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La crisis del euro

Portugal se rinde y pide el rescate financiero a sus socios europeos

Sócrates claudica ante la presión de los mercados tras negar durante semanas que necesitara ayuda - Bruselas responderá "lo más rápidamente posible"

"Lo intenté todo, pero hemos llegado a un punto en que no tomar una decisión comportaría riesgos que el país no puede correr. El Gobierno ha decidido pedir ayuda financiera a la Unión Europea", anunció anoche el primer ministro en funciones de Portugal, el socialista José Sócrates. "Todos saben cómo lamento esta decisión, que adopto en defensa del interés nacional. Lucharé para que tenga los mínimos costes para la población", añadió.

La presión era de tal magnitud que finalmente el Gobierno portugués ha tirado la toalla. Portugal pedirá ayuda externa y reconoce que no está en condiciones de pagar su gigantesca deuda. Lo anunció el político que repitió hasta el último instante que plegarse a un rescate financiero de la UE y del FMI -aunque el Fondo aseguraba anoche que aún no había recibido la petición- abriría el peor de los escenarios para Portugal. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, aseguró que Bruselas responderá a la petición "lo más rápidamente posible". Y expresó su confianza "en la capacidad de Portugal de superar las dificultades con la solidaridad de sus socios". Se estima que el rescate ascenderá a unos 75.000 millones de euros, de los que la UE aportaría unos 50.000 millones y el resto correspondería al FMI.

"Lo intenté todo", asegura el primer ministro en funciones
El Gobierno reconoció que las condiciones habían empeorado
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La noticia había sido adelantada por dos ministros del Gobierno portugués. El titular de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, confirmó a media tarde al Jornal de Negócios y a la agencia Lusa que el Gobierno se preparaba para pedir ayuda. "Ante esta difícil situación es necesario recurrir a los mecanismos de financiación disponibles en el marco europeo, en términos adecuados a la actual situación política", dijo Teixeira. "La decisión comprometerá a las principales fuerzas e instituciones políticas", añadió.

Era la confirmación de que el Gobierno se disponía a dar el paso al que se negó hasta el último minuto. Sobre todo, desde que arreció la presión de los mercados y las agencias de calificación de riesgo a raíz de la dimisión de Sócrates, el 23 de marzo. Teixeira dos Santos había argumentado hasta el último día que el Gobierno en funciones no estaba en condiciones ni tenía legitimidad para pedir ayuda externa. Pero la ofensiva de los mercados, de las agencias y la presión de los banqueros -según los cuales el rescate era inevitable y urgente- obligó al Gobierno a cambiar de posición.

Previamente, el ministro de Asuntos Parlamentarios, Jorge Lação, había dado el primer aviso en el último pleno de la Asamblea de la República de esta legislatura al reconocer que "si tiene que actuar en materia de financiación externa, el Gobierno actuará en defensa del interés nacional". El ministro precisó que "a pesar de estar en funciones, el Gobierno sigue empeñado en evitar lo peor para la vida de los portugueses, y hace todo lo que está a su alcance para amortiguar los efectos de la aventura en que la oposición ha colocado al país".

El último debate parlamentario estuvo marcado por las críticas mutuas entre el Gobierno y los partidos de la oposición, especialmente el PSD. "Pensaba poner la zancadilla al Gobierno, pero acabó poniendo la zancadilla al país", dijo el ministro en alusión a las consecuencias inmediatas del rechazo a las medidas de ajuste propuestas por el Ejecutivo.

La caída de Portugal se produjo precisamente el día en que el país había recuperado el aliento tras colocar deuda soberana en el mercado por valor de 1.005 millones, a intereses más elevados que en la anterior subasta. Eso permitió el primer descenso en dos semanas de los tipos de interés y una leve recuperación de la Bolsa. Era un leve respiro en un clima asfixiante.

El descenso de los intereses de todos los bonos y, especialmente, de las obligaciones del Tesoro a cinco años, que cerraron al 9,6% después de haber superado el martes la barrera récord del 10%, interrumpió el ciclo infernal de los últimos 15 días. Concretamente, desde el rechazo por parte del Parlamento de las medidas de ajuste del Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y la dimisión de Sócrates, el pasado 23 de marzo. La presión de los mercados y de las agencias de calificación, que han rebajado varios escalones la nota de solvencia de Portugal, crearon una sensación creciente de que el país estaba en el límite. Al borde de la quiebra. Los medios de comunicación, sin excepción, presentaban como inevitable la necesidad de ayuda financiera exterior.

El Ministerio de Finanzas había reconocido después de la subasta de ayer que las condiciones de financiación habían empeorado "por culpa del rechazo del PEC", lo que, en su opinión, había causado "daños irreparables" a Portugal. E insistió en que "el Estado consigue financiarse". Eso sí, a un precio superior al de las anteriores subastas. Algunos medios aseguraron que el Fondo de la Seguridad Social intervino en la compra de deuda y, para ello, habría vendido diversos activos en el extranjero para conseguir liquidez. Fuentes del Ministerio de Trabajo negaron tal información.

