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Reportaje:

Negocios por la cara

Los inversores se lanzan a por una tajada de Facebook antes de que salga a Bolsa

Facebook se está convirtiendo en verdadera una obsesión, y no solo para decenas de millones de personas que usan la red social. También para Wall Street, como revela la última maniobra de su guardián, Goldman Sachs, y los movimientos de sus acciones en "mercados opacos" como SharesPost, donde se canjean los títulos de firmas no cotizadas. Secretismo que podría acabar en abril de 2012, cuando abra sus cuentas o empiece a cotizar.

Como dicen en el parqué, los 450 millones de dólares (348 millones de euros) inyectados por el banco -que prepara un vehículo de inversor paralelo para sus clientes más exclusivos, de 1.500 millones de dólares (1.160 en euros)- es una señal de los tiempos que corren. Netflix es un ejemplo. La compañía que emergió mandando DVD por correo, no solo acabó con los videoclubs de Blockbuster, sino que, tras multiplicar por cuatro su valor en un año, supera en capitalización a AT&T.

La valoración de la plataforma supera a Boeing, Yahoo o Morgan Stanley

Facebook no solo vale más que Yahoo!, que eBay o que Time Warner. Si empezara a cotizar hoy al precio que pagó Goldman Sachs por su tajada, la red social doblaría a la cadena de cafeterías Starbucks y estaría por encima de gigantes industriales como Boeing, el grupo alimentario General Mills o de grandes financieras como Morgan Stanley.

Eso se traduce en 50.000 millones de dólares (unos 38.600 millones de euros). Lo racional es algo que precisamente no domina en Wall Street, y basta con recordar la "exuberancia irracional" que hace una década hizo pinchar a las puntocom. La apuesta de Goldman confirma que el parqué es un gran casino y el banco neoyorquino es el maestro al crear interés en torno a sus inversiones.

¿Vale entonces tanto? Antes de este frenesí, se habló de 23.000 millones de dólares. Al igual que Twitter, Youtube o Google, Facebook nació con la idea de transformar el mundo a través de Internet. Mark Zuckerberg, su fundador, lo está haciendo cambiando la manera en la que se relaciona la gente. Pero, conforme van creciendo y haciéndose con más usuarios, se convierten en empresas con empleados y una estructura que gestionar.

Basta con fijarse en las declaraciones de Mark Zuckerberg para hacerse una idea de su situación financiera. Es el primero en decir que están generando un gran volumen de ingresos, que se calcula superó los 2.000 millones de dólares en 2010. Pero aclara que gran parte la reinvierten. Eso se traduce en unos beneficios cercanos a los 500 millones. Una rentabilidad del 25%, que pocos esperaban en el parqué.

Al no cotizar, Facebook puede permitirse el lujo de destinar buena parte de sus ingresos a explorar nuevas áreas del negocio y, a la vez, experimentar con modelos para potenciar la facturación por la vía de la publicidad electrónica, sin verse obligada a publicar los resultados de esos proyectos ni estar sometida al escrutinio de los inversores ni del regulador bursátil (SEC).

Con este dinero, Goldman le da un claro sustento financiero, para entre otras cosas frenar el ataque de rivales como Google, que intenta hacerse con algunos de sus técnicos. El lanzamiento de este flotador, sin embargo, obliga a la SEC a examinar con detalle su estructura, para determinar si se ajusta a las reglas de transparencia que aplican a las compañías no cotizadas.

La ironía de la "amistad interesada" con Goldman estriba en que puede ser el principio del fin del secretismo con el que los gestores de Facebook hacen crecer el negocio. Para preservarlo, debe estructurar estas inyecciones de tal manera que no rebase el límite de los 500 accionistas que le evita registrarse ante la SEC. Límite que admiten se superará este año, y les obligará a abrir sus cuentas o a salir a Bolsa antes de abril de 2012.

No es la única firma tecnológica fuera del parqué que está recaudando capital. Groupon, que acaba de rechazar una oferta de compra de Google, valorada en 6.000 millones de dólares, se hizo hace una semana con 500 millones, cantidad que espera doblar. Al igual que Facebook, el portal de descuentos en grupo podría considerar la opción de salir a Bolsa antes de que acabe el año. También lo hacen LinkedIn, Zynga y eHarmony.

Groupon acaba de fichar a uno de los principales ejecutivos de la tienda electrónica Amazon para llevar sus cuentas. Consciente del reto que supone gestionar compañías de esta dimensión, Twitter y Youtube prescindieron de sus fundadores para en su lugar poner al mando ejecutivos capaces de rentabilizar los ingresos. Ya no se trata de visitas, sino de resultados.

Porque no todos son éxitos. El interés de Wall Street por Facebook coincide con las dificultades que tiene para mantenerse a flote MySpace, la red social pionera. NewsCorp, que la compró en 2005 por 580 millones de dólares (448 millones de euros), prepara recortar la plantilla a la mitad y se plantea incluso la venta. La apuesta de Rupert Murdoch pareció dar resultados hace un par de años. Ahora vale unos 200 millones de dólares.

El presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, en una conferencia en California el pasado noviembre.
El presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, en una conferencia en California el pasado noviembre.REUTERS

Esto es solo para la élite

Facebook está en una posición envidiable. No solo ve cómo los clientes más selectos de Goldman Sachs quieren hacerse con un trozo de su suculenta tarta. La actividad es también frenética en portales como SharesPost, SecondMarket y NYPPEX, plataformas en las que se subastan acciones de Facebook, Twitter y Groupon.

Pero estos "mercados en la sombra" son un club reservado a inversores acreditados fondos que manejan más de cinco millones en activos o individuos con más de un millón. Es decir, que si el común de los mortales quiere un título de Facebook, deberá esperar a que empiece a cotizar en Wall Street.

SharesPost y SecondMarket son un nuevo tipo de firmas de corretaje que operan con un modelo similar al de eBay y que se concentran en títulos de compañías emergentes en el sector tecnológico. Para los inversores institucionales es vía para movilizar el efectivo acumulado durante la crisis.

Estas plataformas representan, además, una puerta para que puedan entrar en el capital de firmas que a largo plazo pueden ser exitosas. De hecho, como explican en SharesPost, sus clientes son corredores de larga distancia. Y como las acciones disponibles son limitadas, eso explica el alto precio que se pagan.

SecondMarket, que empezó a operar en 2004, es ya el mayor lugar de canje de acciones privadas de webs. Desde realiza casi dos años, hace operaciones con títulos de Facebook. Genera sus ingresos a partir de comisiones de hasta el 5% que aplica a cada transacción, que suele rondar de media los dos millones de dólares.

Estas plataformas representan un reto para los reguladores, hasta el punto de que pueden redefinir gracias a Internet la manera en la que se juega en Bolsa. El regulador del mercado de valores ya está solicitando información a estas compañías sobre el origen de las acciones que canjean y el volumen.

Washington, evidentemente, no puede evitar que emerjan estos mercados paralelos. Pero sí podría adoptar reglas para regular su estructura y limitar daños potenciales derivados de su opacidad. No es tanto por los profesionales, que saben donde se meten, si no en el caso de que se abran a inversores corrientes.

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