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Carlos Solchaga prepara una remodelación urgente del Ministerio de Economía y Hacienda

Joaquín Estefanía

El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, prepara la remodelación del departamento que dirige, frenado en su funcionamiento por los continuos enfrentamientos en los primeros niveles de sus distintas áreas: Economía, Hacienda y Comercio. Esta remodelación ha sido aplazada en varias ocasiones ante la intensidad de los problemas cotidianos del ministerio, por el que pasa prácticamente la totalidad de los asuntos económicos del país. Solchaga consultará los cambios que tiene previstos con el presidente del Gobierno, Felipe González, en el viaje a Ecuador, Perú y Cuba.

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Las dificultades orgánicas del actual Ministerio de Economía y Hacienda comenzaron desde el primer momento de su refundación. Al designar ministro a Miguel Boyer en la primera legislatura socialista, Felipe González concentró en el departamento tres áreas de primera magnitud: Economía, Hacienda y Comercio. Esta concentración de poderes, además de los asimilados a su propia personalidad, fueron los que concedieron a Boyer el apelativo de superministro. La distribución de funciones y la correlación de fuerzas dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), algo exógeno al propio ministerio, dieron lugar a una curiosa situación: los tres secretarios de Estado de Boyer (Miguel Ángel Fernández Ordóñez -Economía-, José Sevilla -Hacienda- y Luis Velasco -Comercio-) no eran personas cercanas al ministro, y en algún caso, el de Sevilla, prácticamente ni le conocían.Incompatibdidad manifiesta

Sevilla, al que previamente le habían ofrecido la titularidad del Ministerio de Sanidad, fue cesado a los dos años por discrepancias graves con Boyer, y fue sustituido por su segundo de a bordo, el catalán José Borrell.

Casi desde el principio se suscitó la polémica sobre si los contenidos de las áreas de Economía y Hacienda eran los más adecuados para un funcionamiento sin tensiones. El hecho es que progresivamente se fue manifestando una incompatibilidad, incluyendo los caracteres personales, entre los titulares de Economía (Fernández Ordóñez) y Hacienda (Borrell).

Paralelamente fue creciendo la incomunicación entre Miguel Boyer y el secretario de Estado de Comercio, Luis Velasco, hasta el punto de que el ministro despachaba en muchas ocasiones con el secretario general de Comercio, Guillermo de la Dehesa, amigo personal del primero; el puenteo era frecuente.

Cuando al principio del verano de 1985 se produce la primera crisis ministerial de los socialistas y dimite Boyer, mucha gente entiende que su sucesor, Carlos Solchaga, aprovechará el momento para hacer los cambios oportunos en el departamento. No es así. Solchaga tiene que atender a la elaboración del presupuesto del año próximo y necesita a todo el staff. El único que abandona el ministerio es el director general del Tesoro, Raimundo Ortega, que vuelve al Banco de España; le sustituye José María García Alonso, hasta entonces director general de Seguros.

Los terceros niveles

El otro momento decisivo se produce pasadas las últimas elecciones generales. A ellas se presentan como diputados -y salen elegidos- los tres secretarios de Estado y los tres aspiran a entrar como ministros en el tercer Gabinete de Felipe González. Por motivaciones distintas ello no sucede; el cansancio de cuatro años de trabajo se une a las tensiones orgánicas y personales. Es de dominio público que Miguel Ángel Fernández Ordóñez y José Borrell prácticamente ni se hablan y Velasco mantiene las distancias con Solchaga y con sus homólogos.

Desde entonces el problema se agudiza, pero cambia un poco el escenario y entran en el escenario con fuerza los terceros niveles del staff. problemas entre Velasco y Guillermo de la Dehesa, que despachan pero no se hablan; problemas entre Borrell y el secretario general de Hacienda, Juan Francisco Martín Seco; problemas entre García Alonso -que ha sido nombrado subsecretario de Economía, sustituyendo a Miguel Martín (que también vuelve al Banco de España)- y Martín Seco, etcetera. En resumen, una jaula de grillos.

En la actualidad, cerrados los Presupuestos Generales del Estado de 1987 y las dificultades de la financiación autonómica, y cubierta la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, Solchaga puede acometer la reforma del ministerio. La urgencia viene dada por la situación objetiva del mismo así como por el toque de atención dado por la Presidencia del Gobierno para que resuelva unas disidencias demasiado públicas como para ser buenas.

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