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Hungría agrava la crisis de la deuda

El euro y las Bolsas europeas se hunden por el riesgo de que el país siga los pasos de Grecia - El nuevo Gobierno de Budapest dice que las cuentas se han falseado

Andreu Missé

¿Hungría será una segunda Grecia que precise un rescate de la UE? Lejos de calmarse, el clima de incertidumbre en los mercados financieros europeos se deterioró ayer sensiblemente tras las manifestaciones de varios responsables del nuevo Gobierno húngaro de centro-derecha acusando al Ejecutivo socialista saliente de haber falseado las cifras del déficit. Lajos Kósa, vicejefe del partido del Gobierno, Fidesz, aseguró que Hungría sufre una situación "comparable a la de Grecia" y que la quiebra del Estado "está próxima".

Hungría, con un PIB próximo al 1% de la Unión, recibió ya un auxilio financiero para evitar la quiebra de unos 19.000 millones de euros por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), la UE y el Banco Mundial en octubre de 2008. Hay que destacar que Hungría no pertenece a la zona euro, por lo que los efectos de la crisis serán muy distintos y de un contagio menos impactante que los de Grecia que provocó el inicio de la desestabilización del euro.

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Pero la gravedad de la nueva realidad económica provocó un hundimiento de la divisa húngara, el florín, en un 5,5%. La Bolsa de Budapest perdió un 3,14%, tras haber cedido un 1% el día anterior. Las malas noticias de Hungría contagiaron inmediatamente los mercados financieros europeos con fuertes caídas en las Bolsas de Madrid (3,8%), Milán (3,7%), París, (2,8%), Francfort (1,8%) y Londres (1,6). El euro cayó hasta 1,19 dólares, el nivel de cambio más bajo desde hace cuatro años. Los mercados también sufrieron por un dato de empleo en EE UU peor que el esperado y hasta por rumores sobre pérdidas de Société Générale en operaciones con derivados.

El nerviosismo de los mercados se desató tras las manifestaciones que pusieron al descubierto la gravedad de la situación económica por parte de varias autoridades del nuevo Gobierno de centro-derecha, presidido por Viktor Orbán, que arrasó en las últimas elecciones logrando una mayoría de dos tercios. El secretario de Estado, Mihaly Varga, especialista en asuntos económicos del Fidesz, dijo que el déficit público podría alcanzar hasta el 7,5% del PIB en 2010, el doble del 3,8% previsto por el Gobierno.

Las afirmaciones de Kósa referentes a la crítica situación de las cuentas públicas del país fueron confirmadas por el portavoz de Orbán, Péter Szíjjártó, quien consideró que "no eran exageradas". El portavoz manifestó que "en Hungría el anterior Gobierno falsificó las estadísticas". "En Grecia", añadió, "también falsificaron los datos. En Atenas el momento de la verdad ya ha llegado, mientras que Budapest está todavía antes de esto", añadió. Szíjjártó precisó "que esto es lo que queremos evitar", y señaló que "este Gobierno está dispuesto para evitar el camino que Grecia siguió". Cabe recordar que el anterior primer ministro Ferenc Gyurcsany fue sorprendido con unas palabras que no creía que fueran divulgadas en las que reconoció haber engañado a los ciudadanos sobre la realidad económica del país.

El nuevo Gobierno ha anunciado un inminente plan de acción para evitar la quiebra, que se dará a conocer en las próximas 72 horas. Su objetivo es estimular el crecimiento económico y medidas de estímulo económico. Unas medidas, que sin embargo, difícilmente pueden reducir el déficit. Tras un encuentro con Orbán el pasado jueves, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso exigió a Hungría una reducción del déficit más acelerada. "El mensaje para Hungría", dijo Barroso, "es acelerar la consolidación fiscal, no reducirla". Y precisó que "en Europa ir contra la consolidación fiscal sería un desastre". Y añadió que "Hungría estaba en una situación muy delicada por lo que no cabían complacencias".

Viktor Orbán considera que la superación de la crisis "no puede ser mediante un ajuste, o mediante chapuzas en la economía". En su opinión "las medidas deben ir dirigidas a mejorar la situación financiera con profundos cambios estructurales".

La nueva realidad húngara puesta al descubierto por el nuevo Gobierno sorprende porque esta no es la visión que tenían los expertos del FMI. En su quinto informe sobre el plan de ayuda, redactado el pasado marzo, los expertos del Fondo señalan que el programa económico del Gobierno "ha puesto a Hungría en el camino de la estabilidad y el crecimiento". Igualmente señalan que bajo el programa de apoyo del Fondo, la posición fiscal subyacente ha mejorado, se proporcionó oportuna liquidez al sistema y se mejoró significativamente la supervisión bancaria. En definitiva, "las vulnerabilidades macrofinancieras han sido rebajadas, la confianza de los inversores está volviendo y la economía está en el camino de la recuperación".

Lo cierto es que según los datos publicados ayer por Eurostat, la oficina estadística de la Unión, el PIB de Hungría durante el primer trimestre creció el 0,9%, muy por encima del 0,2% de media europea. Hungría tiene una deuda pública del 78% del PIB, algo por encima de la media de la UE.

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