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Putin denuncia que la ruptura del pacto con Magna muestra el "desprecio" de EE UU hacia Europa

Industria avanza que el plan de General Motors para la planta de Opel en Figueruelas será "razonable"

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, ha asegurado hoy que la decisión de General Motors de cancelar sus planes para la venta de Opel al consorcio formado por la austro-canadiense Magna y el banco ruso Sberbank pone de manifiesto el "desprecio" con el que las empresas estadounidenses tratan a sus socios europeos.

Putin ha materializado en su intervención la indignación que ha generado en Rusia la decisión del gigante de Detroit, que aunque no lo ha dicho, ve con escepticismo que su tecnología caiga en manos rusas. Pero la ruptura no será gratuita ya que, según ha afirmado, su país ha aprendido lecciones en este asunto. No obstante, ha añadido que su Gobierno sigue estando dispuesto a prestar apoyo a los proyectos que General Motors acometa en el país.

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En España, el Ministerio de Industria se ha reafirmado en su postura de que no aceptará nada por debajo del acuerdo previo alcanzado con Magna sobre el futuro de la planta de Opel en Figueruelas ni más ajustes en el empleo que los 900 despidos pactados tras el rechazo de General Motors a vender su filial europea.

Además, según ha declarado la secretaria general de Industria, Teresa Santero, el Gobierno confía en que el gigante estadounidense presente ahora un plan de reestructuración con propuestas "razonables" dada la "buena percepción" que tienen en Detroit de la planta zaragozana, una de las más productivas de la marca.

Santero, en declaraciones a RNE, ha recordado en este sentido que General Motors no es un interlocutor nuevo. "Las conversaciones que hemos tenido con ellos siempre nos han parecido tranquilizadoras", ha añadido. Al mismo tiempo, en la Cadena Ser, el consejero del ramo del Gobierno aragonés, Alberto Larraz, ha defendido que ya "hay mucho trabajo hecho" en referencia a las negociaciones previas con Magna sobre el que trabajar.

En base al acuerdo con el grupo austro-canadiense, sobre el que se puede "matizar alguna cuestión", Larraz se ha mostrado dispuesto a trabajar "el aquí y ahora". Además, ha recordado que a pesar de la buena opinión que sobre General Motors tienen en GM, el primer plan de reestructuración que presentó el fabricante de Detroit "ya proponía despidos y ajustes".

De lo que no hay duda es de que, ya sea General Motors o Magna la responsable del futuro de Opel, es imprescindible llevar a cabo una reestructuración de la compañía para garantizar su viabilidad. De hecho, GM ya ha confirmado que prevé despedir a 10.000 de los 55.000 trabajadores que tiene en Europa.

Desde Reino Unido, el ministro británico de Negocios e Innovación, Peter Mandelson, ha hecho gala del pragmatismo de su Gobierno frente al cambio de planes sobre Opel, que en las islas recibe el nombre de Vauxhall, al asegurar que el hecho de que General Motors se quede con su filial ahorrará dinero a los contribuyentes de su país, de España y de Alemania.

Meses de negociaciones

Volviendo a España, lograr un pacto que asegurara el futuro de Figueruelas, donde trabajan 7.000 personas, más allá de 2013 ha costado meses de negociaciones entre los frustrados compradores, los sindicatos y el Gobierno. El acuerdo también implicaba la fabricación del 72% de los coches pequeños de la marca europea. Es decir, mantener el montaje del Meriva, parte del Corsa y el Combo, en este último caso, al menos hasta 2011, informa Manuel V. Gómez.

Ahora la situación es radicalmente distinta y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, ya ha dejado clara cual es su postura. Lo hizo en público y también en privado. Sebastián habló con la mañana con Enrico Digirolamo, vicepresidente financiero de GM en Europa. En la conversación, Digirolamo pidió tiempo a Sebastián para presentar sus planes de futuro para Opel (pero no dio un plazo cerrado), y aseguró que Figueruelas será "clave" para el grupo. El ministro, por su parte, le advirtió de que no aceptará un plan industrial que implique más recortes en la factoría aragonesa, según apuntan desde Industria.

"Es un acuerdo de mínimos. A partir de ahí podemos seguir hablando, pero nunca por debajo de ese acuerdo. Nos sentaremos a negociar, pero no volveremos a la casilla de salida", declaró Sebastián por la mañana en un acto público en Illescas (Toledo). Allí el ministro admitió que la decisión de GM le había pillado por sorpresa. En Industria también recuerdan que el fabricante de automóviles estadounidense ha participado en las negociaciones de Gobierno y sindicatos con Magna, por lo que la postura española no le tiene que resultar novedosa.

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