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Obama da un ultimátum a las empresas automovilísticas

El plan del Gobierno eleva las exigencias para recibir las ayudas.- No se descarta una declaración de banca rota.- Chrysler anuncia un acuerdo con Fiat, el requisito exigido para recibir ayudas

"El dolor que está sufriendo la industria no es culpa de los trabajadores (...) es el fracaso del liderazgo en Washington y Detroit". Con estas palabras Barack Obama ha querido entrar de lleno en los problemas que a su juicio afectan a la industria del automóvil en la rueda de prensa que ha dado desde las 17.00 hora española para anunciar sus medidas de ayuda a este sector, uno de los más perjudicados por la crisis, y las exigencias que deben cumplir Chrysler y General Motors para recibirlas.

"No podemos continuar justificando las malas decisiones, no podemos seguir permitiendo que la supervivencia de nuestra industria siga dependiendo del dinero de los contribuyentes", ha continuado Obama antes de detallar el paquete de medidas previsto, que ya había sido adelantado por los medios estadounidenses.

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El presidente, que ha insistido una y otra vez en el valor material y simbólico de esta industria para EE UU durante el siglo XX, ha asegurado que esta situación es "difícil" y "requiere decisiones difíciles por parte de los sindicatos y de los trabajadores, que ya han hecho concesiones dolorosas". "Habrá empleos que no se salvarán, plantas que no se volverán a abrir", ha avisado el Obama.

Chrysler cumple con su parte

Chrysler, la empresa que se encuentra en peores condiciones, ya ha avanzado en una de las exigencias de Obama. La empresa ha anunciado esta misma tarde que ha llegado a un acuerdo final con la italiana Fiat para formar una alianza que ya se inició en marzo. El presidente de Chrysler, Bob Nardelli, ha dicho a través de un comunicado que "Chrysler, Fiat y Cerberus (máximo accionista) han alcanzado un acuerdo sobre el marco de la alianza global, apoyado por el Departamento del Tesoro".

"Aunque reconocemos que todavía hay que resolver obstáculos sustanciales, Chrysler está comprometida a trabajar de forma cercana con Fiat, la Adminitración, el Departamento del Tesoro y el Grupo Presidencial del Automóvil para asegurar el apoyo de las partes interesadas", ha añadidoNardelli. Chrysler ha recibido ya 3.000 millones de euros y reclama 4.000 millones adicionales para evitar la bancarrota.

Por su parte, General Motors, hasta hace no tanto líder mundial en la producción de vehículos, que ya ha recibido en ayudas el equivalente a 10.000 millones de euros, pide 12.500 millones más para poder mantenerse a flote. La Administración ha dado 60 días a GM para presentar un plan de recorte de gastos. La empresa tendrá que incentivar también su nueva línea de coches eficientes y ecológicos y dirigir su producción hacia esta rama del sector.

El equipo del presidente estadounidense no descarta alguna forma de declaración de bancarrota para gestionar la situación de las dos empresas, según ha adelantado The New York Times. Ya en la rueda de prensa Obama ha ampliado esta información y ha matizado que en caso de que las corporaciones no den respuestas satisfactorias, tendrán que acogerse a la Ley de Quiebras, algo que debe entenderse, según Obama, como la utilización de una herramienta legal para que puedan saldar sus deudas y ser viables. "No se trata de un proceso de dividir y vender", apostilló.

Durante su comparecencia, el máximo mandatario de EE UU ha dicho que los planes presentados por las dos compañías "no son suficientes" y que ambas tendrán que crear "un modelo creíble". "No vamos a dejar que nuestra industria automotriz desaparezca (...) es un símbolo de la vida estadounidense, que ayudó a construir la clase media y la mantuvo durante el siglo XX", ha concluido Obama.

Dimisión en GM

El gran plan de reestructuración del sector del automóvil incluía la dimisión ya presentada de Wagoner , que anunció este domingo con efecto inmediato al puesto de presidente y consejero delegado de General Motors (GM), después de que en una reunión con el Gobierno el pasado viernes en Washington le fue pedida su dimisión.

Wagoner tomó las riendas de la empresa en 2000. Desde entonces, fue perdiendo cuota de mercado en EE UU y hundiéndose en los números rojos. El presidente saliente afirma que su sucesor, con efecto inmediato, Fritz Henderson, "es una excelente elección para ser el próximo presidente ejecutivo de GM. Habiendo trabajado estrechamente con Fritz durante muchos años, sé que es la persona ideal". En su comunicado, Wagoner informa también del nombramiento interino de un nuevo presidente no ejecutivo de la junta de administración, Kent Cresa, procedente de Northman Grumman Group.

El presidente de General Motors, Rick Wagoner, se ha visto obligado a dimitir para que la empresa que dirigía pueda hacer frente a las ayudas del Gobierno
El presidente de General Motors, Rick Wagoner, se ha visto obligado a dimitir para que la empresa que dirigía pueda hacer frente a las ayudas del GobiernoFRANCE PRESS
El modelo Hummer fabricado por General Motors, un ejemplo del tipo de coche que ha llevado a la empresa a quedar desfasada en su concepción de los vehículos. Ahora tiene que decidir qué hacer con esta rama de la producción
El modelo Hummer fabricado por General Motors, un ejemplo del tipo de coche que ha llevado a la empresa a quedar desfasada en su concepción de los vehículos. Ahora tiene que decidir qué hacer con esta rama de la producciónFRANCE PRESS

Salidas en Peugueot

Por otra parte, la Junta Supervisora de PSA Peugeot-Citroën aprobó ayer por unanimidad la destitución del presidente de la empresa, Christian Streiff, que será sustituido por Philippe Varin desde el 1 de junio.

Thierry Peugeot, presidente de la Junta Supervisora de PSA, explicó así la decisión: "La junta ha decidido por unanimidad que las extraordinarias dificultades que afronta la industria automovilística imponen un cambio en la dirección". Y añadió estar "convencido [de] que bajo el liderazgo de Philippe Varin, el grupo PSA Peugeot-Citroën podrá (...) aprovechar todo su potencial". El grupo anunció el mes pasado unas pérdidas netas de 343 millones de euros y se espera que siga en números rojos al menos hasta 2010.

Roland Vardanega, miembro de la junta directiva, hasta ahora presidida por Streiff, ocupará de manera interina la presidencia de este organismo mientras Varin "se familiariza con las actividades del grupo", a partir del 15 de abril. Varin, de 56 años, trabajó en la empresa de aluminio Pechiney durante 25 años, hasta 2003, cuando pasó a dirigir el grupo siderúrgico Corus.

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