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Es normal que UGT critique ahora al jefe del Ejecutivo, según Garnacho"

Es normal que UGT haya cambiado su estrategia de criticar al ministro de Economía y Haciencia, Carlos Solchaga, por otra dirigida a criticar a Felipe Gonzalez, tal como se desprende del documento de la última reunión ordinaria de la ejecutiva confederal del sindicato, según afirmó ayer Manuel Garnacho, secretario general de la Federación de Construcción de la central socialista."El máximo exponente de la política del Gobierno es su presidente", añadió Garnacho a la agencia Efe, "y como esa política está en contradicción con lo que el, partido ofreció al electorado español, es normal que toda la organización [de UGT] vaya a buscar la responsabilidad allá donde esté".

Manuel Garnacho señaló que si hasta ahora no se había ejercitado una crítica abierta hacia Felipe González, "quizá se hiciera con la secreta esperanza de que el presidente pudiera dar un día ese giro demandado por la sociedad, pero vemos que no es así". Garnacho destacó la contradicción que supone que las decisiones del Gobierno socialista sean aplaudidas por banqueros y miembros de la jet set, ya que "las medidas que toma difícilmente pueden ser beneficiosas, a la vez, para capitalistas y trabajadores, por ser antagónicos sus intereses".

Perdería el PSOE

"Ningún socialista de verdad", indicó Garnacho, "puede sentirse orgulloso de que con esta política haya convertido a su país en un nuevo El Dorado. La especulación que se da en el sector de la construcción es la antítesis de toda política progresista, solidaria y social".La vivienda, a juicio de Garnacho, es el primer componente del salario social, y que "ese componente social, con una política dirigida por, en teoría, socialistas, se haya puesto fuera del alcance de la mayoría de los españoles es la mayor descalificación que puede hacerse".

El secretario general de la federación de construcción de UGT afirmó que, en una hipotética ruptura UGT-PSOE, el partido sería el más perjudicado. Para el dirigente socialista, el partido saldría perdedor porque gran parte de los afiliados al sindicato, no pertenecientes al partído, se sienten socialistas por el mero hecho de estar en la Unión General de Trabajadores. "Si no carribian las cosas", advirtió, "he podido apreciar que les va a costar mucho seguir votando al partido, porque no hay nada peor que un enamorado desencantado, y ese desencanto les está llevando a una postura de rechazo".

El sindicalista precisó, sin embargo, que un cisma en la familia socialista sería un "drarna", porque "partido y sindicato son dos instrumentos que sería bueno trabajaran en un mismo sentido, y eso no ocurre desde hace tiempo".

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