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Irlanda busca una solución para sus bancos

El Gobierno de Dublín busca un acuerdo con el BCE e insiste en que los inversores asuman pérdidas

El recién elegido Gobierno de Irlanda maniobra para que los resultados de las pruebas de resistencia a sus cuatro mayores bancos que se realizarán esta semana no dejen al sistema fuera de control. Con unas necesidades de recapitalización de hasta 27.500 millones de euros, según un sondeo realizado por Bloomberg entre analistas, y con una preocupante dependencia a la liquidez del BCE, la salida pasa, según sostiene el Ejecutivo, en hacer que los inversores en deuda senior de las entidades asuman parte de las pérdidas y que el instituto emisor acceda a sus peticiones y ponga en marcha una línea especial de crédito que asegura la supervivencia de sus bancos.

Según informa la prensa económica internacional, el Gobierno del primer ministro Enda Kenny, que lleva aproximadamente un mes en el poder tras la victoria de su partido de centro-derechista Fine Gael y el descalabro del Gabinete de Brian Cowen, está negociando con el BCE para que aporte a su sistema financiero un crédito de 60.000 millones de euros. Este dinero serviría para sustituir la ayuda temporal y de emergencia que dio el Banco Central de Irlanda a sus entidades, muy castigadas por la crisis, y que asciende a una cantidad similar.

La decisión del anterior Gobierno de Cowen de activar el rescate de sus socios del euro, la UE y el FMI, que han comprometido un crédito de 85.000 millones de euros, ha restringido el acceso de las entidades irlandesas a los mercados tradicionales de financiación. Este cierre les ha avocado a depender a la liquidez del BCE y, en palabras de esta institución, las ha vuelto "adictas" a sus medidas excepcionales. Del total, los bancos irlandeses reciben un tercio del dinero que el instituto emisor pone a disposición de las entidades europeas. En números, esto equivale a unos 117.000 millones. Sin embargo, el organismo presidido por Jean-Claude Trichet ya ha advertido de que esta ventanilla tiene una duración temporal y, tras la puesta en marcha del rescate, ha avanzado que planteará un programa de reducción temporal de las cantidades que libra hacia el sistema irlandés.

Las pruebas de resistencia que en el caso de Irlanda se conocerán este jueves -para el resto de la eurozona habrá que esperar a verano- cifrarán las necesidades concretas de las cuatro mayores entidades del país: Bank of Ireland, Allied Irish Banks, Irish Life & Permanent y el EBS (Educational Building Society). Según dónde se mire, las previsiones están entre 15.000 a 27.500 millones. Además, se calcula que deberán vender activos por hasta 90.000 millones de euros para reforzar su solvencia. De momento, el plan de rescate para Irlanda aprobado en noviembre ya incluye 35.000 millones de euros para el sector financiero (10.000 para necesidades de recapitalización inmediatas, que todavía no se han ejecutado, y otros 25.000 millones para otras ayudas a la banca). "No tenemos ningún motivo para pensar que esta cantidad es insuficiente", han explicado a Efe este lunes fuentes europeas sobre si creen necesario elevar esta cantidad.

En cuanto a la participación de los inversores en el coste de la reestructuración, el ministro irlandés de Agricultura, Simon Coveney, ha confirmado hoy el anuncio de la pasada semana del titular de Finanzas, Michael Noonan, de que los tenedores de bonos senior de los bancos -que en resumen es aquella con privilegios de cobro en caso de insolvencia- renuncien, precisamente, a este derecho. El motivo es la voluntad del Gobierno, que se niega a reducir su bajo impuestos de sociedades (12,5%), tal y como le reclama la UE, es minimizar el coste de la ayuda pública y el recurso a los fondos de los contribuyentes.

Tras los resultados de las pruebas de estrés el jueves, la UE espera que el nuevo Gobierno irlandés explique cómo piensa llevar a cabo la reestructuración del sector y en qué plazos. La situación irlandesa dominará la reunión informal de ministros de Economía de la UE que se celebra el 8 y 9 de abril en Budapest. En paralelo, la UE y el FMI enviarán la semana que viene una misión a Dublín para examinar cómo se está aplicando el duro plan de ajuste al que se comprometió Irlanda a cambio del rescate.

Una vez conocidas las pruebas de resistencia, el primer ministro, Enda Kenny, ya ha anunciado que volverá a pedir una rebaja en el tipo de interés que Dublín paga por la ayuda (5,8%). Berlín y París exigen a cambio que Irlanda aumente su impuesto de sociedades (uno de los más bajos de la UE, el 12,5%), aunque Kenny podría ofrecer otros ajustes alternativos.

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