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España esquiva el golpe de los mercados

La prima de riesgo se relaja tras alejarse la perspectiva de un rescate a Portugal - El paso adelante de Berlín y París en defensa del euro salva el primer envite del año

Alejandro Bolaños

La prima de riesgo, un tecnicismo que la crisis transformó en expresión familiar, mide la fuerza de los sucesivos terremotos que sacuden el mercado de deuda pública. En mayo pasado, con la crisis griega en pleno apogeo, el diferencial con el rendimiento del bono alemán (la ahora famosa prima de riesgo) de los títulos de varios países europeos se disparó hasta que la UE aprobó el plan de rescate. En noviembre, la gráfica volvió a dibujar un pico puntiagudo: el empinado ascenso solo tornó en cuesta abajo cuando el Gobierno irlandés pidió también auxilio a la UE. En el arranque de 2011, el mercado de deuda pública dibuja la misma desquiciada geometría. Pero esta semana quedará como la semana que Portugal no pidió el rescate. Y, también, como un balón de oxígeno para España. El paso adelante de Alemania y Francia en defensa del euro es la solución (provisional) al acertijo.

"Esta semana se ha ganado una batalla", dice el estratega de Citigroup
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"Esta semana se ha ganado una batalla importante, aunque la guerra todavía está muy lejos de acabar", sintetiza José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citigroup en España. Y eso que el año empezó cuajado de negros augurios. Tras una breve pausa por las vacaciones navideñas, en los mercados se relanzó la carga contra los títulos portugueses. Según una encuesta de Reuters, más de un 85% de los inversores apostaba porque Lisboa, cuyos bonos se habían devaluado tanto que ya tenían que pagar más de un 7% de interés a diez años, se vería forzada a pedir ayuda. Se repetía incluso la escenografía que arropó los fiascos de Grecia e Irlanda: mientras los líderes nacionales aseguraban que el rescate no era una opción, filtraciones periodísticas daban cuenta de una supuesta presión de Alemania y Francia para poner en marcha ese mismo rescate cuanto antes.

La situación no podía ser más preocupante para España. No solo es la siguiente en la lista de los especuladores, que explotan las dudas sobre la reducción del déficit y el crecimiento económico a medio plazo. Además, el habitual efecto contagio se veía potenciado esta vez porque la banca española, mirada con lupa por sus pecados inmobiliarios, tiene una amplia presencia en Portugal. Con todas esas amenazas desplegadas, José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, concluye que "España salió bien parada".

"El bono español empezó la semana con un diferencial de 270 puntos básicos [respecto al bono alemán a diez años], muy cerca del máximo que alcanzó en la crisis irlandesa, y la ha acabado en 230, el menor diferencial en dos meses", ilustra Díez. "Y el Tesoro colocó 3.000 millones a un tipo de interés elevado sí, pero inferior al que marcaba el mercado secundario el día antes", añade el economista jefe de Intermoney.

Pese al empeño del mercado, Portugal se resistió a pedir un rescate que dice no necesitar. Y, por esta vez, los inversores se retiraron de las posiciones más pesimistas. El miércoles simbolizó el brusco cambio de aires: Portugal culminó con éxito la primera subasta de bonos del año y la Bolsa española registró ese día la mayor subida (un 5,4%) desde el rescate a Grecia.

"Que los mercados hayan vuelto a poner encima de la mesa la crisis europea tan pronto ha facilitado que se tomen decisiones. Esta vez ha habido un salto cualitativo en la respuesta de la UE y eso se ha traducido en las expectativas del mercado", señala el estratega de Citigroup.

Como ya pasó en noviembre, el Banco Central Europeo ha contribuido a aquietar las aguas al comprar bonos de los países más cuestionados (entre los que no incluye hasta ahora a España). Pero fue el aval implícito de París y Berlín a la propuesta de Bruselas para ampliar y flexibilizar el fondo de rescate lo que decantó el ánimo de los inversores.

Los dos gigantes europeos parecen haber asumido por fin que el fondo de rescate, ni por su cuantía (apenas 250.000 millones) ni por su eficacia (los mercados siguen castigando a Grecia e Irlanda pese a la ayuda) es una respuesta suficiente para frenar los ataques a la zona euro. Una conclusión en la que la hipótesis de una petición de ayuda de España -una economía con suficiente dimensión para desestabilizar la moneda única- tiene un peso indudable.

"No es una reacción altruista. La deuda es de España, pero el problema sería de los bancos alemanes, que son los que más títulos españoles tienen. Y aunque tenga dificultades para gestionarlo en el ámbito interno, el Gobierno alemán está dando ahora pasos reales hacia una solución coordinada", resume el economista jefe de Intermoney.

Tensión asegurada hasta primavera

"Es esencial que desarrollemos una estrategia completa, no se puede decidir sobre un aspecto determinado cada día". La canciller alemana, Angela Merkel, se esforzó ayer por rebajar las expectativas de un pronto viraje en la respuesta de la zona euro a la crisis que aflora en el mercado de deuda pública.

Aunque Merkel ha dado a entender esta semana que avalará medidas más contundentes, aprovechó un acto de su partido, la CDU, en Mainz, para dejar claro que no acelerará el calendario previsto, pese al reciente envite de los inversores. La ampliación y nuevas condiciones del fondo de rescate quedarían así para marzo, cuando se celebrará una cumbre de la UE para tratar el asunto. El anuncio volverá a tensar los mercados la próxima semana, una tensión con la que la economía española tendrá que convivir, al menos, hasta primavera.

- Vencimientos en abril. El Tesoro español tiene previsto emitir 93.800 millones en títulos a medio y largo plazo este año. Casi la mitad se destinará a cubrir vencimientos de deuda emitida en años anteriores, y el resto a financiar el déficit del presupuesto. La mayor devolución tendrá lugar el 30 de abril (15.000 millones de una vez).

- Desnudo inmobiliario. La sospecha de que las pérdidas de cajas y bancos por el estallido de la burbuja inmobiliaria son mayores de lo que se admite anima la apuesta contra la economía española. El mercado tomará buena nota de la nueva exigencia de transparencia, que el Banco de España quiere escenificar cuanto antes. Y de como se afronta la recapitalización de las entidades más problemáticas.

- La hora de las pensiones. Aquí la urgencia se la ha impuesto el Gobierno, que ha hecho de los cambios en las pensiones una piedra de toque de su compromiso con las reformas. El 28 de enero es la fecha tope.

- El agujero del presupuesto. La crisis se traduce en menos recaudación de impuestos. Para equilibrar la ecuación (y pagar prestaciones por desempleo, por ejemplo), el Gobierno aumenta su dependencia de la deuda. En pocos días, someterá al examen de Bruselas (y del mercado) su plan de ajuste presupuestario.

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