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Multinacionales y banca aplican despidos masivos

Los gigantes empresariales destruyen medio millón de empleos en un año

Cristina Delgado

La crisis que comenzó con términos que sonaban lejanos ahora ya usa palabras que todo mortal comprende, porque de los titulares de subprimes y hedge funds hemos pasado a los simples y llanos despidos. El terremoto hipotecario ha desembocado en un tsunami de "reestructuraciones" con sello internacional que está dejando en la calle a banqueros y directivos, pero también a obreros y técnicos. Los problemas de los grandes titanes de la banca de inversión arrastran 230.000 despidos desde que comenzó la debacle en el verano de 2007. La crisis en las grandes corporaciones del automóvil, transporte, minería, acero o electrónica dejan atrás un reguero de más de 260.000 sólo en los últimos tres meses.

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"Trabajamos en un plan para eliminar un significativo número de puestos de trabajo en los próximos tres años a raíz de la fusión pendiente con Merrill Lynch y el débil entorno macroeconómico". Con estas palabras, Bank of America se sumaba al carro de los despidos masivos el jueves. Piensa echar a entre 30.000 y 35.000 personas. Turbulencias financieras, debilitamiento macroeconómico, caída del consumo, menos financiación... Explicaciones diversas para una misma acción: adelgazar las plantillas.

El automóvil es uno de los grandes damnificados. La venta de coches se ha reducido drásticamente. El pasado mes de noviembre, sólo en España se vendieron un 50% menos coches que el año anterior. Renault anunció en septiembre 6.000 despidos. En octubre, Chrysler dio a conocer otros 6.000. Peugeot, 3.550, casi a la vez que Ford anunció sus 2.260. Volvo ha ido dando cifras durante los últimos tres meses, hasta recalar en los 4.340 puestos de trabajo menos. Nissan, en los 2.500. Incluso los lujosos Rolls-Royce tienen menos tirón con esto de la mala coyuntura, y piensan deshacerse de hasta 2.000 trabajadores.

Todas esas cifras astronómicas son globales y, en general, todas son anunciadas por un alto cargo o un comunicado desde la sede central de Estados Unidos, Francia o Japón. Sin embargo, su condición de multinacional hace que las tijeras lleguen a todos los rincones del planeta. En muchos casos, aterrizan con fuerza en España.

El gigante siderúrgico ArcelorMittal, con sede en Luxemburgo, quiere eliminar 9.000 puestos de trabajo. Afectará a unos 600 trabajadores en España. Cuando Sony anunció el pasado martes que piensa despedir a 16.000 trabajadores entre fijos y temporales, las lágrimas llegaron a Viladecavalls, provincia de Barcelona, donde la firma de electrónica japonesa tiene una fábrica. Sony asegura que con la crisis venden hasta un 50% menos y, además, en la fábrica de Nitra, Eslovaquia, tienen el doble de capacidad de fabricación que en la catalana y los sueldos son hasta un 75% más bajos.

"Asistimos a las consecuencias de que ya no somos tan baratos", razona Salvador del Rey, catedrático y socio director del área laboral del despacho de abogados Cuatrecasas. El proceso de deslocalización de las fábricas hacia el Este no es nuevo, pero, según Del Rey, la peor coyuntura económica lo está acelerando. Con la crisis encima, cada dólar y cada euro cuenta, y aunque España todavía tiene bastante que ofrecer en muchos sectores, algunos de los que necesitan mano de obra intensiva ya no son competitivos aquí. "Eso ya pasó cuando España entró en la Unión Europea. Fue doloroso, pero hubo que renunciar a algunos sectores, y llevar a cabo una reconversión industrial", razona. Cuando una multinacional habla de "reestructurar", las decisiones vienen de la central. Lo que no hay que olvidar es que luego se aplican según la legislación de cada país. "En Estados Unidos, por ejemplo, hay mucha más libertad para el despido. Es mucho más inmediato", explica Fermín Guardiola, socio director del departamento laboral en Madrid del despacho Baker & McKenzie. En aquel país, del que han llegado los recortes de las principales firmas financieras, así como tecnología o química, las empresas tienen derecho a ser union free companies (compañías libres de sindicatos).

Según un reciente informe del servicio de estudios económicos de La Caixa, "el mercado laboral de Estados Unidos es el más flexible del mundo". En muchas de las jurisdicciones, explican, no existen límites legales al uso de contratos temporales, no se fija un mínimo de vacaciones o máximo de horas; los costes del despido se negocian libremente entre trabajador y empresa, y los subsidios de desempleo son poco generosos. Ante los problemas económicos, el despido es una herramienta más de ajuste, y su efecto lo acaban exportando a medio mundo.

"En España, el proceso para llevar a cabo un expediente de regulación de empleo (ERE) es muy largo. Antes de llegar a eso, se congelan sueldos, se suprimen subcontratas, se elimina a los trabajadores temporales, se suspende empleo y, finalmente, despiden", repasa Guardiola. Por eso, dice, las desorbitadas cifras de anuncio de despidos que se han conocido hasta ahora pueden reducirse un poco al llegar aquí. En el caso de la fábrica de Sony, por ejemplo, la directiva ya ha propuesto congelar salarios.

En muchos otros sectores, los sindicatos buscan vías alternativas, como las prejubilaciones o el recorte de turnos. En el caso de la aerolínea Spanair, por ejemplo, se anunciaron más de 1.100 despidos. Tras las bajas incentivadas y negociar con los trabajadores, se ha quedado en algo más de 600.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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