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Irlanda abre un nuevo brote de crisis fiscal en la eurozona

La confianza en el bono español toca mínimos en un mes

Claudi Pérez

Alemania ha logrado introducir en la agenda europea un proceso que quiere permitir la reestructuración ordenada de la deuda de los países con problemas. En otras palabras: que un país pueda quebrar, de manera que sus acreedores -generalmente, los bancos- tengan que asumir que no van a cobrar todo lo que se les debe. Esa medida va para largo, y no está claro que al final se apruebe. Pero tiene graves efectos inmediatos: es la razón principal de los renovados problemas en la deuda de los países periféricos, en especial de Irlanda y Portugal, y en menor medida también de España y de la inevitable Grecia.

El diferencial del bono español a 10 años con el alemán -el considerado más seguro en los mercados- se encaramó a sus niveles máximos en el último mes: España paga un 4,2% por su deuda, y Alemania apenas un 2,4%. En otras palabras, la confianza en la deuda española está soportando nuevas presiones. Otros están peor: Grecia paga más de un 10% de intereses por las dudas que despierta en los mercados, Portugal paga más del 6%, e Irlanda, que en las dos últimas jornadas ha liderado las subidas, tiene que abonar intereses de más del 7%.

El euro no deja de apreciarse y vuelve a subir hasta 1,40 dólares por unidad

Sin llegar al pánico del pasado mayo, un nuevo brote de la crisis fiscal se ha instalado en los mercados de deuda pública. Los inversores entienden que las propuestas alemanas elevan drásticamente la probabilidad de futuras suspensiones de pagos de la deuda pública en la eurozona. Especialmente en Irlanda, donde el agujero de sus bancos, la crisis y el aumento galopante del déficit y la deuda son un quebradero de cabeza constante. Tras las últimas subidas, los tipos que paga Irlanda son ya superiores a los que abonaba Grecia solo cuatro días antes del rescate de la UE en primavera. Irlanda ha postergado la aprobación de sus presupuestos hasta diciembre, pero tiene un plazo de apenas un mes para comunicar a Bruselas sus nuevos planes de austeridad. Un informe de Eurocredit asegura que crecen las probabilidades de que tenga que acometer una reestructuración. Ante esas dudas, ayer se dispararon los costes de los seguros para cubrirse ante un posible impago.

Las propuestas de Alemania se están dejando notar en la deuda de toda la periferia de la eurozona: Grecia tiene elecciones locales este fin de semana y el Ejecutivo no descarta adelantar las legislativas si recibe un voto de castigo; la banca española y la situación fiscal portuguesa despiertan recelos, e incluso los planes de la Reserva Federal para la compra de bonos están provocando sacudidas en el mercado.

"Las tensiones van a seguir reapareciendo por el escepticismo de los inversores respecto a que algunos países puedan cumplir planes de recortes del déficit tan ambiciosos en un entorno de crecimiento nulo o negativo", explicó José Luis Alzola, del Observatory Group. "Se trata de coletazos de la crisis de la pasada primavera", abundó Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. "Si hubiera un problema serio, el euro lo notaría, pero la moneda europea no deja de apreciarse y ya está en 1,40 dólares", cerró.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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