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El Gobierno quiere introducir la reforma de pensiones en el texto del acuerdo, con la oposición de UGT

La propuesta del Gobierno de incluir en el acuerdo económico y social (AES) un nuevo sistema de cálculo de las futuras pensiones de la Seguridad Social, que supondría en la práctica reducir su cuantía, ha provocado un fuerte rechazo de los representantes de UGT, que ayer anularon los encuentros previstos con la CEOE para terminar de perfilar los pactos. La tensión entre el Gobierno y la central socialista fue tan fuerte que llegó a poner en peligro el principio de acuerdo alcanzado en las últimas horas. Una representación de UGT, encabezada por Nicolás Redondo, se entrevisto anoche con Felipe González, presumiblemente para tratar estos temas. Fuentes gubernamentales aseguraron, sin embargo, que el acuerdo era inminente.

El principio de acuerdo alcanzado desde el pasado domingo entre el Gobierno, CEOE y UGT, sufrió un duro revés ante la propuesta del Ministerio de Trabajo de introducir en el texto del AES el compromiso de proceder a una reforma del sistema de prestaciones de la Seguridad Social. Trabajo planteó a CEOE y UGT un nuevo mecanismo para calcular la cuantía de las distintas pensiones que reduce las percepciones iniciales de las futuras pensiones, pero garantizando, como contrapartida, la revalorización automática de las mismas en función del índice de precios al consumo. Se trataría de ampliar el período de cotización necesario para tener derecho a pensión y considerar también un período mayor para calcular su cuantía. El sistema actual permite a los trabajadores elegir, dentro de los últimos diez años cotizados, los dos que más les beneficien.

Más pensionistas

El crecimiento vegetativo de número de pensionistas para 1984 se estima en un 3,92% sobre los cinco millones de jubila dos existentes. Y este fuerte aumento es uno de los más graves problemas de la Seguridad Social, cuya situación financiera a sido calificada de práctica quiebra. Este hecho, según responsables del Gobierno, sólo deja dos alternativas: o repartir mejor los recursos existentes, o subir las cotizaciones, que se encuentran ya entre las más elevadas de Europa. Las mismas fuentes han insistido en otras ocasiones que en los países de nuestro entorno no existe un sistema de prestaciones como el español y aquellos en donde existe alguno parecido se encuentran con la Seguridad Social en graves dificultades financieras.Aunque los representantes de UGT en las conversaciones del acuerdo económico y social, entendieron los planteamientos del Gobierno, se negaron a que se introdujera en el pacto referencia alguna que pudiera interpretarse como un apoyo de la central socialista hacia medidas que, presumiblemente, acarrearán una fuerte oposición popular.

UGT ha venido defendiendo que la reforma de la Seguridad Social debe ser objeto de un debate en profundidad entre las partes, en forma diferenciada al acuerdo. Y aun cuando se produjera en este marco, debía ser un tema a negociar con toda cautela y atención, mediante la creación de una comisión especial.

UGT mantuvo fuertes debates internos que le llevaron a sus pender el encuentro previsto en la tarde de ayer con los representantes de la CEOE. Los avances alcanzados en los últimos días sufrieron un fuerte revés. Y ello a pesar de que algunos de los puntos han entrado ya en proceso de redacción. En la noche de ayer una representación de UGT, encabezada por Nicolás Redondo, y formada por los responsables de la negociación del acuerdo -José Luis Corcuera, José María Zufiaur y Antón Saracíbar- mantuvieron una entrevista con el presidente de Gobierno, presumiblemente para intentar limar diferencias.

Por un lado, Trabajo quiere el refrendo de los interlocutores sociales, especialmente de UGT, en una batalla que espera sea planteada con extrema dureza por parte de la derecha y de la izquierda. Y por otro lado, la UGT, precisamente por conocer el desgaste que ello puede suponerle al sindicato, prefiere que sea el Gobierno quien cargue con esta responsabilidad. El apoyo que como central socialista se vea obligada a dar al Ejecutivo, no quiere que aparezca en ningún caso por escrito.

Frente a estas discrepancias, fuentes gubernamentales insistieron ayer en que los puntos fundamentales se encontraban perfilados y que en los próximos días se llegaría a un pacto definitivo. La confianza de estas fuentes, les llevó en algún caso a afirmar que el día de hoy sería el del acuerdo.

Desde áreas cercanas al Gobierno se ha filtrado en varias ocasiones la intención de proceder a una reforma en profundidad del actual sistema de pensiones. Aunque estas posibilidades siempre fueron negadas oficialmente, lo cierto es qué el Ministerio de Trabajo ha manejado hace unos meses varias hipótesis que llevan al mismo objetivo: reducir las prestaciones iniciales dada la situación financiera de la Seguridad Social. Distintos miembros del Gobierno han reconocido que una actuación como la que se pretende puede provocar un fuerte rechazo popular, pero que la medida es necesaria si se quiere garantizar que los trabajadores de hoy cobrarán un día su jubilación. El propio ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, ha aceptado que en el futuro habría una rebaja de las pensiones, "si se quiere que todos cobren".

Aunque sigue habiendo fricciones en otros puntos del AES, la reducción de las prestaciones de la Seguridad Social se ha convertido por ahora en uno de los puntos clave de las negociaciones. A última hora de ayer, algunas fuentes insinuaron la posibilidad de que se hubiera encontrado alguna fórmula de compromiso, a la vez que quitaban importancia al tema.

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