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Seguirá el paro en Pepsi-Cola hasta que se respeten los derechos sindicales

Andreu Missé

Los casi cuatrocientos trabajadores de las dos plantas que la compañía Bebidas Americanas, SA, ligada a Pepsi-Cola de España, propiedad al ciento por ciento de la norteamericana Pepsi Co. Inc., tiene en las localidades de Santa Perpétua de Mogoda y L'Hospitalet de Llobregat, ambas en Barcelona, están decididos a continuar indefinidamente la huelga que iniciaron el pasado lunes hasta que la empresa retire las sanciones y expedientes incoados a tres miembros del comité de empresa.

Representantes de Comisiones Obreras (CC OO) y la Unión General de Trabajadores (UGT) coincidieron en señalar que se trataba de un conflicto anormal originado por la negativa de la empresa americana a reconocer los derechos sindicales a los delegados de los trabajadores, amparados por la Constitución. "La empresa", señalaron estas fuentes, "está interesada en sustituir la mayor parte de sus empleados fijos por trabajadores autónomos, mediante pactos individuales, utilizando todo tipo de presiones y sin permitir la intervención de los sindicalistas".El conflicto se suscitó cuando la empresa rechazó la presencia de miembros del comité de empresa de la factoría de Santa Perpetua, solicitada por un trabajador que había sido llamado por las dirección para abordar cuestiones laborales. Ante la insistencia de los representantes sindicales de participar en la reunión, la empresa llamó a la Guardia Civil para que desalojase a los representantes legales de la sala de reuniones. Inmediatamente se presentó la Fuerza Pública en la factoría, pero al conocer que se trataba de una cuestión estrictamente laboral decidió retirarse por estimar que no existía ningún problema de orden público. Sin embargo, el sargento de la Guardia Civil se ofreció para mediar amistosamente en la solución del conflicto y manifestó a los trabajadores que estaba dispuesto a realizar un informe de los hechos si le era solicitado por conducto reglamentario y no por instancias de la empresa que lo había solicitado, según fuentes laborales.

La política de reducción de plantillas está estrechamente relacionada con la fuerte competividad existente en el sector que cuenta con unas ochocientas empresas, la mayoría de las cuales están sustituyendo los trabajadores fijos por autónomos, sobre todo en las áreas de distribución. La competividad viene también condicionada por el reparto desigual del mercado en el que Coca-Cola ostenta una posición privilegiada con una cuota del 47%, mientras que Pepsi-Cola sólo incide con un 12%.

Los representantes de los trabajadores señalaron que la reestructuración empresarial se había visto agravada por la "actitud de los directivos españoles, quienes espoleados por los ejecutivos de Nueva York se habían lanzado en una verdadera carrera de méritos para ganarse la confianza de la multinacional". "Pretenden", añadieron, "aplicar en España los mismos métodos que emplean en Latinoamérica, saltándose nuestras leyes".

La evolución económica de la empresa es difícil de desentrañar según los propios trabajadores. "Así", explican, "Bebidas Americanas, SA, empezó a registrar pérdidas del orden de ochocientos millones a partir de 1980, año en que se registró un incremento de ventas.

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