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El FMI reclama otra ronda de paquetes fiscales para 2010

El organismo internacional alerta de que la crisis se alarga

La recuperación económica es refractaria a las proclamas de los Gobiernos. Cuanto más se invoca, más se aleja. El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera ya una quimera que haya crecimiento en los países avanzados a finales de este año, como aún sostienen varios responsables públicos. Más bien piensa lo contrario: aventura una crisis más larga, que sólo remitirá en 2011. Un pronóstico que le llevó ayer a reclamar una nueva ronda de estímulos fiscales para evitar la destrucción de empleos y empresas.

"Va a pasar mucho tiempo hasta que el crecimiento vuelva al nivel normal, así que tenemos que pensar en que los impulsos fiscales duren bastante más", advirtió en conferencia de prensa Olivier Blanchard, economista jefe del Fondo. El organismo internacional recomendó en noviembre al G-20 una inyección de dinero público en la economía real (recortes de impuestos, inversiones, ayudas sociales) equivalente al 2% del PIB de cada país.

El Fondo prevé un 6% de déficit público para España este año y el próximo

Según el FMI, los paquetes fiscales de los países avanzados y emergentes que se reunieron en la cumbre de Washington se han quedado algo cortos, con un promedio del 1,5% del PIB. Arabia Saudí (3,3%), España (2,3%), Australia (2,1%), Estados Unidos (2%) y China (2,1%) encabezan el esfuerzo público contra la crisis, pero el Fondo teme que decaiga. "Los Gobiernos deberían estar pensando más en 2010 y quizá en 2011", acotó Blanchard.

La debilidad de las iniciativas anunciadas para 2010 ha disparado la preocupación del FMI. Las medidas ya adoptadas se traducen en crecientes niveles de déficit y deuda públicos, lo que condiciona a los Gobiernos. Los paquetes fiscales para el próximo año apenas alcanzarán el 1% del PIB del G-20, una cuantía insuficiente, dada la extensión de la crisis, según el organismo internacional.

Blanchard abogó por que los países emergentes y avanzados renueven en la cumbre de Londres, el próximo 2 de abril, la apuesta por el gasto público contra la recesión que se alcanzó en Washington. En un difícil equilibrio, el FMI también insiste en que de la nueva cumbre del G-20 salga un compromiso aún más rotundo de que estos estímulos fiscales "no tendrán efectos permanentes en el nivel de déficit público".

En la retahíla de documentos sobre la crisis que presentaron ayer los altos cargos del Fondo se repite hasta la saciedad que, sin planes claros y detallados sobre cómo recuperar la estabilidad presupuestaria en el medio plazo, "puede dispararse una reacción adversa en los mercados".

El reclamo del FMI de más protagonismo público contrasta con la posición del Gobierno español, que tras encabezar el esfuerzo fiscal en 2009 cree ahora que "no hay margen para nuevas medidas", en palabras del vicepresidente Pedro Solbes. Las propias estimaciones del Fondo van más allá del pronóstico del Ejecutivo, al considerar que el déficit público llegará al 6% este año (Economía prevé un 5,6%) y el próximo (4,8% en la estimación oficial). Sin embargo, las proyecciones sobre deuda pública cuentan otra historia: el Fondo cree que, en el caso español, apenas superará el 56% del PIB en 2014, un nivel mucho más desahogado que el de la mayoría de los países avanzados.

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