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Reportaje:

'Obamanomics' frente a 'clintonianos'

La crisis económica centra los mensajes de los candidatos a la presidencia de EE UU

Estados Unidos está en campaña. Y la crisis económica está caldeando la batalla política, hasta el punto de haberse convertido en el tema central de los discursos de los candidatos que aspiran a ser los elegidos de su partido para luchar en las presidenciales del 4 noviembre. Morgan Stanley, que cree que la expansión habrá recuperado tono para entonces, dice que el futuro presidente deberá agradecer a Ben Bernanke que le deje los tipos tan bajos.

Los líderes políticos en el Capitolio se esfuerzan desde hace semanas por hacer ver que dejan atrás sus diferencias de partido y se ponen a trabajar por el bien general, para sacar a la economía de la crisis. Quieren hacer ver a los electores que tienen los pies en el suelo y se preocupan más por los intereses del Main Street (la gente de la calle) que por Wall Street (el mundo de las finanzas). Y eso se escenificó el pasado miércoles en la firma del plan de incentivos fiscales.

Las apuestas en el parqué neoyorquino juegan a favor de Obama, hasta el punto de darle el 79% de posibilidades de vencer a Clinton
Obama promete que gastará 210.000 millones de dólares para crear hasta cuatro millones de empleos en el plazo de una década
Barack Obama convence más con su discurso a Wall Street que Hillary Clinton, o incluso que los republicanos McCain y Huckabee

Efecto psicológico

Nadie sabe cuál será el efecto psicológico de las medidas fiscales entre el electorado con vistas a las presidenciales. Y los candidatos saben que lo que más preocupa a los votantes en este momento es la seguridad de su empleo. "Hace un año, las grandes cuestiones a debate eran Irak, la inmigración y el terrorismo. Pero el colapso de vivienda y la volatilidad financiera preocupa a los votantes", advierte la firma Challenger, Gray & Christmas.

El senador Barack Obama convence más con su discurso a Wall Street que su rival Hillary Clinton, o incluso que los republicanos John McCain y Mike Huckabee. Las apuestas en el parqué neoyorquino juegan a su favor, hasta el punto de darle el 79% de posibilidades de victoria frente a la ex primera dama en las primarias de su partido. Una de las críticas que se lanzan contra los cuatro aspirantes a las presidenciales es que no tienen desarrollado en detalle los aspectos económicos de su programa electoral.

McCain, que lidera las primarias republicanas, repite la doctrina conservadora para preservar el crecimiento: bajos impuestos y recorte del gasto público. Mientras que Huckabee recurre a un discurso populista para hacerse con la mayor parte de la izquierda y con los indecisos. En el ala opuesta, Clinton espera a tener más cerca las primarias de Ohio y Tejas para exponer su programa económico. Aunque deja claro que si es presidenta acabará con los privilegios fiscales que concedió la Casa Blanca a las rentas más altas para salir de la última recesión, y se niega a aceptar recortes del gasto social.

El senador demócrata por Illinois, que viene de una de las regiones más afectadas por la crisis, es el único que tiene sobre la mesa un plan concreto, que presentó esta misma semana. Promete que si llega a la Casa Blanca gastará 210.000 millones de dólares para crear hasta cuatro millones de empleos en el plazo de una década en el sector de la construcción (de infraestructuras) y medio ambiente. Ese dinero, explica, lo tomará del presupuesto que ahora se destina al operativo militar desplegado en Irak, recortando los beneficios fiscales a las empresas, tasando las emisiones y elevando la presión fiscal sobre las rentas más altas.

Los analistas se muestran muy cautos a la hora de valorar este plan o el que pueda presentar Hillary Clinton, porque a Wall Street puede no gustarle la forma en la que van a gastar el dinero y mucho menos cómo se van a financiar sus planes. Además, recuerdan que si llegan a presidente tendrán que lidiar con el elevado déficit fiscal que dejará George Bush a sus espaldas: un agujero fiscal de 400.000 millones de dólares, equivalente al 2,7% del PIB. El presidente prometió que dejaría el Despacho Oval con las cuentas públicas saneadas. No será así y el negativo se aproximará al récord de 2004.

Adiós donaciones

Los que no están nada contentos son los constructores. Su patronal mandó esta semana una carta al Congreso anunciando la suspensión de todas sus contribuciones, porque considera que Washington está haciendo muy poco por estabilizar el sector. La NAHB (National Association of Home Builders) es el tercer mayor grupo contribuyente, con 2.600 millones de dólares donados en las legislativas de 2006. Y su negativa a dar más fondos a los políticos supone un varapalo para los congresistas republicanos, que recibieron el 73% de las donaciones.

Y en medio de este tira y afloja político, la que seguramente no va interferir en el proceso electoral es la Reserva Federal, para no favorecer a uno u otro candidato en la recta final de las elecciones presidenciales. Por eso los analistas creen que terminará su trabajo antes de que los dos partidos designen este verano a los elegidos. Y en ese momento, según los analistas, el banco central empezará a preocuparse realmente por la inflación y preparar el cambio a las subidas de tipos cuando esté el veredicto de las urnas.

Hillary Clinton y Barack Obama revisan sus notas en un reciente debate presidencial demócrata en Carolina del Sur.
Hillary Clinton y Barack Obama revisan sus notas en un reciente debate presidencial demócrata en Carolina del Sur.EFE

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