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Cumbre de Londres | La visión de Estados Unidos

Obama admite la responsabilidad de su país por el origen de la crisis

El presidente de Estados Unidos resta importancia a las divergencias entre los diferentes países y asegura que habrá acuerdo para dar soluciones

Antonio Caño

Barack Obama restó ayer importancia a las divisiones surgidas en el seno de la cumbre del G-20 y, en un esfuerzo por estar a la altura de las grandes expectativas que su primera gran gira internacional ha despertado, prometió el liderazgo de Estados Unidos para obtener un acuerdo significativo en Londres y sacar al mundo de la gigantesca crisis por la que atraviesa. "Vamos a salir de estos tiempos difíciles", garantizó.

Acorde con el nuevo estilo de esta nueva Casa Blanca -"venimos a tomar decisiones, pero también a escuchar"-, el joven presidente reconoció, por otra parte, la responsabilidad de su país en el origen del actual desastre económico.

"Si miramos a la fuente de esta crisis", dijo Obama en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro británico, Gordon Brown, "Estados Unidos tiene ciertamente algunas cuentas que dar respecto a un sistema regulatorio que era inadecuado". Pero, enseguida, añadió que ese problema se había registrado también en otros países y manifestó que estaba "más interesado en buscar soluciones que en señalar culpables".

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Las soluciones saldrán, según el presidente norteamericano, de esta cumbre. "Estoy absolutamente convencido", aseguró, "de que esta reunión reflejará el enorme consenso que existe sobre la necesidad de trabajar de forma concertada para hacer frente a estos problemas".

El primer ministro Brown corroboró ese optimismo y anticipó un acuerdo en el G-20 de mayores proporciones de lo que se había previsto en los días previos. "Creo que estamos a pocas horas", declaró, "de un acuerdo sobre un plan global para la recuperación y la reforma de la economía".

Tanto Brown como Obama admitieron que, durante la preparación de este encuentro, ha podido haber algunas diferencias de opiniones sobre las medidas más urgentes a tomar. Pero ambos aseguraron que esas diferencias son menores y que ni el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ni nadie se va hoy a levantar de la mesa y romper el acuerdo.

"Hay un gran deseo", manifestó Obama, "de inyectar algún conflicto y algún drama en la ocasión, pero la pura verdad es que existe una extraordinaria convergencia". Existe, añadió, un convencimiento generalizado de que "sólo juntos podremos remontar la situación".

Obama y Brown negaron que se haya producido una división entre aquellos países -Francia y Alemania- que no quieren paquetes de estímulo sino medidas reguladoras del sistema financiero y aquellos otros -Estados Unidos y el Reino Unido- que apuestan por la acción fiscal y se oponen a la regulación.

"Nunca ha habido antes semejante cooperación internacional. El mundo está poniendo en marcha el mayor estímulo por parte de los Gobiernos que se ha conocido nunca en la historia", recordó Brown. Por su parte, Obama afirmó que su Administración no se opone a la introducción de medidas reguladoras sino que, por el contrario, ya ha empezado a ponerlas en marcha en su propio país.

El presidente norteamericano insistió, sin embargo, en que algunos Gobiernos tendrán que hacer más esfuerzos en materia de inversión para acelerar el crecimiento. "Como he dicho otras veces, estamos en un tiempo que exige actuar", subrayó, "y, ciertamente, Estados Unidos -que ha puesto en marcha una inyección fiscal de cerca de 800.000 millones de dólares- no quiere actuar solo". En materia de estímulo económico, advirtió que "todos los países tendrán que coger el paso".

Gordon Brown, por su parte, admitió que algunos países han hecho ya esfuerzos suficientes y que otros pueden tener otras prioridades. Pero coincidió con Obama en que lo que no es tolerable en estos momentos es esperar sin hacer nada a que la economía se recupere por sí sola. "Eso sería lo más grave de todo", declaró el primer ministro británico.

Ninguno de los dos dirigentes quiso hacer pronósticos sobre cuándo puede empezar a salirse de esta crisis. Ambos anticiparon que 2009 será todavía un año duro, pero confiaron en que se puedan sentar en Londres las bases para una recuperación en un plazo breve.

Obama no quiso hacer recomendaciones específicas a los ciudadanos sobre si, en las actuales circunstancias, era más conveniente gastar o ahorrar. Afirmó que ésa era una decisión que le correspondía hacer a cada familia. Pero animó a todos a recuperar la confianza y advirtió que "no es recomendable actuar en función del miedo".

Gordon Brown indica el camino a Barack Obama para dirigirse a una conferencia de prensa conjunta en el Foreign Office en Londres.
Gordon Brown indica el camino a Barack Obama para dirigirse a una conferencia de prensa conjunta en el Foreign Office en Londres.REUTERS

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