Los desmentidos no terminaron aquí. Bruselas y Lisboa negaron la información publicada por el Financial Times, que aseguraba que Portugal y la UE mantenían conversaciones sobre un préstamo-puente de carácter transitorio, hasta que el nuevo Gobierno que surja de las elecciones anticipadas del 5 de junio pudiera negociar un eventual rescate con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Al final de la tarde, con el mensaje de Sócrates al país, los desmentidos se transformaban en la cruda realidad que se dispone a encarar Portugal.

El primer ministro en funciones de Portugal, José Sócrates, durante la comparecencia de ayer en Lisboa.
El primer ministro en funciones de Portugal, José Sócrates, durante la comparecencia de ayer en Lisboa.MARCOS BORGA (EFE)

La primera crisis del euro, paso a paso

- 22 de octubre de 2009. Las agencias de calificación comienzan a rebajar la nota de solvencia a Grecia tras conocerse un informe del Gobierno griego que sube el déficit previsto para 2009 al 12,5% (finalmente fue el 13,6%).

- 12 de enero de 2010. Bruselas acusa a Grecia de falsear sus estadísticas en los últimos años para maquillar el déficit.

- 2 de mayo de 2010. La Unión Europea y el FMI aprueban el rescate financiero de Grecia. Conceden 110.000 millones. A cambio, el Gobierno griego aprueba un ajuste de 30.000 millones hasta 2012.

- Noche de 9 al 10 de mayo de 2010. Reunión extraordinaria del Ecofin. Se iba a dar luz verde al plan de rescate griego y se acaba aprobando el fondo de rescate financiero de 750.000 millones (500.000 millones proceden de la UE y 250.000 del FMI).

- 12 de mayo de 2010. Siguiendo lo acordado en Bruselas, Zapatero anuncia un plan de ajuste de 15.000 millones de euros en dos años. Entre otras medidas, se congelaron todas las pensiones, excepto las mínimas, y se rebajó un 5% el sueldo de los funcionarios. El recorte está a la altura de los ajustes más drásticos adoptados en Europa hasta ese momento. Grecia rebajó el sueldo de los funcionarios y los congeló por tres años. Francia congeló el gasto público por un trienio. Irlanda había anunciado un recorte de 4.000 millones.

- 19 de mayo de 2010. Grecia recibe el primer tramo de la ayuda. Atenas recibe 20.000 millones: 14.500 los ponen los socios europeos, el resto el FMI.

- 14 de septiembre de 2010. Atenas recibe el segundo tramo de la ayuda, 9.000 millones de euros.

- 30 de septiembre de 2010. Irlanda admite que el rescate de la banca le va a costar entre 45.000 y 50.000 millones de euros: su déficit se dispararía hasta el 32% del producto interior bruto. La crisis soberana se recrudece y pone contra las cuerdas a la propia Irlanda, Portugal y, en menor medida, España.

- Noviembre de 2010. La Unión Europea y el Banco Central Europeo presionan a Irlanda para que solicite el rescate financiero y acabe con la posibilidad de contagiar a Portugal y España, los otros países periféricos de la zona euro.

- 21 de noviembre de 2010. Irlanda cede a la presión y solicita el rescate de Bruselas. Dublín solicita una línea de crédito de 80.000 millones de euros para reordenar su sector financiero, en grave crisis tras la explosión de su burbuja inmobiliaria.

- 24 de noviembre de 2010. Irlanda aprueba un nuevo ajuste presupuestario de 14.000 millones de euros hasta 2014. Entre otras medidas, el anterior Gobierno de Dublín recorta 25.000 puestos de trabajo de la Administración pública, anuncia una importante subida de impuestos y rebaja el gasto social.

- 28 de noviembre de 2010. La Unión Europea y el FMI aprueban destinar 85.000 millones de euros para el rescate de Irlanda.

- 11 de marzo de 2011. Los jefes de Gobierno de la eurozona aprueban el Pacto del Euro que contiene más medidas de ajuste y de impulso de la competitividad por los países miembros, especialmente Portugal, Irlanda, Grecia y España.

- 23 de marzo de 2011. El primer ministro portugués, el socialista José Sócrates, dimite después de que el Parlamento rechace su cuarto plan de ajuste presupuestario.

- 25 de mayo de 2011. El Presidente del Eurogrupo, Jean Claude Junker, cifra en 75.000 millones de euros el posible rescate financiero de Portugal.

- 31 de marzo de 2011. Portugal admite que el déficit es superior al anunciado en principio: el 8,6% y no el 7,3%. La diferencia son más de 3.000 millones de euros.

El mismo día, el presidente luso, Anibal Cavaco Silva, convoca elecciones anticipadas para el próximo 5 de junio.

- 5 de abril de 2011. Moody's rebaja la calificación de la deuda portuguesa. Es la tercera y, última, de las agencias de calificación que lo hace. Días antes le habían precedido Fitch y Standard & Poor's, que también han rebajado la nota de los bancos portugueses.

- 6 de abril de 2011. El Gobierno en funciones dirigido por José Sócrates solicita el rescate financiero a Bruselas.

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