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Reportaje:

Ollanta Humala, ¿el nuevo azote de las compañías españolas en América Latina?

Nacionalismo, populismo e indigenismo. El candidato con más probabilidades de ganar las elecciones generales de Perú el próximo 9 de abril, Ollanta Humala, utiliza una receta conocida para las empresas españolas en su discurso electoral. Identificado con el presidente boliviano del Movimiento Al Socialismo, el líder cocalero Evo Morales; y el antiguo golpista venezolano Hugo Chávez, Humala ya ha dejado caer que, si sale elegido, obligará a las compañías españolas a rebajar sus tarifas y revisará sus contratos. ¿Se trata de un intento por atraer a un electorado desencantado con la clase blanca dirigente y empresarial o existe una amenaza real más para los intereses empresariales españoles en América Latina?.

"El problema de Humala es que todavía no ha definido su programa electoral. De él, sólo conocemos grandes generalidades. Sabe que cuanto más hable de temas concretos, peor va a ser para él, pues tiene un halo de candidato anti sistema que funciona muy bien en Perú. Dada su cercanía a Chavez, podemos interpretar que va a utilizar el estilo populista. También podemos suponer que, como Chávez y Evo Morales, aprovechará el tirón electoral de su triunfo para modificar la Constitución y elaborar nuevas reglas del juego en el terreno económico", explica el Carlos Malamud, investigador principal del área de América Latina del Real Instituto Elcano.

Malamud no es del todo pesimista: "Dudo mucho que emprenda una política abierta de nacionalizaciones porque, entre otras cosas, las encuestas no le dan mayoría absoluta y, sin ella, con el parlamento fraccionado, tendrá que pactar con otras fuerzas que no aceptarían medidas tan radicales. Eso sí, es muy probable que juegue con temas como la congelación de tarifas, algo que a Telefónica le puede perjudicar mucho".

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Este especialista en América Latina cree que lo más probable es que Ollanta Humala se quede en una política de gestos y palabras agresivas, sin llegar a tocar la situación de las empresas. Y da otra pista: "Aunque la imagen de las multinacionales españolas no es todo lo buena que debiera ser, hay una especie de seguro frente a la gran impopularidad de las chilenas. Humala podría utilizar a las compañías chilenas como chivo expiatorio, sobre todo en el área de servicios".

Ollanta Humala: "Te están robando, te están quitando tu futuro"

En ese transitar por argumentos de ida y vuelta que Humala utiliza para no salir del todo de la indefinición, este antiguo coronel, que en 2000 se sublevó contra el régimen de Alberto Fujimori, ha aclarado que el nacionalismo que predica no implica ni la expropiación ni la nacionalización de las multinacionales. "Cuando hablo de nacionalización, no hablo de nacionalizar empresas, sino recursos; hablo de revisar contratos". Ha adelantado que exigirá una rebaja de las tarifas a empresas como Telefónica y modificará los contratos a las que no pagan impuestos a la renta o regalías, como Repsol YPF. Pero también usa argumentos más radicales: "Te están robando, te están quitando tu futuro, si las empresas no quieren renegociar los contratos se buscará otro postor".

Por eso, José Luis Tapia Rocha, director general del Instituto de Libre Empresa peruano, es mucho más negativo: "Las empresas españolas tendrán que ser firmes y repetir el argumento de que los contratos que han suscrito son legítimos y constitucionales. La Constitución establece los contratos ley para evitar las expropiaciones arbitrarias del Estado, como las que emprendió en nombre de la revolución el general Velasco Alvarado en la dictadura de los 70. Eso sí, en el caso de que Humala sea elegido y logre que el Congreso apruebe la convocatoria de un referéndum para una Asamblea Constituyente... Entonces, las actuales empresas extranjeras deberán alistar sus maletas e irse de Perú".

Pero, ¿por qué tanta aversión al capital español en Latinoamérica? Basta teclear Repsol y Perú en el buscador Google para encontrar encendidos alegatos contra las inversiones españolas en el continente americano. Tapia explica los motivos de la negativa percepción popular en su país: "La aversión viene de las privatizaciones que se realizaron en los años 90. Sobre todo, en sectores sensibles como la energía o las comunicaciones, donde las tarifas suben, pero los ingresos de la población no. Son esas multinacionales y las que tienen contratos de estabilidad tributaria y jurídica con el Estado los que pueden salir peor parados: Repsol, Telefónica, Edegel, Edelnor y Luz del sur".

Ni Repsol ni Telefónica han querido hacer ningún comentario a este periódico sobre el tema, aunque saben que la inestabilidad en América Latina les afecta muy negativamente. En enero de 2002, tras la devaluación del peso, las grandes empresas españolas con inversiones en Argentina llegaron a perder 14.940 millones de euros (2,5 billones de pesetas) de valor bursátil en una semana. En los nueve meses que siguieron, Telefónica Argentina perdió más de mil millones de dólares.

Pero, como apunta Tapia, los riesgos de una radicalización de la política en Perú no pasan sólo por la reducción de beneficios y las caídas de capitalización que, casi con toda probabilidad, se producirían... Una fuerte pérdida de valor bursátil dejaría vulnerables a las multinaciones españolas frente al apetito comprador de los grandes conglomerados internacionales.

Ollanta Humala, junto a su esposa, Nadine Heredia (segunda por la derecha), y dos partidarias, el martes en Moquegua.
Ollanta Humala, junto a su esposa, Nadine Heredia (segunda por la derecha), y dos partidarias, el martes en Moquegua.REUTERS

La economía peruana en cifras

A pesar de que la economía peruana ha crecido a un ritmo anual del 4,5% de media desde 2001, de que la inflación está contenida, la deuda externa se reduce a un mínimo histórico del porcentaje del PIB y la moneda está estable, la clase trabajadora no percibe la mejora. El 49% de la población de 28 millones de habitantes es pobre y la mitad de ese 49% sobrevive con menos de 75 céntimos de euros al día. Este tipo de cosas son las que han motivado el ascenso de este candidato anti sistema.

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