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Orange y T-Mobile crean la mayor firma británica de móviles

La nueva compañía desplaza del liderazgo a O2, la filial de Telefónica

La fusión de los negocios de móviles de Deutsche Telekom y France Telecom en el Reino Unido provocará la pérdida de miles de empleos. La integración como iguales de las ramas británicas de la francesa Orange (actual número tres) y la alemana T-Mobile (número cuatro) permitirá crear la marca líder de telefonía móvil en Gran Bretaña: con 28,4 millones de clientes y un 37% del mercado actual, desbancará a O2 (propiedad de la española Telefónica) y a Vodafone, que lideran el mercado con un 21,5% y un 17,7% de cuota, respectivamente.

Ambas marcas facturaron el equivalente conjunto a cerca de 9.500 millones de euros y obtuvieron unos beneficios antes de amortizaciones financieras de 2.100 millones de euros en 2008.

Las pérdidas de empleo serán consecuencia de la reorganización de las redes comerciales de ambas compañías, que en la actualidad tienen de manera conjunta a casi 19.000 empleados, 12.000 de ellos en Orange. La fusión se espera que genere unas sinergias de 4.000 millones de euros, a razón de 445 millones de libras (507 millones de euros) al año a partir de 2014.

Unión al 50%

La fusión se hará al 50%, lo que ha despertado ya algunas dudas en el mercado sobre la capacidad de la nueva empresa para tomar decisiones conflictivas. Para equiparar las desiguales valoraciones actuales de ambas marcas en el mercado británico, Deutsche Telekom aportará el negocio de T-Mobile libre de deuda, incluyendo su participación del 50% en 3 -un negocio conjunto con Hutchinson, de Hong Kong- y hará llegar a France Telecom 625 millones de libras en efectivo. La compañía francesa aportará Orange con una deuda de 1.250 millones de libras que los dos socios asumirán al 50%.

La operación es consecuencia sobre todo de los problemas de T-Mobile para establecerse de manera significativa en el competitivo mercado británico y las dificultades de Orange para superar a sus dos grandes rivales, O2 y Vodafone.

Los dos grandes operadores telefónicos alemán y francés se han dado 18 meses para decidir cuál será la marca definitiva que utilizará la empresa resultante de la fusión, y hasta entonces seguirán operando con las dos marcas actuales.

Los ejecutivos de Orange y T-Mobile se han repartido el poder de manera equilibrada: los franceses designarán al consejero delegado y al responsable de recursos humanos; los alemanes al director general, al director financiero y al presidente (chairman, sin voto en el consejo).

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