El Ibex 35 consigue mantener los 8.000 puntos
Los mercados de valores europeos rozaron nuevamente el desastre en esta última sesión, sin que mediaran más novedades que el traslado del miedo de los inversores hacia los resultados empresariales.
El Ibex 35 cayó el 7,37% en la apertura del mercado, lo que le llevó hasta los 7.737,20 puntos, nivel desde el cual comenzó una remontada hasta superar los 8.000 puntos, que ya no perdió. Al cierre de la sesión este índice perdió el 4,11% para quedar en 8.009,90 puntos.
Las circunstancias que han dado fondo a esta jornada son prácticamente las mismas que en los días anteriores, con la particularidad de que el ánimo de los inversores cada día está más bajo y sus respuestas son más negativas, si cabe.
Los efectos beneficiosos para la economía de la última bajada de los tipos de interés han animado al presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, a cambiar el sentido de su discurso y aventurar una posible nueva rebaja del precio del dinero, si la inflación lo permite.
Las buenas noticias tienen, en estos momentos, poca capacidad de influencia sobre los inversores, aunque es obvio que una buena parte de las consecuencias de la crisis para las economías más bajas pueden suavizarse con esa medida, al tiempo que dará a las empresas un respiro en cuanto al precio de su financiación.
Desde el comienzo de la sesión la presión del papel se concentró en el sector bancario, posiblemente por la sutileza con la que algunos responsables de bancos y cajas han dejado caer que hay entidades con problemas, al reclamar que las ayudas no vayan a aquellas que no lo necesiten. Las acciones del Banco Santander llegaron a caer el 11,75%, para recuperarse hasta un descenso del 3,92%. BBVA llegó a perder el 7,77% y terminó con un recorte del 4,51%, mientras que el Banco Popular remontó posiciones desde una caída del 10,99% hasta el 5,02% que perdía al cierre.
Con todo, una de las cosas que se han perdido en los mercados en estos momentos es la capacidad de selección, que es uno de sus puntales. Los descensos apenas perdonan a nadie, lo que parece apuntar a un desmantelamiento de carteras.
