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Europa planea aplicar una quita del 50% a la deuda pública de Grecia

Las discrepancias entre Alemania y Francia centran las reuniones de la UE

Andreu Missé

Europa está dando una imagen "desastrosa". Es el calificativo elegido por el propio Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, al comentar las continuas divisiones internas de la Unión Europea (UE) y su incapacidad para resolver el problema de la deuda. La gota que colmó la paciencia del veterano primer ministro de Luxemburgo ha sido la repentina convocatoria de otra cumbre de la UE para el próximo miércoles, por iniciativa exclusiva de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al margen de las instituciones, ante las nulas perspectivas de cerrar un acuerdo antes. Para Juncker, Europa "no está dando un ejemplo de buen Gobierno".

Sí se han producido avances significativos respecto a una posible quita de la deuda de Grecia. Los bancos podrían renunciar hasta un 50% de la deuda en el segundo plan de rescate, frente el 21% aprobado en junio. "Estamos trabajando sobre la base de una quita del 50%", señaló ayer una alta fuente comunitaria. El plan con el que se trabaja es rebajar la deuda griega que se encuentra por encima del 150% del Producto Interior Bruto (PIB) hasta un 120%. Este nivel, aunque el crecimiento sea moderado, ya resulta sostenible con las últimas rebajas de tipos de interés y alargamiento de los plazos hasta los 30 años.

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Por su parte, los enviados de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), la troika que supervisa a Grecia, calcula que será necesario una quita de hasta el 60%, según un informe citado por Bloomberg. Ello reduciría el endeudamiento de Atenas por debajo del 110% de su PIB antes de 2020.

Los ministros del euro iniciaron ayer en Bruselas la primera de una serie de reuniones entre las que figura un Ecofin para hoy y un Consejo Europeo que se celebrará en dos sesiones, el domingo y el miércoles. La cita contó con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Para el domingo está previsto también otro encuentro de los líderes de los 17 países del euro, pero algunas fuentes indicaron la posibilidad de su desconvocatoria.

El Eurogrupo aprobó el desembolso del sexto tramo de ayudas a Grecia de 8.000 millones. La entrega, que se realizará durante la primera quincena de noviembre, está pendiente de la aprobación del FMI. Los ministros aseguraron en un comunicado que "para asegurar la estabilidad de la deuda, concluiremos un segundo programa económico de ajuste para Grecia, con una apropiada combinación de una nueva adicional financiación pública e implicación del sector privado".

La discrepancia de fondo se concentra en la forma de fortalecer el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), creado para ayudar a los países que tienen dificultades para financiarse en los mercados. De la dotación inicial de 440.000 millones, ya se han consumido 17.700 millones en el programa de Irlanda; 26.000 millones para Portugal y 109.000 millones están comprometidos para el segundo rescate de Grecia, aunque en esta operación podría contribuir el FMI. Shahin Vallée, investigador de Bruegel, cree que otros 80.000 podrían destinarse a recapitalizar la banca. Con los 200.000 millones restantes, el FEEF podría garantizar un 20% de la deuda de futuras emisiones, lo que aumentaría su potencia cinco veces, hasta un billón de euros, a su juicio.

La transformación del FEEF como una aseguradora del crédito, que asumiera las posibles pérdidas del valor de la deuda hasta un 10%, 20%, o 30%, según los casos, es la fórmula que defiende Alemania y cuenta con el apoyo de grandes bancos como el Deutsche Bank y UniCredit, las aseguradoras Allianz y Axa o el mayor gestor de deuda pública, Pimco. Estas entidades dirigieron una misiva al director del FEEF, Klaus Reding, respaldando esta vía.

París, en cambio, apuesta por la conversión del FEEF en un banco, que podría pedir financiación al BCE y tener más capacidad financiera. Esta posición cuenta con el apoyo de Italia y España, que no quieren verse identificadas como países que pueden sufrir pérdidas de su deuda.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, admitió que la situación de la zona euro es "grave", pero quitó hierro a las discrepancias asegurando que "Alemania y Francia no tienen posiciones distintas en absoluto". El ministro justificó la convocatoria de la segunda cumbre del miércoles, por la necesidad de que el parlamento alemán apruebe previamente cualquier decisión.

La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, precisó ayer que "en un mundo ideal, sí que sería bueno, que el BCE tuviera un papel más activo". Pero pidió considerar también "otras posibilidades". "Apoyamos cualquier esquema que pueda aumentar la capacidad, que no sea discriminatorio y que en vez de dificultar el acceso a los mercados lo favorezca", dijo.

Italia recibió ayer una nueva advertencia por parte de la Comisión Europea para que adopte de forma "urgente" nuevas medidas de ajuste fiscal.

Jean Claude Juncker, Elena Salgado, Chistine Lagarde y Wolfgang Schaüble, ayer antes de la reunión del Eurogrupo.
Jean Claude Juncker, Elena Salgado, Chistine Lagarde y Wolfgang Schaüble, ayer antes de la reunión del Eurogrupo.VIRGINIA MAYO (AP)

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