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Pichincha compra en España créditos de inmigrantes

El primer banco de Ecuador posee ya 58,5 millones de préstamos de un fondo de inversión y de Bankia

Pablo Ximénez de Sandoval

Más de 500 clientes que contrataron créditos con Caja Madrid, ahora Bankia, han recibido en los últimos meses una carta con este texto: "Le informamos que Banco Pichincha SA ha adquirido de Bankia la totalidad del crédito suscrito por usted con dicha entidad. Banco Pichincha es el legítimo titular y propietario del crédito, por lo que usted deberá cumplir con sus obligaciones de pago con nuestra entidad". Pichincha, primera entidad financiera de Ecuador, está comprando créditos en España, tanto al consumo como hipotecarios, como estrategia para engordar rápidamente su cartera de clientes entre la comunidad inmigrante después de abrir su primera oficina en Madrid apenas hace un año.

Los ecuatorianos temen que les embarguen bienes en su país de origen

Bankia ha vendido a Pichincha 572 créditos al consumo por valor de 5,5 millones de euros, todos ellos concedidos a ciudadanos ecuatorianos, según el director general de la entidad en España, Jorge Marchán. La operación se firmó el pasado julio.

Una portavoz de Bankia explicó que con este tipo de operaciones la entidad saca esos créditos de su balance, por lo que ya no tiene que dotarlos (poner dinero como seguro de los mismos), y además obtiene liquidez con la venta. Bankia confirmó también que vende tanto créditos al consumo como hipotecarios y tanto vivos (al corriente de pago) como morosos, aunque rechazó dar más detalles.

El hecho de que sean créditos al consumo no los desliga de la situación hipotecaria. Durante los años de la burbuja inmobiliaria se hizo habitual pedir un crédito personal para completar el importe de la compra en casos en los que el perfil de riesgo del cliente no alcanzaba para obtener el crédito hipotecario por toda la cantidad que necesitaba.

En cuanto a las hipotecas, Marchán aseguró que Pichincha ha adquirido este mismo mes de octubre 292 operaciones por importe de 53 millones de euros. Las hipotecas eran propiedad de un fondo de inversión del que no facilitó el nombre con un importe medio de 150.000 euros. Un 30% de esta cartera es de clientes latinoamericanos, la mitad de estos, ecuatorianos.

La mayoría son créditos concedidos por encima del 90% del valor del inmueble. El Banco de España considera una hipoteca de alto riesgo aquella que supera el 80%. Marchán relativiza el concepto: "La consideración de alto riesgo depende de muchas cosas. Estas son operaciones que tienen un buen comportamiento de pago". Pichincha asegura que se trata en todos los casos de créditos vivos, al corriente de pago, no morosos. Pichincha España funciona como una entidad independiente de Pichincha Ecuador. En el país andino posee el 30% del mercado bancario, el 40% en cuestión de depósitos. En España opera desde abril de 2010.

El comercio con hipotecas ha hecho saltar todas las alarmas en algunas asociaciones de inmigrantes que luchan desde hace dos años por encontrar una solución global a un drama silencioso. Miles de inmigrantes, sobre todo ecuatorianos y bolivianos con ingresos inestables en el sector de la construcción, accedieron durante la burbuja inmobiliaria a créditos hipotecarios para comprar casas gracias a trucos contables de las entidades, que relajaron sus criterios de riesgo para ganar clientes. Con la construcción en coma, miles de estos créditos están ahora en riesgo de impago, en mora o ya en ejecución.

El drama de los desahucios es la principal preocupación de asociaciones de ecuatorianos como Conadee. Además, según la ley española, el banco puede cobrar el total de la deuda, además de quedarse con el inmueble, con todos los bienes y rentas presentes y futuros del deudor. En esta situación, muchos inmigrantes solo tenían una solución, renunciar a un futuro en España y volver a su país, ya que las entidades españolas no pueden reclamar bienes o rentas de Ecuador. Sería necesario un proceso judicial internacional muy complejo y, en todo caso, el Gobierno de Rafael Correa ha prometido públicamente que lo impedirá.

Pero si ese crédito lo compra un banco ecuatoriano, como Pichincha, se introduce un nuevo matiz. La llegada de cartas informando del cambio de titularidad del crédito ha hecho cundir la intranquilidad entre los inmigrantes, que temen perder incluso la posibilidad desesperada de huir a su país.

Durante su visita a Madrid, el pasado sábado 9 de octubre el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, dio respuesta a la situación ante más de 10.000 compatriotas en un mitin en Vistalegre. "El gobierno Nacional [de Ecuador] ve como una agresión sin nombre que un banco ecuatoriano venga a salvar a la banca española", dijo Patiño. "Pero tengan la seguridad que desde el Gobierno vamos a tomar las medidas para que a ese banco [Pichincha] ni se le ocurra ir a cobrarles a ustedes, ni a sus familiares en Ecuador, una deuda que tienen en España". El Gobierno de Ecuador ha anunciado que ha pedido al banco Pichincha toda la información sobre este asunto.

El director general, Jorge Marchán, asegura que esos créditos contratados en España, "están sometidos a la legislación española, actuaremos como cualquier entidad española respecto al cobro". Reconoce que "sería muy difícil" cobrar con bienes en Ecuador. Lo que sí cambia es que los clientes tienen, por así decirlo, más formas de pagar. "Si el cliente quisiera afrontar la forma de pagar sus obligaciones, buscaríamos soluciones, entre las cuales estaría aportar una garantía [por ejemplo, otra casa] en Ecuador. Pero siempre de acuerdo con el cliente".

Marchán rechaza absolutamente las inquietudes de los inmigrantes y del Gobierno ecuatoriano sobre el embargo de bienes ecuatorianos para pagar créditos españoles. "No hay ningún caso de que algo así haya sucedido".

Una sucursal de Pichincha en Guayaquil, Ecuador.
Una sucursal de Pichincha en Guayaquil, Ecuador.MARTÍN MEJÍA (AP)

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.
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