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Obama anuncia un plan de empleo con el dinero del rescate bancario

EE UU bonifica la inversión y la contratación de las pequeñas empresas - "La tormenta remite y el cielo empieza a brillar", dice el presidente

Antonio Caño

Atendiendo al aspecto más sensible de su programa de Gobierno, Barack Obama presentó ayer un proyecto para acelerar la creación de empleo que incluye el uso de parte del dinero ahorrado en el rescate bancario para impulsar la economía con más inversiones públicas y más beneficios sociales. El plan se complementa con una reducción de impuestos a la pequeña empresa e incluye una partida para reducir ligeramente el déficit fiscal.

El empleo es el terreno principal en el que Obama se juega la presidencia; no Afganistán, ni siquiera la reforma sanitaria. El empleo es el único indicador económico que los votantes comprenden y es precisamente el que va más rezagado dentro del conjunto de la recuperación que experimenta la economía norteamericana. El mes pasado, por primera vez, se registró un descenso significativo, pero el 10% de paro con el que concluyó noviembre es todavía inaceptable en un país que ha perdido más de siete millones de puestos de trabajo desde que comenzó la recesión.

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Todo eso, según Obama, empieza a quedar ya atrás. "Han sido dos años muy duros y no hay duda de que todavía quedan meses difíciles por delante. Pero las tormentas del pasado están remitiendo, los cielos empiezan a brillar y volvemos a ver un horizonte", manifestó el presidente en un discurso que simboliza, de alguna manera, el tránsito entre la economía de la crisis y la economía del crecimiento en Estados Unidos.

"Podemos decir con seguridad que ya no estamos amenazados por el colapso potencial de nuestro sistema financiero y que hemos evitado la depresión que temíamos", afirmó Obama. "Nuestra economía está creciendo por primera vez en un año". Se trata ahora, añadió el presidente, de trasladar los beneficios de ese crecimiento a los ciudadanos, entre los que ha tomado cuerpo la idea de que la recuperación sólo beneficia a Wall Street y que el Gobierno ha puesto más énfasis en salvar a los bancos que en proteger a las víctimas de los banqueros.

Obama confirmó ayer que el plan de rescate del sistema financiero (conocido como TARP por sus siglas en inglés) ha acabado costando menos de lo que inicialmente se temía. Dijo que, desde que él está en la Casa Blanca, sólo ha sido necesario dedicar 7.000 millones de dólares a las instituciones en quiebra y que, en última instancia, el Gobierno va a acabar ahorrándose más de 200.000 millones de dólares (136.000 millones de euros) del coste de ese plan. Con parte de ese dinero, la Administración impulsará un nuevo programa de infraestructuras -más carreteras, puentes y escuelas- que se sumará a los más de 800.000 millones de dólares aprobados al comienzo de esta presidencia. Obama también promoverá incentivos a las inversiones en eficiencia energética.

"Esto nos da una oportunidad", sostuvo Obama, "de reducir nuestro déficit más rápidamente de lo que pensábamos y emplear los fondos antes dedicados a Wall Street a crear empleos en Main Street [una manera de referirse a los ciudadanos de a pie]". "La creación de empleo", añadió, "depende fundamentalmente de los auténticos creadores de empleo: las empresas. Pero el Gobierno puede ayudar a crear las condiciones para que el sector privado genere empleo en mejores condiciones".

La oposición, sin embargo, no cree que más inversiones públicas ayuden en absoluto a mejorar la economía en un país que prevé un déficit de 3,6 billones de dólares para el próximo año. Los líderes republicanos han exigido que el dinero ahorrado del TARP sea dedicado íntegramente a reducir esa escandalosa cifra.

El presidente les contestó ayer que se trata de "una falsa elección", que se puede estimular la creación de empleo con proyectos públicos y reducir el déficit al mismo tiempo, puesto que la aceleración del crecimiento contribuirá, en última instancia, a mejorar el nivel de endeudamiento público. De su discurso se deduce, no obstante, que una porción, aunque pequeña, de los ahorros del TARP se destinará directamente a la cobertura del déficit.

Uno de los factores que Obama señaló ayer como esenciales en su proyecto es el de la eliminación de los impuestos del capital a las inversiones de las pequeñas empresas y otras ventajas fiscales para uno de los sectores más castigados por la crisis y más rápidos creadores de empleos.

Algunas de estas medidas, especialmente el uso del dinero que se añade al plan de estímulo, podrán ser puestas en marcha inmediatamente por la Administración. Pero otras requerirán aprobación del Congreso, donde actualmente se debaten lo que Obama describió ayer como las otras dos patas de la revitalización económica de Estados Unidos: la reforma sanitaria y la ley de energías alternativas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante la presentación del plan en la Brookings Institution de Washington.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante la presentación del plan en la Brookings Institution de Washington.AP

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