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La crisis financiera

Reino Unido alienta la integración fiscal en la eurozona ante las tensiones

Francia y Alemania estudian medidas para reforzar la estabilidad presupuestaria

La lenta y deficiente respuesta de la zona euro al envite de una crisis con dos caras (crecimiento bajo, endeudamiento alto) es la principal fuente de alimentación de las turbulencias en los mercados financieros. Lo que ha evidenciado el desplome de las Bolsas, apenas aliviado por el rebote de las dos últimas sesiones, es que el acuerdo alcanzado en julio por la UE para reforzar el fondo de rescate se ha quedado ya pequeño. Vuelve a abrirse paso la exigencia de acelerar la integración fiscal en la zona euro, un debate que el pacto de julio dejaba para el medio plazo. Una petición que sumó ayer un peculiar valedor, el ministro de Finanzas británico, George Osborne.

"La respuesta corta es sí", replicó Osborne cuando se le inquirió, en una entrevista con la BBC, sobre si era necesaria una mayor unión fiscal europea para hacer frente a las dudas de los inversores sobre la solvencia de algunos países de la UE. El ministro británico reconoció que siempre se ha opuesto a una hipotética entrada de Reino Unido en la zona euro porque "la lógica implacable de una moneda única lleva a tener una política presupuestaria única". Ahora Osborne cree que la única manera de responder a la desconfianza de los mercados es acelerando ese proceso.

Schäuble avisa: "Si quieren solidaridad deben tomar medidas duras"

"Un euro inestable es una muy mala noticia para nosotros", explicó el ministro británico, "debemos permitir una mayor unión fiscal, aunque protegiendo nuestros intereses nacionales". Hasta ahora, Reino Unido había mirado con recelo cualquier avance en la zona euro en materia presupuestaria, temerosa de que esa integración se extendiera al resto de países de la UE a través de las cuentas comunitarias. Eso sí, Osborne volvió a poner en primera línea de esos intereses nacionales "la defensa de los servicios financieros", una de las grandes industrias del país.

Las autoridades británicas hicieron valer esa influencia esta misma semana al bloquear la prohibición conjunta en la UE de las ventas a corto en los mercados financieros para contrarrestar el exceso de especulación con apuesta a la baja en varias Bolsas europeas. La medida finalmente fue adoptada por Francia, Bélgica, Italia y España en coordinación con el nuevo supervisor europeo bursátil.

Las nuevas funciones del fondo de rescate, que no estarán operativas hasta otoño, permitían comprar deuda pública de los países más frágiles en los mercados secundarios (pero solo si hay unanimidad de todos los países de la eurozona) e incluso conceder créditos para que los países afronten eventuales problemas con su sector financiero o con el coste de los intereses de la deuda pública. El fondo, además, podrá contar de forma efectiva con 440.000 millones de euros.

El asedio de los mercados a España e Italia ha evidenciado los límites de ese fondo. Tendría que triplicar su presupuesto para hacer frente al rescate de alguno de estos países. Y su mecanismo para comprar deuda pública es muy burocrático y exigente, nada que ver con la rapidez con la que puede intervenir el Banco Central Europeo. Expertos y políticos de diversos países abogan por ir más allá, facultando al BCE para garantizar toda la deuda pública de la eurozona o desarrollando la emisión de eurobonos.

Estas iniciativas implican una centralización mucho mayor de los presupuestos de los países europeos, una transferencia de rentas y riesgos entre los Estados miembros y la cesión de ingresos (y de cierto control tributario) a Bruselas. "No habrá una colectivización de la deuda y no habrá un apoyo ilimitado", advirtió el ministro de Finanzas alemán, Wolf-gang Schäuble, en declaraciones a Der Spiegel. Alemania y Francia preparan una propuesta conjunta sobre el Gobierno económico de la zona euro, que desvelarán esta semana. Por las palabras de Schäuble, ambos países quieren reforzar la consolidación fiscal y las reformas estructurales antes de ir más allá. "Los que necesiten nuestra solidaridad deben reducir sus déficits y reformar sus economías con medidas que pueden ser muy duras", indicó.

George Osborne, ministro de Finanzas británico.
George Osborne, ministro de Finanzas británico.CARL COURT (AFP)

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