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Nueva Rumasa usó para otros fines el dinero que pidió para hacer compras

En 2009, Carcesa destinó a adquisiciones solo 1,7 de los 70 millones en pagarés

Miguel Jiménez

Nueva Rumasa usó el dinero que captó de los inversores para emprender una huida hacia adelante mientras la crisis golpeaba sus negocios y los bancos le cerraban el grifo del crédito debido a sus impagados y a la situación de riesgo que tenían con las sociedades controladas por José María Ruiz-Mateos. En su folleto de venta de la primera emisión de pagarés, la empresa Carnes y Conservas Españolas (Carcesa) señalaba que destinaría el dinero a compras de empresas. Sin embargo, solo una pequeña parte del capital captado se destinó a ese fin.

"Los fondos obtenidos por la emisión de pagarés se emplearán en la adquisición de empresas, teniendo en este momento en estudio la compra de varias sociedades que representan auténticas oportunidades de negocio", decía la documentación entregada a quienes confiaron su dinero a Carcesa, una de las 10 empresas del grupo que se ha acogido a la Ley Concursal. Nueva Rumasa presentaba así las compras como inminentes y pedía dinero para ellas.

El auditor advirtió de que el dinero se prestaba a otras firmas del grupo
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Sin embargo, aunque el grupo ha realizado algunas adquisiciones, se ha tratado de empresas en crisis o a bajo precio. Carcesa, que era la sociedad en concreto que prometía destinar el dinero a adquisiciones, muestra en sus cuentas de 2009 que no usó los fondos para ese fin.

Según esas cuentas, depositadas en el Registro Mercantil, Carcesa captó algo más de 70 millones de euros en pagarés ese año. En su informe, la firma de auditoría, Garrido Auditores, señala que "la sociedad ha emitido pagarés de importe mínimo de 50.000 euros que no cotizan, por lo que no necesitan autorización de ningún organismo con contenido regulado y cuyo importe nominal a 31 de diciembre de 2009 es de 70 millones de euros". Sin embargo, esas mismas cuentas muestran que la única adquisición de empresas fue la de Queserías Menorquinas, que figuraba con un valor contable en libros de 1,7 millones de euros. Carcesa destinó parte del dinero a reducir su deuda con las entidades financieras, sobre todo a corto plazo, que pasó de 28,9 a 18,7 millones de euros entre el cierre de 2008 y el de 2009.

Del lado del activo del balance de Carcesa se observa que la mayoría del dinero fue a parar a préstamos a otras empresas del grupo Nueva Rumasa. Ahí se pierde la pista del dinero de la primera emisión, puesto que la memoria de las cuentas anuales de Carcesa no detalla qué importes se prestaron a cada empresa del grupo. Garrido Auditores alertó sobre la cuestión: "La sociedad mantiene una parte sustancial de sus activos cedida en forma de préstamos a empresas del grupo, cuyo importe asciende a 124 millones".

Algunas sociedades del grupo Nueva Rumasa anunciaron algunas adquisiciones más, como una planta de yogures y postres en Sevilla o algunos viejos hoteles, siempre sin hacer pública la cuantía de la operación. En conjunto, sin embargo, se sitúan aparentemente muy lejos de las cantidades captadas por las diferentes empresas de Nueva Rumasa en sus sucesivas emisiones. De hecho, al realizar compras, Nueva Rumasa buscaba nueva financiación. Cuando Carcesa compró Cárnicas Oliventinas, una pequeña firma extremeña con una facturación de unos cuatro millones, dijo que lo hacía con la financiación de la Caja de Almendralejo.

Las empresas de Ruiz-Mateos, algunas de ellas controladas desde el extranjero, se prestaban dinero entre sí, funcionando con una especie de caja única. Varias sociedades que presentaban beneficios tenían en cambio flujos de caja de explotación negativos. Pese a que Nueva Rumasa prometió en algunos que preparaba unas cuentas consolidadas de las sociedades del grupo que serían auditadas por una firma de prestigio, esas cuentas no se han llegado a realizar o al menos no se han hecho públicas, lo que supone un nuevo engaño a los inversores. Además, las cuentas de varias firmas del grupo no están disponibles en el Registro Mercantil, lo que dificulta recomponer la situación financiera del grupo.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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