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Grecia y la banca acercan posturas para reducir el peso de la deuda

El Gobierno y el sector discuten sobre nuevos bonos de interés variable

El acuerdo entre Grecia y la banca internacional -ese que supone convencer a centenares de inversores de que renuncien a cobrar la mitad del valor apuntado en los bonos y letras griegas que compraron- está más cerca. Es un pacto necesario para que el segundo rescate financiero evite la bancarrota griega. La negociación entre las partes había descarrilado hace una semana, pero ayer las fuentes implicadas en el proceso certificaron la aproximación de posturas.

"Ha habido un avance significativo. Hay un amplio acuerdo sobre los cupones y elementos estructurales", dijo a Bloomberg Television Hans Humes, presidente de Greylock Capital Management, uno de los fondos que participan en el comité negociador.

Hay consenso en los elementos estructurales, dice uno de los fondos

Atenas negocia que la banca acepte un recorte o quita del 50% del valor nominal de la deuda en manos de acreedores privados, que suma 206.000 millones de euros. Es la parte privada del segundo plan de salvamento financiero de Grecia, que también incluye una inyección de 130.000 millones de euros por parte de Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El objetivo es que la deuda pública griega, ahora en el 162% sobre el PIB, baje en el año 2020 hasta el 120%, un nivel que se considera sostenible.

En concreto, el Gobierno heleno y la patronal que representa a los acreedores privados, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en las siglas en inglés), ultiman un pacto para canjear los actuales títulos de deuda por bonos a 30 años y un tipo de interés variable, que podría empezar en el 3,1%, pasar a 3,9% y acabar en un máximo del 4,75%, según una información del periódico griego Proto Thema. Otra fuente citada por Reuters señaló que el nuevo título de deuda tendrá, además de un vencimiento de 30 años, un periodo de carencia de 10. "Tendrá una estructura progresiva con una media en el entorno del 4%", señaló esta fuente financiera.

Aunque el recorte nominal sea del 50%, la pérdida neta real para los inversores respecto al valor presente, teniendo en cuenta el tipo de interés que cobrarán en esos nuevos bonos, puede alcanzar el 70%. "La situación económica ha empeorado y también las condiciones de este acuerdo son más duras, superiores a las planeadas en los acuerdos de octubre [en la cumbre europea que aprobó en segundo rescate financiero griego]", advierte José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi.

Anoche el pacto parecía muy próximo, pero en una negociación en la que lo que se discute no es ni más ni menos que cientos de bancos y fondos de inversión acepten cobrar la mitad de lo esperado, todo puede cambiar hasta el último momento.

Sí hay una fecha límite para resolver el entuerto, el 20 de marzo, cuando vence una deuda de 14.500 millones de euros que Atenas no puede pagar. El acuerdo, sin precedentes en la era del euro, requiere no poca burocracia y flecos que cerrar una vez alcanzado. Además, Bruselas quiere aprobar el plan definitivo en la cumbre europea del 30 de enero.

Los fondos de alto riesgo son los que más han dado la batalla contra la quita voluntaria dado que están cubiertos con seguros de impago y, si la pérdida es forzosa, podrían cobrarlos.

Para que el acuerdo sea efectivo la mayoría de los acreedores deberían aceptarlo. El Gobierno provisional que lidera el tecnócrata Lukas Papademos ha recalcado hasta el último instante que necesita el 100% de adhesión. "Si el IIF estrecha la mano con el otro lado de la mesa, tendremos una aceptación del 90% o superior", consideró Humes, de Greylock Capital.

Papademos tuvo un día ajetreado. Los funcionarios de la llamada troika -formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI- también comenzaron las reuniones para discutir reformas -que incluyen nuevas dosis de recortes sociales- y planes para completar el paquete de rescate. "El recorte de la deuda con los bancos no implica que los ajustes dejen de ser necesarios", apunta Campuzano.

El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, tras reunirse con Papademos y el FMI.
El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, tras reunirse con Papademos y el FMI.L. GOULIAMAKI (AFP)

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