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JP Morgan Chase se anota un sólido segundo trimestre

El banco de inversión reconoce que el punto de vulnerabilidad principal de la economía sigue estando en el sector inmobiliario

Wall Street empieza a mostrar sus cuentas, unas cifras que servirán además para enseñar el estado de la economía en EE UU en un momento delicado. JP Morgan Chase acaba de estrenar la temporada de resultados trimestrales entre los grandes de la banca anotándose un beneficio neto de 5.430 millones de dólares (3.800 millones de euros). Los ingresos entre abril y junio rondaron 26.780 millones de dólares (algo menos de 19.000 millones de euros).

Estos resultados suponen un sólido inicio de la temporada de resultados, de acuerdo con la primera reacción de los analistas, que han visto como las ganancias de la entidad que dirige Jamie Dimon -uno de los mejor pagados de Wall Street- subieron un 13% respecto al mismo periodo de 2010. Los ingresos aumentaron un 7%. La buena acogida de los analistas se explican porque sus previsiones apuntaban a unos resultados más bajos. El motivo de esta mejora viene del hecho de que JP Morgan ha necesitado hacer menos provisiones y del mejor comportamiento en el negocio de las tarjetas de crédito.

JP Morgan Chase fue el gran ganador de la crisis financiera y el que más dinero hizo en 2010. Además, sus resultados contrastan con lo complicado que fue desde el punto de vista económico el segundo trimestre en EE UU por la desaceleración económica, el alza del petróleo, alimentos y materias primas y la crisis de la deuda soberana en Europa, lo que afecta al estado de ánimo de los consumidores y al negocio de los grandes bancos.

Jamie Dimon se refirió durante una conferencia posterior con analistas al choque ideológico en Washington sobre la reducción de déficit y la deuda. El banquero considera "imperativo" que se cierre rápido un acuerdo para elevar el tope que el Gobierno de EE UU tiene para pedir prestado. El impago de la deuda, reiteró, tendrá un impacto severo en el mercado y podría provocar una catástrofe.

También está por ver cómo todos estos puntos de incertidumbre afectan en un futuro al negocio de banca de inversión de la firma, que se mantiene sólido. El punto de vulnerabilidad principal sigue estando en el sector inmobiliario, que se traduce en importantes pérdidas en el negocio hipotecario. Aún así, Dimon habla de una mejora continuada en las carteras de crédito al consumo.

"Llevará tiempo resolver esta cuestión", ha admitido. Las provisiones por las pérdidas en la cartera de crédito bajaron a 1.810 millones de dólares (1.272 millones de euros), la mitad que hace un año. Esto, como en otros bancos, le está ayudando a presentar mejores beneficios. Es otra señal de que a situación tiende a normalizarse, aunque nadie se atreve a lanzar aún las campanas al vuelo.

De hecho, los resultados podrían haber sido mejores de no ser por algunas cuestiones legales que tuvo que resolver con el regulador del mercado de valores en EE UU, como el pago de 228 millones por el fraude en los bonos municipales y los 153,6 millones por el empaquetado de hipotecas basura. El próximo gran banco en presentar resultados es Citigroup, lo que tendrá lugar mañana.

Dimon, además, se ha referido durante la conferencia posterior con analistas al choque ideológico en Washington sobre la reducción de déficit y la deuda. El banquero considera "imperativo" que se cierre rápido un acuerdo para elevar el tope que el Gobierno de EE UU tiene para pedir prestado. El impago de la deuda, ha reiterado, tendrá un impacto severo en el mercado y podría provocar una catástrofe.

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