingresos fiscales

Entre un 50% y un 75% del aumento de la recaudación de impuestos registrada en España entre 1995 y 2006 podría ser transitorio y desaparecer con el boom de los activos, principalmente inmobiliarios, según un estudio encargado por la Comisión Europea. El trabajo señala que durante estos años caracterizados por unos bajos tipos de interés y un fuerte aumento de la población, los ingresos fiscales en España han crecido en una media del 4,25%, claramente por encima de la actividad económica que lo ha hecho en torno al 3,75% anual.

Los autores del trabajo, Carlos Martínez-Mongay, Luis Ángel Maza Lazierra y Javier Yániz Igal, sostienen que este incremento de la recaudación ha estado ligado a una especial estructura del PIB fuertemente condicionada por un peso notable del boom en la construcción de viviendas. El impacto de este crecimiento atípico en la recaudación de impuestos podría ser del 2,25% del PIB, según el trabajo. En este caso se ha tenido en cuenta básicamente la recaudación por el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en vivienda e impuesto de sociedades. El documento llama la atención "sobre la importancia de los efectos de composición en la actual expansión de la economía asociada a un modelo de crecimiento que puede apagarse cuando el crecimiento ceda".

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