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La primera crisis del euro

Sarkozy abronca a Trichet por discrepar en público con los líderes de la UE

El enfrentamiento cierra una tensa cumbre europea que deja pendientes de concretar los resortes contra la crisis

Andreu Missé

La búsqueda de soluciones a la crisis financiera ha empezado a generar serias tensiones entre los líderes políticos y los máximos responsables económicos de la UE. Una muestra de estos enfrentamientos se produjo en la reunión del pasado jueves de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno cuando el presidente francés, Nicolas Sarkozy, lanzó serios reproches al presidente del Banco Central Europeo (BCE), su compatriota Jean-Claude Trichet, por haber expresado públicamente sus discrepancias con las decisiones adoptadas por los Veintisiete en el Grupo Especial (Task Force). El malestar de los líderes quedó patente con su negativa a invitar a Trichet a la cena que se celebró después de la primera sesión.

Trichet dijo que no todos eran conscientes de la gravedad de la crisis
Merkel se declaró bastante satisfecha con los resultados de la cumbre

El malestar expresado por Sarkozy, y compartido por otros líderes, deriva del pie de página que Trichet exigió incluir en el informe del Grupo Especial acordado en la reunión del pasado 18. Una escondida nota a pie de página del citado documento indica: "El presidente del BCE no suscribe la totalidad de los elementos del presente informe". Trichet ya había expresado en aquella reunión su rechazo a la llamada "participación del sector privado en el mecanismo de gestión de crisis". Una expresión que en román paladino significa que los bancos deben compartir parte de las pérdidas si se declara la insolvencia de un Estado miembro, tal como vienen reclamando Francia y sobre todo Alemania. Trichet también había expresado su preocupación porque el nuevo sistema de sanciones a los Estados infractores del Pacto de Estabilidad no fuera lo suficientemente riguroso.

El enfrentamiento del pasado jueves se produjo cuando Sarkozy interrumpió a Trichet en el momento en que este manifestaba su preocupación porque todo el mundo "no era consciente de la gravedad de la situación" en relación al alcance de la crisis financiera. El político francés reprochó a la máxima autoridad monetaria europea haber participado en la reunión del Grupo Especial (formado por los 27 ministros de Economía, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn; el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; Trichet y presidido por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy) y después desentenderse del acuerdo con la mencionada nota a pie de página.

En su intervención, Sarkozy recordó que los políticos son quienes asumen las decisiones y que no era consecuente asistir a una reunión y luego desentenderse de sus acuerdos. El dirigente conservador francés afeó a Trichet sus supuestas pretensiones de independencia y cuestionó su capacidad de dar lecciones a los demás.

En conferencia de prensa Sarkozy hizo una velada referencia al enfrentamiento. "Creo", dijo, "que se puede reprochar a los jefes de Estado y de Gobierno muchas cosas y es completamente normal en una democracia pero no creo que se les pueda reprochar de no ser conscientes de la gravedad de la situación".

Sarkozy señaló que "tratándose de las modalidades" del mecanismo permanente de gestión de crisis, "ni Trichet, ni yo mismo, ni nadie debe entrar en las modalidades de este mecanismo en este momento".

La creación de un mecanismo permanente de gestión de crisis dominó los debates de la cumbre europea sobre todo porque requerirá la reforma del Tratado, lo cual despierta toda suerte de temores tras la arriesgada experiencia de los nueve años que ha exigido la aprobación del tratado de Lisboa.

Las características técnicas de este mecanismo permanente de gestión de crisis serán elaboradas por la Comisión Europea "en estrecha consulta con el presidente del Consejo Europeo", Herman van Rompuy. Entre estas características se deberá determinar "el papel del sector privado, el papel del FMI ( Fondo Monetario Internacional) y las condiciones muy estrictas en las que deben funcionar estos programas", según las conclusiones del Consejo. El nuevo mecanismo permanente deberá sustituir el actual temporal de 750.000 millones cuya vigencia termina a medidos de 2013.

El pilotaje de toda la operación de la creación de mecanismo permanente de rescate y sus implicaciones sobre la reforma limitada del Tratado de Lisboa se ha encomendado al presidente Herman van Rompuy. El ex primer ministro belga ha vuelto a recuperar el timón para navegar en las procelosas aguas europeas y se ha convertido de nuevo en el mediador idóneo para tender puentes entre las diversas y distanciadas posiciones de los Veintisiete. Van Rompuy negociará con los distintos líderes y presentará una propuesta de mecanismo y de reforma del tratado para la cumbre de mediados de diciembre.

También se ha dejado en manos de Van Rompuy la posible retirada del derecho de voto para los países que incurran "en violaciones graves de los principios de la Unión Monetaria ", tal como habían reclamado, la canciller alemana Angela Merkel y Sarkozy, en su declaración conjunta del pasado 18 de octubre. Pero para este segundo, Van Rompuy no tiene plazo y, según ha indicado a sus colaboradores, "se tomará su tiempo". Visto el rechazo generalizado, incluido el de Barroso, esta pretensión se da ya por prácticamente perdida.

Merkel ha convencido a la mayoría de sus colegas que sus demandas para exigir una reforma de Tratado vienen condicionadas por las exigencias de su Tribunal Constitucional. Los dirigentes europeos admiten que el actual mecanismo temporal de gestión de crisis suscita muchos interrogantes a la luz de la doctrina constitucional alemana y que por tanto hay que acabar con ellos.

Merkel, agradeció a Van Rompuy cómo había gestionado la preparación de la cumbre, y se declaró "bastante satisfecha" por sus resultados. La canciller, que considera que "los bancos y los fondos de inversión que perciben altos intereses deben contribuir a los costes de la crisis", expresó ayer su convicción de que "el euro saldrá reforzado tras los acuerdos por el endurecimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento".

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